lunes. 06.05.2024

Diluviaba en pleno verano en Varsovia. Es época de chubascos que caen como lágrimas de una sonata de Chopin. Estaba alojado en la periferia en un edificio comunista de viviendas convertido en un acogedor hotel. Había viajado para conocer una fascinante ciudad que fue destruida en un ochenta por ciento por los nazis. Me comunicaba con el recepcionista en un inglés básico. Cogería la línea de autobús que me había indicado. El centro de la ciudad se encontraba a diez kilómetros. Por fin me monté en un autobús articulado y plegué el paraguas. Abrí un plano de Varsovia y mi primer destino era el centro histórico reconstruido tras la guerra. Empecé a inquietarme, no tenía ni idea donde debía apearme, así que decidí abordar a una anciana con mucha clase, sombrero incluido, y de finos modales. Hablé en inglés, pero no me entendía: "Jak się pan czuje?" (¿cómo está usted?) me estaba diciendo en polaco pero tampoco la comprendía. 

La mujer nunca perdía la sonrisa, sabe que necesitaba ayuda y estaba dispuesta a prestármela como fuera. Decidí tirar del lenguaje universal: los signos y los gestos. Le señalé en el mapa 'Stare Miasto', el casco histórico. "Ah tak" (ah sí). Me hizo un gesto de que no me preocupara, con sus manos me dio a entender de que ella me diría cual era la parada. No le preocupaba de dónde era, solo deseaba mostrarme su hospitalidad. En un momento en que ella le ofreció un caramelo a un niño, me confundí de parada en la avenida de las embajadas. "¡Nie, nie!" Me cogió del brazo con una mirada empática. Cuando se volvió a parar la dije en español "¿Aquí?" señalando con el dedo índice. Me soltó y con una entrañable dulzura me contestó·"tak" (sí). Pese a las prisas me despedí besándola la mejilla izquierda. Por la ventanilla movió la mano en gesto de despedida. No había parado de llover y me encontraba a cien metros del Castillo Real y la columna de Segismundo con el suelo empapado.

Durante toda mi estancia en Varsovia conocí a gente muy amable, pero esta anciana estaría presente durante mi ávido trajinar pese a que tenía la sensación de caminar sobre fantasmas. Una ciudad levantada sobre una ciudad derruida y un violín judío in memoriam.

Sonata de Varsovia
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