Pereda sintió un gran afecto hacia Galdós, y le maravillaba su enorme facilidad literaria, a la vez, de fecunda, variada y continua, pero se mostró más crítico con sus ideas políticas y religiosas.
Su debut como verdiblanco fue ante el Rayo Cantabria, en Tercera División, y participó activamente en el ascenso conseguido a Segunda División al final de esa campaña.