viernes. 03.05.2024

De las palabras a los hechos

En pleno siglo XXI, la igualdad de género debe ir más allá de las palabras y las ideas para materializarse en hechos. Mientras eso no suceda, tendremos que mantener una lucha constante en contra de las muchas formas de discriminación que aún persisten en nuestro entorno y debemos hacerlo porque es una cuestión de equidad y de justicia. Así la entendemos desde el Partido Regionalista de Cantabria y por eso en este 8 de marzo, pero también el resto de los días del año, alzamos nuestra voz y encaminamos nuestra acción política a la consecución del objetivo de la Igualdad con mayúsculas, porque no nos resignamos a que siga siendo una utopía.

La igualdad entre hombres y mujeres es mucho más que una aspiración. Es una obligación social que nos concierne a todos y cada uno de los ciudadanos. No hablamos de un lema, ni de un slogan político común. Es un principio esencial, imprescindible para acabar con los obstáculos y prejuicios que limitan las oportunidades y coartan el talento de la mitad de la población en todas las facetas de la vida. Aunque a veces pueda parecer innecesario, me parece esencial seguir incidiendo en ello.

Históricamente, las mujeres se han enfrentado a todo tipo de obstáculos para construir sus proyectos de vida

A pesar de los avances y reconocimiento el valor de las políticas implementadas en las últimas décadas, la sociedad contemporánea aún enfrenta desafíos más que significativos. Es más, en demasiadas ocasiones incluso parece que retrocedemos en lugar de avanzar con paso firme hacia la igualdad. ¿Por qué sucede esto?, nos preguntamos muchos y muchas cada vez que conocemos a una nueva víctima de violencia, a una mujer limitada en su desarrollo profesional, a una madre despedida por reivindicar sus derechos laborales para poder cuidar a sus hijos… Es innegable que existen intereses y estructuras organizativas que no están comprometidos con el cambio. Pero no debemos permitir que esto nos desaliente.

Históricamente, las mujeres se han enfrentado a todo tipo de obstáculos para construir sus proyectos de vida. Primero fue la falta de acceso a la educación y la exclusión de la esfera pública. Aquellos males los sufrieron nuestras abuelas, que vivieron siempre a la sombra de sus compañeros varones y limitadas en sus oportunidades. Si echamos la vista atrás es indudable que hemos progresado, pero no lo es menos que aún estamos lejos de la meta y que nos queda mucho por hacer. Hoy en día, las mujeres hemos demostrado con creces nuestra valía en todos los ámbitos y en todos los sectores, desde la ciencia hasta la política, pasando por la cultura o la economía, y por supuesto en la familia. Es hora de que la sociedad reconozca y valore nuestras contribuciones.

Mientras la digitalización redefine nuestras vidas y nos enfrenta a nuevos desafíos, debemos adaptar nuestras estrategias para abordar esas nuevas realidades desde una perspectiva de igualdad. Porque la igualdad de oportunidades debe ser una parte integral de la transformación que estamos viviendo. Mujeres y hombres debemos tener idénticas oportunidades de acceso a la tecnología, a la realidad en línea y a las oportunidades laborales en el mundo digital. Urge cerrar la brecha de género en la tecnología y alentar a las niñas y a los niños a explorar los campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas) desde una edad temprana.

Así pues, en este Día Internacional de la Mujer, los regionalistas reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable con la igualdad y la justicia y animamos al conjunto de la ciudadanía a hacer lo mismo. Todos juntos tenemos que participar e impulsar la transformación que aún es necesaria para llegar a esa meta donde la igualdad sea un hecho y no sólo un derecho. Conseguirlo es un objetivo ético y un imperativo moral.

Ha llegado la hora de que todos seamos agentes activos del cambio. Las políticas y las leyes son importantes, pero también lo es nuestra actitud diaria, nuestro comportamiento y nuestro ejemplo. Debemos cuestionar los estereotipos de género, promover la igualdad salarial y apoyar a las mujeres en su búsqueda del liderazgo y el empoderamiento.

Nos sobran razones y argumentos para defender la igualdad de género como un compromiso inquebrantable. No permitamos los retrocesos. No nos conformemos con los avances conseguidos. Y no aceptemos la lentitud de un cambio tan necesario y urgente.

De las palabras a los hechos
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