El mundo de las drogas está repleto de mitos y leyendas sobre el efecto y el grado de gravedad de estas, sin embargo nunca hay que tomarse a la ligera la peligrosidad de estas sustancias. Aunque sí es cierto que algunas de estas drogas pueden ser utilizadas en beneficio de la salud en dosis reducidas, la mayoría presenta efectos adversos tras normalizar su consumo.
Es necesario aclarar que algunas de estas drogas son legales, aunque no por ello son menos adictivas. Es importante que si creéis que podéis sufrir algún tipo de adicción a una de estas sustancias acudáis a un experto, tal como recomiendan los profesionales de un conocido centro de drogodependencia en Alicante.
Éxtasis
Si bien mucha gente afirma que en pequeñas dosis esta droga puede ayudar a mejorar la vida sexual y a reducir las migrañas, lo cierto es que lo que sí está científicamente demostrado es que dejar de consumirla provoca paranoia, depresión, ansiedad e insomnio.
Marihuana
Una droga usada con fines médicos aunque ilegal en muchos países de Occidente, la marihuana tiene un componente adictivo que solo afecta gravemente a un 15% de la población.
Cafeína
Considerada como la droga más consumida del mundo, si se hace un consumo excesivo de forma regular puede llegar a ser adictiva, a lo que se puede depresión, irritabilidad, temblores, migrañas o sueño irregular.
Alcohol
El alcohol es una de las drogas más antiguos en cuanto al uso humano. En pequeñas dosis puede ser un buen compañero de fiesta, puesto que provoca sentimientos de confianza y alegría, pero tiene un umbral muy bajo en cuanto a consumo, puesto que es fácil pasar de ese estado a uno mucho más negativo si no se controla el consumo.
Nicotina
El principal causante de la adicción que provoca el tabaco, la nicotina es la droga más adictiva actualmente. Aunque el tabaco también incluye otras sustancias nocivas como el alquitrán o el monóxido de carbono, la peor sustancia sin duda es la nicotina, puesto que no solo afecta negativamente al cuerpo, sino que además provoca una fuerte adicción. Los adictos al tabaco pueden sufrir síntomas como dolor de cabeza, dificultad para dormir o concentrarse, tensión, irritabilidad o aumento del apetito.
