sábado. 27.04.2024

Hace una semana el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y el presidente de Correos, Javier Cuesta Nuin, alcanzaban un acuerdo para una “prueba piloto” que convertirá a los carteros de la capital cántabra en vigilantes, asumiendo algunas de las funciones que actualmente ejerce la Policía Local. Las críticas desde la oposición, que ha calificado de “barbaridad” la propuesta, y los sindicatos no se han hecho esperar, sobre todo porque los trabajadores conocieron la noticia al tiempo que el resto de la sociedad cántabra.

Siete días después, es esa sociedad cántabra la que no está convencida de esta nueva idea del alcalde del PP. De hecho, muchos han rechazado de pleno el acuerdo. El ambiente que se respira en Santander es variado, pero tiene un denominador común: nadie quiere que su cartero denuncie si su vehículo está mal aparcado.

Así lo ha manifestado uno de los vecinos. J.L.G. ha asegurado que “ningún cartero tiene porqué decir si he aparcado bien o mal”, entre otras cosas porque “ellos son los primeros que dejan sus vehículos donde pueden”. En este sentido, ha criticado lo que considera una “ocurrencia”, y se ha preguntado si el servicio postal “tiene tan poco trabajo que necesita convertirse en vigilante” de las infracciones, llegando incluso a insinuar que se puede generar un conflicto si se encuentra a un cartero fotografiando su coche.

Precisamente a este respecto se manifestó hace unos días el responsable del sector postal de CCOO de Cantabria, Juan Carlos Aizpurúa, quien pidió que no se propusieran acciones "imaginativas", un tanto "absurdas y ridículas", de las que no se ha informado, ni han sido consensuadas, y que "poco o nada" tienen que ver con el desarrollo de un verdadero plan de acción para incrementar la presencia de Correos en el mercado de la paquetería, en el que la empresa pública está aumentando su volumen de negocio.

Otro vecino de Santander, C.G., ha asegurado no entender “qué necesidad” tiene Correos de poner a sus empleados a vigilar la ciudad. En la misma línea se ha manifestado la Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos (FECAV), que ha mostrado su “sorpresa y perplejidad” ante una iniciativa que califican como una “ocurrencia a bote pronto” por parte de la empresa pública y el Ayuntamiento.

Tampoco los carteros han recibido con los brazos abiertos la propuesta. Uno de ellos, A.E., se ha mostrado reacio a tener que denunciar con su PDA las infracciones que cometen los vecinos.

Apoyo político a CCOO

La última decisión a este respecto ha llegado desde CCOO, que ha iniciado una ronda de contactos con partidos políticos y asociaciones profesionales y vecinales para sumar apoyos contra esta iniciativa. Aizpurúa ha indicado en un comunicado que esta ronda de entrevistas ha comenzado este martes con el PSOE, y ha avanzado que estos contactos se extenderán a todo el ámbito nacional para conseguir apoyos contra unas medidas que, "a todas luces", van a suponer un "deterioro" de la calidad del servicio postal público prestado.

Para CCOO, se trata de una iniciativa "estética de venta pero poco pensada" y que no se ajusta a las funciones profesionales que tiene que realizar un cartero. Una medida que, ha apuntado, ha provocado el "rechazo absoluto" entre los trabajadores que "ya de por sí están asumiendo trabajo en zonas sobredimensionadas y sobrecargadas ante los continuos recortes de plantilla estructural que la empresa pública ha llevado a cabo en los últimos años".

Aizpurúa ha criticado que Correos plantea medidas que "devoran" empleos en otros sectores y que suponen "intrusismo profesional" y ha advertido que, de prosperar alguno de estos "experimentos", CCOO emprenderá acciones judiciales al encontrarse al margen de la regulación laboral propia de los profesionales.

CCOO ha insistido en que Correos "viste de responsabilidad social la falta de estrategia" por lo que el sindicato ha vuelto a reclamar una apuesta firme por la diversificación, impulsando acciones y centrando su estrategia en el mercado de la paquetería el ecommerce, en servicios financieros y en la internacionalización.

Nadie apoya la barbaridad de Íñigo de la Serna con Correos
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