martes. 19.03.2024

En el tren de las cinco a Renedo

Mucho habíamos oído hablar de las discotecas y del “ambientazo” que había en la capital de Piélagos especialmente los domingos.

Ya sabéis, queridos lectores, de mi afición a coleccionar recuerdos. Los de este artículo son muy especiales, primero, por lo que representan para mí y segundo porque públicamente prometí escribirlo y bueno… yo suelo cumplir mis promesas.

Aquella fría tarde de enero de 1982 y acompañado por mis “mosqueteros” Chuchi Guerra, Pedro y José sacamos el billete en el apeadero de Maliaño en dirección a Renedo, en el tren de las cinco de la tarde, aquel verde y blanco que llamaban el “chispa” y que se iba llenando a medida que llegábamos a las distintas estaciones... Mucho habíamos oído hablar de las discotecas y del “ambientazo” que había en la capital de Piélagos especialmente los domingos.

En aquel entonces Renedo llegó a tener tres discotecas: “Los Gamos” que como se decía en el argot era para “parejas”, la sala de fiestas “Pilé” y mi favorita la discoteca “Pas”.

Con los ojos cerrados puedo todavía ver las luces, oler aquel ambientador y recordar la buena música que Antonio nos ponía desde la cabina del “pinchadiscos”

Podías entrar directamente por la calle dejando a la derecha la Oficina de Correos o bien por la cafetería bajando las escaleras. A la izquierda los baños y el guardarropa, donde recordaré siempre a mi amigo Eduardo Pérez.

A la derecha de las escaleras, la taquilla y ya una vez dentro, la cabina a la izquierda de la sala y la barra al fondo a la derecha. La pista era de chapa y de forma ovalada, a veces, cuando llovía se inundaba, ya que estaba por debajo del nivel del suelo. La consumición, que se servía en aquellos vasos gordos, se la pedíamos a Agustín un camarero muy atento que ya nos conocía a base de parar sábados, domingos y festivos durante una temporada.

Imagen del tren que llevaba a Renedo. Foto: Paco Pis

Con los ojos cerrados puedo todavía ver las luces, oler aquel ambientador y recordar la buena música que Antonio nos ponía desde la cabina del “pinchadiscos”. Música ambiental con Vangelis, todos los temas del Bienvenidos de Miguel Ríos y The Kinks y su Destroyer, tecno-disco con Depeche Mode y lentos preciosos interpretados por ejemplo por Johnny Halliday y especialmente “One of us” de Abba, para mí todo un himno.

Alguna vez salíamos un poco antes ya que el tren pasaba a las diez (si no había nieve en Reinosa) y nos colábamos en “Pile”, donde me contaban, había unos reservados en la parte superior muy, muy oscuros (¿qué cosas verdad?) Estábamos allí un ratuco antes de salir corriendo a la estación.

Allí en Renedo conocí a mis buenas amigas Ana, Belén , María Eugenia y María José (a las que mando un beso grande). Fueron días muy bonitos donde encontré mi primer amor, ese amor adolescente que te rompe el corazón y que nunca olvidas, fueron muy buenos tiempos, lo pasamos muy bien.

Fue en Renedo cuando llegábamos… en el tren de las cinco.

Imagen del billete de tren a Renedo. Foto: Paco Pis

En el tren de las cinco a Renedo
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