viernes. 26.04.2024

AbbAlos

No hace mucho vino por aquí el ministro Ábalos, que ya no lo es. Queda por saber si en esa fecha ya sabía que iba a ser cesado. La cuestión es que, paseado por Revilla y Zuloaga de aquí para allá, parece ser que dijo a todo que sí.

Llegados a este punto, a los cántabros nos vale con que el Gobierno central no piense que el Desfiladero de la Hermida es una pasarela de moda. Nos sirve con que no crea que La Pasiega va a ser un polígono para fabricar sobaos. Porque da la sensación de que, por mucho que imploremos en este desierto verde, seguirán pensando que Noja es Santander (como rotularon ayer mismo en una televisión) -que es lo mismo que afirmar que Ribadesella es Oviedo- y que Fuente Dé está al lado de Solares porque se trata de un manantial (Fuente Deva).

Que Cantabria cuenta, que se harán las obras y bla, bla, bla. Lo hemos escuchado no menos de un millón de veces. Y después, nasti de plasti

Que al Gobierno central le interesa poco o nada Cantabria, y lo que aquí sufra su población –unos 580.000 habitantes; un barrio de Madrid más otro de Barcelona- lo demuestra la amplia cantidad de proyectos que siguen en un cajón y con los que comercia el partido de turno que mande en el Ejecutivo de la nación cada vez que hay elecciones. Después, cero patatero: otros cuatro años estériles. Y en eso estamos, en ver cómo los próximos presupuestos forran de dinero a las comunidades autónomas de siempre y ningunean a ésta, que es la segunda con menor población solo por delante de La Rioja (al pequeño, leña: se les llena la boca de solidaridad social y se ciscan en la solidaridad interterritorial, una de las bases que debería sustentar el Estado de las autonomías).

No hace mucho vino por aquí el ministro Ábalos, que ya no lo es. Queda por saber si en esa fecha ya sabía que iba a ser cesado. La cuestión es que, paseado por Revilla y Zuloaga de aquí para allá, parece ser que dijo a todo que sí. Que Cantabria cuenta, que se harán las obras y bla, bla, bla. Lo hemos escuchado no menos de un millón de veces. Y después, nasti de plasti. El de Polaciones está preocupado porque tiene que explicarle a la nueva ministra dónde está la Cruz de Cabezuela y qué es una albarca. Ahora ya sabemos por qué Ábalos silbaba durante su visita las canciones de ABBA. Qué gran interpretación, ¡mamma mía! Qué artista el AbbAlos, siempre por detrás del purriego, faltaría más.

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