viernes. 26.04.2024

Movilidad sostenible: eterno Vía Crucis de Santander

La movilidad vertical se debe de complementar con otras medidas que mejoren la salud del peatón: las zonas de bajas emisiones, peatonalización de puntos estratégicos o la ampliación de aceras y mejora de accesos.

Desde 2007, la ciudad de Santander ha invertido más de 30 millones de euros en la creación de 15 itinerarios mecánicos que lejos de mitigar los problemas derivados de la compleja orografía y elevado envejecimiento de la ciudad han aumentado las desigualdades entre los barrios. La mayoría de estas instalaciones no están finalizadas y muchas de ellas han estado en el centro de la polémica, con largos períodos de averías que han puesto en tela de juicio la calidad de estas infraestructuras y con falta de itinerarios de bajada, también necesarios para una buena movilidad. Entonces, ¿cuál es la solución para mejorar el sistema de movilidad en Santander?

La movilidad sostenible debe de estar presente para todos los barrios, no sólo para algunos

Las obras integradas en el sistema de movilidad vertical son necesarias, pero insuficientes. La mayoría de ellas solo salvan parte del desnivel y en zonas dañadas y con un alto porcentaje de envejecimiento como el Polio o las dos laderas de General Dávila no están presentes, lo que obliga a los vecinos más mayores a coger el taxi para desplazarse al centro de salud. La movilidad sostenible debe de estar presente para todos los barrios, no sólo para algunos, aglutinándose en una visión intermodal y de información al usuario a través de una app multifunción (ubicación, aparcamiento para bicis, posibilidad de acceder a zonas en bici o patinetes…)

Por otro lado, en vez de mejorar la movilidad a través de carriles bici para quitar espacio al coche, el ayuntamiento ha ido haciendo durante estos años aceras bici que han ido en detrimento del peatón, quitando espacio y poniendo en riesgo la seguridad de la población.

Otra guinda al pastel son los parques disuasorios, inexistentes en la ciudad después de años de palabras y promesas vacuas. La idea de los parkings disuasorios es la de descongestionar el interior de la ciudad, fomentando otros medios de transportes menos contaminantes. Junto a ello, es imprescindible dotar a los barrios de parkings verticales con el objetivo de proporcionar más espacios para aparcar y ayudar a descongestionar la ciudad.

Santander necesita reducir la movilidad privada, somos la sexta ciudad con más atascos y la tercera con peor calidad del aire

La movilidad vertical se debe de complementar con otras medidas que mejoren la salud del peatón: las zonas de bajas emisiones, peatonalización de puntos estratégicos o la ampliación de aceras y mejora de accesos.

Respecto a la zona de bajas emisiones, Santander necesita reducir la movilidad privada, somos la sexta ciudad con más atascos y la tercera con peor calidad del aire, por lo que hay 63 muertes evitables todos los años según estudios del Instituto de Salud Global. En nuestra mano está proteger la salud de familiares y amigos.

La peatonalización sería buen complemento a la zona de bajas emisiones, siendo puntos estratégicos el Paseo de Pereda y Calvo Sotelo entre la rotonda de Puertochico y la Plaza de Ayuntamiento, o la rotonda de Francisco Palazuelos hasta la calle Miramar, abriendo el Parque Jado.

En último lugar, la ampliación de aceras y mejoras de accesos. Los vecinos de la Bajada de San Juan así como los usuarios del complejo deportivo Ruth Beitia son conocedores de las deficiencias presentes. En el primer caso, lugar donde se ubica el campo del Monte, la acera no tiene la suficiente amplitud para ser usada por una persona en silla de ruedas, impidiendo una movilidad inclusiva y transversal. ¿Solución? Carril de único sentido.

En el segundo caso, las personas con movilidad reducida viven un vía crucis para acceder a un punto concreto, al solo disponer con un punto de acceso. Ampliar los accesos es una obligación.

Existen soluciones ante las graves deficiencias de movilidad de la ciudad, siendo solo un puñado de ejemplos los mencionados anteriormente. Pero para conseguir una Santander accesible e inclusiva hace falta algo primordial: un compromiso real por los vecinos de la ciudad, algo que el equipo de gobierno actual carece.

Movilidad sostenible: eterno Vía Crucis de Santander
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