jueves. 02.05.2024

Sin feminismo, no hay democracia

El 8M se ha convertido con el tiempo en una cita imprescindible en el calendario de todas las administraciones públicas. Esto es una evidencia. Pero también lo es el hecho de que no para todos los representantes de estas administraciones significa lo mismo.

Todos los pasos dados hacia adelante en términos de igualdad tienen dueño, con nombre y apellidos. Y todos los pasos dados en contra, tienen copropietarios.

Nos queda un pequeño gran halo de luz en toda la niebla que se empeñan en propagar. Nuestra juventud

A más movimiento para alcanzar esa igualdad real y efectiva, más respuestas reaccionarias hemos visto por parte de quienes agitan a la sociedad. En un burdo objetivo de hacer calar la cultura del miedo, la derecha y ultraderecha más caduca se dedica a difundir bulos, mensajes e ideas que dejan al movimiento feminista, como el enemigo de los hombres.

Esta es una triste realidad. Una pésima visión a medio y largo plazo de lo que queremos ser como sociedad.

Sin embargo, nos queda un pequeño gran halo de luz en toda la niebla que se empeñan en propagar. Nuestra juventud. Es un verdadero orgullo ver las calles llenas cada 8M de mujeres y hombres dispuestos a hacer entender al resto de Cantabria y España que el feminismo no es adversario; sino el aliado.

El aliado para conseguir más y mejores derechos, para todos y para todas. El aliado para asentar las bases de una sociedad justa, en la que la igualdad de oportunidades se entiende como algo obvio. El aliado para que la mitad de la población cuenta con la mitad de la representación, que, aunque suena como algo; no lo ha sido durante mucho tiempo.

La lucha está dirigida a la igualdad de oportunidades sin importar el sexo, el patrimonio, el lugar donde residas o la familia de la que vengas

Y es que, podemos sacar en claro que, sin feminismo, no hay igualdad de oportunidades, no hay representación real de la sociedad en instituciones y puestos de dirección, no hay científicos y científicas, médicos y médicas, pero tampoco, enfermeras y enfermeros, costureras y sastres, diseñadoras y diseñadores, cocineras y cocineros...

Porque la lucha está dirigida a la igualdad de oportunidades sin importar el sexo, el patrimonio, el lugar donde residas o la familia de la que vengas.

Y en eso nos dedicamos. Nos dedicamos a sacar adelante medidas que garanticen que el acceso a un trabajo sea el mismo para todos y todas, como con la equidad en las bajas de maternidad y paternidad. Que muestren a nuestras hijas y nuestras nietas que también hay científicas, astronautas y bomberas, estableciendo la referencia femenina. Que exijan la paridad en los puestos de dirección y en las instituciones, con una Ley de Paridad, porque si somos la mitad de la población, me reitero, nos corresponde la mitad de la representación.

Quiero mirar a un futuro donde mis hijas tengan las mismas oportunidades que mi hijo, donde puedan salir a la calle sin avisarme cuando vuelven, donde conozcan el mismo número de escritores y escritoras… Pero también quiero un mundo donde mi hijo tenga la libertad de dedicarse a los cuidados, si es lo que realmente quiere, donde pueda expresar sus sentimientos libremente y donde pueda ser un aliado, donde no tenga que cargar con una construcción de la masculinidad tóxica.

Por todo lo andado y por lo que nos queda por recorrer. La lucha del Partido Socialista en pro de la igualdad y la justicia social es incesante, desde una apuesta política paritaria donde las políticas de igualdad deben ser transversales e impregnar el conjunto de nuestras actuaciones.

Hoy 8 de marzo, seguimos reivindicando la necesidad de unir fuerzas por el avance y contra la regresión de derechos.

Todas a la calle. ¡Viva la lucha de las mujeres!

Sin feminismo, no hay democracia
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