viernes. 26.04.2024

AstraZeneca es el mercado, amigos

Es verdad que no es la única empresa que lo hace, que pone por delante sus intereses económicos por encima de la ética, pero ya se sabe en este mundo de tiburones, como dijo aquel vicepresidente, que ha acabado con sus huesos en la cárcel, es el mercado amigo, y el que más paga, se lleva la parte más grande y mejor de la tarta. No se puede, ni se debe olvidar, cómo estarán los que no tienen medios ni para contar sus muertos por la pandemia. 

La Unión Europea con la gestión de las vacunas se ha coronado, primero ha financiado a grandes laboratorios que cuando han conseguido la vacuna se han olvidado de esa financiación, e incluso en algunos casos de los contratos firmados, y ante la petición de vacunas, le han sacado el dedo, y le han dicho que se pongan a la cola, que "si quieres que cante, la gallina por delante", y cuanta más gallina, más vacunas. 

Israel, los Emiratos Árabes, y otros son sospechosos de haber pagado, según los datos periodísticos, hasta 10 veces más del valor de mercado de las vacunas, y aún con todo ello, ha sido un negocio beneficioso para ambas partes. Las farmacéuticas por el dinero que se han llevado, y estos países por haber conseguido en menos tiempo parar la pandemia, evitar muchas muertes y grandes gastos hospitalarios, a lo que se debe sumar la rentabilidad política y de imagen internacional para dichos países. La lucha de las vacunas tienen su apartado lucha por el poder, por el prestigio, desde un nacionalismo, que Putin, Johnson, Netanyahu... han sabido ver, y donde sin duda Europa ha perdido prestigio, pero sobre todo vidas.

Hemos visto, como lo que no se había logrado con ningún tema, lo han logrado las vacunas, Boris Johnson consiguiendo unos índices de popularidad que ya quisiera algún presidente de la Unión Europa. El Brexit, aquello que iba a ser tan grave para los ingleses, han sido capaces de reconvertirlo, y lo que es grave es la situación que sufrimos al otro lado del canal de la Marcha.

Aquí parece que cada uno aporta lo que no quiere en su país, así el parlamento europeo se considera políticamente un cementerio de elefantes

Esta Europa que tantas veces mira por encima del hombro o los demás, con un complejo de superioridad que igual había que mirárselo, y que sin duda, la gestión de vacunas ha sido, o debe ser una cura de humildad. Ahora bien, aquí parece que cada uno aporta lo que no quiere en su país, así el parlamento europeo se considera políticamente un cementerio de elefantes, lugar donde se manda a los incómodos, los díscolos y los torpes, con una patada hacia arriba, y un sueldo que ya quisiéramos los demás ciudadanos.

Un equipo por muy bien pagado que esté, si en lugar de tener los más preparados de cada país tiene, y con todo respeto, los descartes de cada partido, lo normal es que esto no funcione demasiado bien. Muchas veces es ese lugar donde todos, sin distinción de ideologías, pueden quitarse su responsabilidad y ponerla a miles de kilómetros, todo un chollo para nuestros gobernantes, donde siempre se puede decir "la culpa es del chachachá", digo de esta Europa de la burocracia y la ineficacia. 

Lo de AstraZeneca, esta empresa farmacéutica con sede en Cambridge, es un canto al despropósito, al menos en esta pandemia

Lo de AstraZeneca, esta empresa farmacéutica con sede en Cambridge, de influencia y parte del capital sueco, asociada a los investigadores de Oxford, es un canto al despropósito, al menos en esta pandemia, tiene como CEO a Pascal Soriot, un empresario francés, al que quizás no le pongan un monumento en París, sus declaraciones son, por llamarlo suavemente, imprudentes; con un enfrentamiento hacia la Unión Europea que cuesta entender. Esta farmacéutica, una de las más importantes del mundo, aunque su comportamiento en esta pandemia sea un escándalo, merecedor no solo de una comisión de investigación, sino de la dimisión de todos los que han participado en los acuerdos con esta banda de presuntos piratas, sin parche en el ojo, pero con menos escrúpulos, que por las informaciones facilitadas por los propios responsables políticos y medios de comunicación, da la impresión de que se está jugando con la salud y la vida de tantos ciudadanos. Es verdad que no es la única empresa que lo hace, que pone por delante sus intereses económicos por encima de la ética, pero ya se sabe en este mundo de tiburones, como dijo aquel vicepresidente, que ha acabado con sus huesos en la cárcel, es el mercado amigo, y el que más paga, se lleva la parte más grande y mejor de la tarta. No se puede, ni se debe olvidar, cómo estarán los que no tienen medios ni para contar sus muertos por la pandemia. 

Estos días las autoridades italianas han encontrado, muy cerca de Roma, 29 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca, de las que no tenía conocimiento la Unión Europea, y la sospecha de que estaban preparadas para ser enviadas al Reino Unido, con el fin de asegurar la segunda dosis en este país. Una más en la credibilidad de esta empresa, hace poco tiempo facilitó datos públicos sobre la efectividad de su vacuna, que desde Estados Unidos se han cuestionado por ser una información obsoleta. Así la propia farmacéutica reconoce el citado error. 

Hay colectivos médicos que siguen con preocupación la relación entre la administración del fármaco, y la aparición de trombos

Con todo lo más grave ha venido por los efectos secundarios de esta vacuna, las posibles trombosis nos han metido el miedo al cuerpo a tantos ciudadanos. Hoy todavía siguen algunas dudas sobre la seguridad de la vacuna de AstraZeneca, por mucho que nos digan que tiene menos riesgos que tomar una aspirina. La Agencia Europea del Medicamento ha dado el visto bueno para seguir con la vacunación. Sin embargo, hay colectivos médicos que siguen con preocupación la relación entre la administración del fármaco, y la aparición de trombos. Es cierto que no existe el riesgo cero, pero si tenemos dirigentes tan irresponsables, actuaciones poco éticas, es normal que las sospechas y los miedos con fundamento o sin el mismo estén ahí.

Por otra parte, hay contratos con otras grandes compañías a los que se han dado importantes cantidades de plata, mosca, cuartos... para la investigación a cambio de las vacunas, de las cuales, ni saben, ni contestan, ni aparecen en los medios, lo que no es menos escandaloso. Los países con una gran influencia en la Unión Europea parece que tienen bula para poder, con los recursos de todos, financiar a sus grandes empresas, inversiones que luego no tienen resultados, ¿quién pide cuentas?, ¿quién hace la función de control a los contratos firmados? Encima para vergüenza de todos no podemos conocerlos ni en su literalidad, ya que pueden amenazar con demandar a los firmantes de los mismos. Esto es una locura, es verdad que en tiempos de tempestad todos temblamos por los fuertes vientos, pero también siempre aparecen los que despliegan, rápidamente, sus velas para aprovecharse de los mismos, aunque con ello pisoteen o pasen por encima de los demás.

La lentitud en la vacunación está produciendo la pérdida de vidas cada día, limita nuestros derechos fundamentales y la situación económica nos sigue amenazando por no volver a la normalidad. Mientras todo esto pasa, nuestros responsables políticos están muy preocupados por presentar mociones de censura o adelantar elecciones, ¡qué indignidad! Ni siquiera han sido capaces de legislar normas claras y específicas para dar una mayor seguridad y certeza a los ciudadanos.

Vivimos en "el estado de las incongruencias" de nuestros dirigentes, se puede venir desde cualquier rincón de la vieja Europa a nuestro país, y sin embargo no podemos pasar de Llanes a Unquera, de Aguilar a Reinosa, de Muskiz a Castro. Es desconcertante que cada semana tengamos que estar pendientes de conocer las normas vigentes: el toque de queda, el horario de los establecimientos, todo según zonas, y todos seguimos viviendo en un Estado de Alarma. Ya tenemos aquí la Semana Santa, cada uno con su vía crucis particular. No nos vendría nada mal unas gotas de optimismo. Cierto que siempre es más fácil criticar que aportar, pero... 
 

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