lunes. 06.05.2024

El hombre acusado de asesinar en febrero de 2022 a la mujer que le había acogido en su casa en la calle Marqués de la Hermida de Santander ha asegurado que nunca tuvo intención de acabar con su vida, sino que la ató y amordazó para que le dejara fumar cocaína "tranquilamente", y que la tapó la cara con una almohada o cojín para que "no gritara" mientras la Policía trataba de acceder al piso.

"En ningún momento yo la he querido matar", ha manifestado este lunes en el arranque del juicio contra él, que se celebra esta semana en la Audiencia Provincial de Cantabria, y en el que el procesado, de 39 años, se enfrenta a 20 de cárcel que pide el fiscal -y a prisión permanente revisable que reclama la acusación particular, ejercida por dos de las hijas de la fallecida, que tenía 69 años-.

Según ha explicado el enjuiciado durante el interrogatorio, en el que ha respondido a preguntas de todas las partes, antes de los hechos -sucedieron el día 18 de madrugada- llevaba consumiendo cocaína "unos catorce meses seguidos, día y noche, de lunes a domingo", ha apostillado.

En su relato ante el tribunal, Guillermo B.C. ha indicado que a su casera -con la que llevaba conviviendo mes y medio- no le "gustaba" que consumiera drogas y por eso no le "dejaba" que lo hiciera, aunque ha matizado al respecto que no le quitaba las sustancias, sino que entraba en su habitación y le "presionaba de palabra" para que no las tomara, sin que llegaran a tener "peleas graves" por este motivo.

Tras señalar que esa noche solo quería seguir fumando "tranquilamente", el enjuiciado ha explicado que para tratar de conseguir su propósito entró en el dormitorio de la víctima y la ató de pies y manos, dejándola tumbada sobre su cama.

Más tarde, la puso un cojín o almohada sobre la cara, durante varios minutos aunque "sin apretar", según ha aseverado, explicando que su objetivo es que no gritara y no la oyeran los agentes de la Policía Nacional que intentaban abrir la puerta de la vivienda, y que se habían personado en el lugar a raíz de la llamada de alerta a los servicios de emergencia que había logrado hacer la mujer.

Así, el "plan" del acusado -que ha pedido "disculpas" y "perdón" a los familiares de la fallecida- era que los efectivos policiales no escucharan nada y se fueran, para poder consumir "tranquilamente" la cocaína, desatar después a su casera y marcharse del piso, según ha declarado en la vista, en la Sección Primera de la Audiencia.

El hombre, en prisión provisional desde lo ocurrido y que cuenta con antecedentes penales por once hechos delictivos -entre ellos violencia de género y doméstica, quebrantamiento de condena o resistencia a la autoridad-, ha detallado que empezó a consumir cocaína a los 18 años, pero de forma esporádica.

Al respecto, ha apuntado que obtenía el dinero para la compra de la droga de su labor como vendedor de ropa -a particulares y en mercadillos-, negocio en el que llevaba quince años y por el que obtenía hasta "500 euros al día o más".

El acusado -al que la Fiscalía también reclama una indemnización de 85.200 euros a las hijas de la fallecida, que elevan dicha petición a 110.760 euros- ha enfatizado que durante los catorce meses anteriores a los hechos enjuiciados "fumaba todos los días, desde que me levantaba".

Al hilo, ha precisado que a su casera no le gustaba que se drogara y le "controlaba muy a menudo", entrando incluso en su dormitorio, donde él entendía que podía hacer lo que quisiera.

"SOLO PENSABA EN CONSUMIR"

Así, el día 17 de febrero de 2022 empezó a fumar por la mañana y, cuando se le acabó la cocaína -que cocinaba con amoniaco-, compró más por la tarde. De noche, le "entró mucha ansiedad" y "solo pensaba en consumir", por lo que llamó a su 'camello' para que le trajera más.

Pero como la mujer no le "dejaba" fumar -le "presionaba de palabra" para que no lo hiciera, ha reiterado-, se sintió "tan desesperado" que cogió una navaja que había sobre una mesa en el pasillo y cortó una sábana en tiras, con las que ató y amordazó a la víctima pasada la medianoche, "antes" de bajar al portal a por la droga, cocinarla y consumirla. "La única manera de poder consumir tranquilamente era atarla de pies y manos", ha zanjado.

En un momento determinado, la mujer -a la que no había quitado el teléfono móvil y lo tenía a su lado- logró avisar a los servicios de emergencia, y gracias a esa llamada se personaron en el lugar, ya de madrugada, policías nacionales, que "aporrearon la puerta" del piso.

Ante esto y dadas las "circunstancias" en las que se encontraba el sospechoso -"mi mente estaba nula", ha manifestado-, se asustó y entró en la habitación de la mujer, comprobando que "estaba viva" pues "se agitaba" y "se movía".

De acuerdo con la versión del sospechoso, pidió a su casera que no gritara al entender que si los agentes no oían nada se irían del lugar, y él la desataría y abandonaría el piso. "Mi plan era ese, pero no me dio tiempo a desatarla", se ha lamentado. "Tenía miedo de abrir. Estaba totalmente nulo", ha remachado.

Al respecto, ha aludido a los síntomas que provoca el consumo continuado de cocaína durante tantos meses. "No piensas. Si estás en mejores cabales, les abres la puerta (a los agentes) y ya está: ningún problema".

A preguntas del fiscal, ha precisado que la mujer podía hablar pero no chillar, ya que le había colocado una tira de la sábana sobre la boca. Pero también ha indicado que mientras los policías intentaban acceder al piso, cogió un cojín o almohada y se lo puso sobre la cara, tapándole la nariz y boca aunque "sin apretar", según ha alegado.

En este punto, ha relatado que la víctima continuaba moviéndose -"si le estoy tapando la boca es norma que quiera escaquearse", ha razonado- y hablando. Sobre esto último, ha aseverado que le ofreció dinero a cambio de que no la matara, aunque él ha insistido en que no quería ninguna suma ni tampoco acabar con su vida.

20 MINUTOS

Ha afirmado que los agentes tardaron unos "20 minutos" en tirar la puerta abajo, momento en el que cree que la mujer seguía con vida, aunque no está seguro de ello, pues había dejado de hablar. En cualquier caso, cuando accedieron al domicilio, les dijo que le detuvieran, pese a que ha insistido en que no sabía que la mujer "estaba muerta": "Pensaba en todo momento que estaba viva".

Finalmente, a preguntas de su abogado -que califica los hechos como un homicidio con la concurrencia de la eximente incompleta de alteración psíquica y/o la atenuante de drogadicción- ha destacado que la manera en que consumía droga es "más fuerte" y tiene mayores efectos, hasta el punto de que "no eres consciente" de lo que haces.

Ha añadido que lleva casi año y medio sin drogarse y que se encuentra "bien", aunque "bajo de moral" y como "perdido". También ha desvelado que iba a dejar la vivienda de la víctima "en cuestión de días".

En la vista ha declarado además una testigo, vecina de la fallecida, con la que no tenía mucha confianza pues llevaba poco tiempo viviendo en el lugar, y que tampoco conocía a su inquilino, y aunque no le había visto, sí les había oído hablar. La noche de los hechos escuchó a la Policía, que estuvo "bastante rato", sin precisar cuánto, aunque ella se quedó dentro de su casa.

El juicio continuará este martes, también a partir de las 9.30 horas, con el resto de la prueba testifical, para dar paso después a la pericial, conclusiones e informes de las partes, y veredicto del jurado.

El acusado de asesinar a su casera asegura que "en ningún momento" quiso matarla
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