jueves. 28.03.2024

Son muchas las ramificaciones del Camino de Santiago, pero no todas son conocidas. Una de las menos frecuentadas es el Camino Inglés, que desde La Coruña tiene una longitud de 72,8 kilómetros. Y este ha sido el recorrido elegido por la tripulación del velero Klaudia para llegar a Santiago de Compostela. La expedición, después de un desayuno en el propio barco, tomó una balsa que la acercó hasta la ría O Burgo y, desde allí, comenzó su aventura a pie, la segunda parte de este viaje organizado por Náutica Puerto Gris.

Este primer tramo, con parada final en Mesón do Vento, han sido 23,5 kilómetros entre “paisajes idílicos y polígonos”, un “gran contraste de todo lo que se puede ver en el Camino”, ha explicado Jesús de la Hoz, miembro de este grupo formado por montañistas experimentados que han realizado este trayecto, que cuenta con un desnivel de 700 metros, a un “ritmo infernal”, incluida la subida de la rampa de Carral.

Ruta de La Coruña a Mesón do Vento realizada por el grupo | Foto: Náutica Puerto Gris
Ruta de La Coruña a Mesón do Vento realizada por el grupo | Foto: Náutica Puerto Gris

Y al igual que ocurriera con las jornadas en la mar, el viaje ha estado marcado por la solidaridad, las experiencias personales y las anécdotas, que confirman la idea de que el Camino es un lugar diferente, único, en el que la amabilidad, la gratitud y la ayuda al prójimo son algo más que señas de identidad: son una forma, la única forma, de entender la vida.

De hecho, una de estas anécdotas ha estado protagonizada por una mujer que viajaba en coche. Al pasar junto al grupo no solo se ha parado, sino que se ha bajado para preguntarles si iban en dirección a Santiago. Ante la respuesta afirmativa, la mujer les pidió que rezaran por su marido. Fue en ese momento cuando el grupo se detuvo a conocer un poco más de la historia de Amparo, que así se llamaba. Su marido, Leonardo, había fallecido poco antes. Evidentemente, el grupo aceptó y retomó su camino con esa promesa incorporada a sus mochilas y sus propios deseos.

La expedición del Klaudia ha recorrido paisajes idílicos impregnados de religión | Foto: Naútica Puerto Gris
La expedición del Klaudia ha recorrido paisajes idílicos impregnados de religión | Foto: Naútica Puerto Gris

Experiencias como esta, explica De la Hoz, son “muy personales”, y hasta cierto punto habituales en el Camino de Santiago, donde la gente “siente de corazón el recibir y cuidar a los peregrinos”, alejados de redes sociales, postureo o cualquier otra motivación que no sea prestar asistencia a aquellos que peregrinan hasta la Catedral del Apóstol.

Este Camino Inglés, como decíamos, es de los menos conocidos. De hecho, “no ha habido peregrinos en toda la ruta”, por lo que la expedición ha ido prácticamente en solitario, sellando las credenciales que certifican el recorrido del camino y contando siempre con recomendaciones y avisos de aquellos que viven en la zona.

El grupo del velero Klaudia, descansando en Casa Avelina | Foto: Náutica Puerto Gris
El grupo del velero Klaudia, descansando en Casa Avelina | Foto: Náutica Puerto Gris

Mención especial merece Casa Avelina, en Carral, uno de los lugares más conocidos de esta etapa del Camino de Santiago. Un lugar especial, famoso a nivel nacional, regentado por dos hermanas, Avelina y Carmen, que son conocidas por el “trato con el que reciben a los peregrinos, se desviven por ellos”. No tienen una carta establecida, ofreciendo siempre lo que tienen en la despensa. Y solo cobran la bebida; el resto, la voluntad de lo que quieran aportar los peregrinos.

Tras reponer fuerzas en este emblemático local del Camino Inglés, el grupo puso rumbo a Mesón do Vento, a donde llegaron a media tarde para descansar y prepararse para la siguiente etapa, que les llevará a las inmediaciones de Sigüeiro.

El Camino Inglés, una “experiencia muy personal” tras tres días de navegación
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