jueves. 02.05.2024

Cada 2 de febrero, el mundo conmemora el Día de los Humedales, espacios naturales que representan el hogar de miles de especies animales y vegetales, y que en el caso de Cantabria son un “patrimonio natural único”, tal y como lo ha definido el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, en un acto celebrado este jueves en Noja. Prueba de su relevancia es que, aunque solo representan el 6% de la superficie terrestre de todo el mundo, son el hábitat del 40% de todas las especies. En el caso concreto de Cantabria, en la actualidad sirven de refugio a 32.168 aves de 69 especies diferentes, muchas de ellas procedentes de territorios más fríos que hacen de la región su hogar durante el invierno, si bien se ha registrado un descenso debido al cambio climático.

Su conservación depende, en buena medida, de la acción del ser humano. Según las estimaciones del Ministerio para la Transición Ecológica, entre 1970 y 2015, los humedales se han reducido aproximadamente un 35%, tres veces más de la tasa de pérdida de masas boscosas. Los motivos son varios. Según la ONU, el crecimiento de la población, la producción y un modelo de consumo insostenible, unidos al desarrollo tecnológico y al ya mencionado cambio climático, han provocado este retroceso. Por eso Cantabria ha lanzado un mensaje de concienciación social que debe empezar por los más pequeños.

De hecho, en comparación con años anteriores, en Cantabria se aprecia una disminución global del número de aves debido a los efectos del cambio climático. Los humedales de la región han sido siempre un refugio frente a los rigores del invierno centroeuropeo, pero el aumento de la temperatura media en el hemisferio norte está incidiendo en los movimientos migratorios de las aves acuáticas, que no tienen necesidad de bajar tan al sur.

Por ello, durante el evento celebrado este jueves, Revilla ha felicitado el desarrollo de este tipo de iniciativas para concienciar desde la infancia acerca de la importancia de conservar los humedales y proteger la fauna "tan maravillosa" que tiene Cantabria. El hecho de elegir Noja y el puesto de vigilancia instalado en la Marisma de Victoria (que pertenece al Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel) no es casual: en esta estación se anillaron 1.052 aves de 38 especies en 2022 gracias a la colaboración de casi un centenar de voluntarios, acumulando cerca de 5.000 ejemplares desde 2018.

Asimismo, la Marisma de Victoria acoge más del 50% de las aves acuáticas invernantes que registra Cantabria, siendo el territorio con mayor población de la región. Pero más allá de los datos, los humedales también son fundamentales como solución al cambio climático.

Espacios como turberas, manglares y praderas marinas son los sumideros de carbono más eficaces de la Tierra, encargándose de capturar y almacenar el doble de carbono que todos los bosques del mundo juntos. Por su parte, los humedales costeros reducen el impacto de los huracanes y los tsunamis, fijan la línea de costa y resisten la erosión en caso de subidas del nivel del mar. Su destrucción, por el contrario, implica la emisión de grandes cantidades de carbono.

Cantabria cuenta en la actualidad con 23 humedales, lo que unido al número de aves que en ellos habitan dan una idea del “buen estado” en el que se encuentran, según ha señalado el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Alimentación, Pesca y Medio Ambiente de Cantabria, Guillermo Blanco.

Prácticamente todos ellos cuentan con figuras de protección que garantizan tanto su conservación como las “buenas condiciones biológicas y tranquilidad para las aves”. Del total de humedales, cuatro concentran el 83% de las aves, entre los que destaca el de Noja seguido por la Bahía de Santander, la Ría de San Martín y el Embalse del Ebro.

Entre las aves que pueden verse en las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, algunas de las cuales proceden de países como Noruega, Francia, Gran Bretaña y Bélgica, destacan el corremolinos común, la gaviota reidora, la cerceta común, el ánade azulón y el silbón europeo.

El cambio climático provoca un descenso de aves en los humedales de Cantabria
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