viernes. 03.05.2024

Koldo

Koldo es el arquetipo del burdo sinvergüenza que ronronea alrededor de los que mandan, siempre con una argucia en la cabeza para sacar tajada, siempre con una idea cutre para apañar unos euros, siempre con las manos listas para la rapiña

Koldo, que es un nombre que evoca a esos vascos rudos de los chistes que cortan troncos y levantan piedras, le ha hecho una putada al PSOE como un piano de cola. No solamente porque, presuntamente, se lo ha estado llevado caliente y a lo tonto mientras era asesor de un ministro. Tampoco porque el ministro, vete tú a saber por qué, presuntamente no se enteraba de los manejos de Koldo. Ni siquiera porque Koldo ascendiera de vigilante de seguridad a consejero de Puertos del Estado sin estar claros sus méritos, más allá de ser colega del que le nombró. No. Koldo ha abierto la trampilla del oscuro sótano en el que en el Partido Socialista, entre humedad y olor a moho, se agazapan más Koldos y más cargos con firma amigos de los Koldos, con sus chanchullos y su tinglado de trincar. Nada, por cierto, que no escondan también los demás partidos de esta madura democracia nuestra, porque donde se juntan dinero y poder, hay chorizos y moral laxa y poca decencia. Cualquier formación política que reniegue de sus Koldos miente.

El desparpajo mangante no necesita robos sofisticados

Koldo es el arquetipo del burdo sinvergüenza que ronronea alrededor de los que mandan, siempre con una argucia en la cabeza para sacar tajada, siempre con una idea cutre para apañar unos euros, siempre con las manos listas para la rapiña. A la sombra de cada político honesto, de cada funcionario honrado, que son en ambos casos la mayoría, acampan un par o tres de Koldos cutres esperando una oportunidad al despiste. Para ascender por pelota sin saber hacer la o con un canuto, para llevarse una cesta por Navidad a cambio de una llamada o para unas entradas para el fútbol por haber colado a alguien en una fila. No hacen falta comisiones millonarias para que Koldo sea Koldo, que va. Hay muchos Koldos mondos y lirondos que se pringan por migajas. Pero están y son tan mierdas como los que lo sacan a carretadas. El desparpajo mangante no necesita robos sofisticados.

Y cada Koldo viene en lote con un Ábalos, porque no se entienden el uno sin el otro. No hacen falta complicidades. Basta con que el Ábalos del combo se haga el loco, esté distraído o sea un pardillo. Que de esos hay muchos también, convencidos de que están en las alturas y no necesitan ocuparse de todo. Apoltronarse y perder la perspectiva parecen consecuencias lógicas. Como es rodearse de colegotas que de repente saben hacer de todo, cuando hasta ayer sólo eran el compañero torpe del instituto, el vecino gracioso del cuarto o el pagafantas del gimnasio. Los Ábalos de un ministerio, un gobierno regional o un ayuntamiento, del PP, del PSOE, de Podemos, de VOX, o de la UCD, con su flácida actitud vigilante, muchas veces por pura soberbia, engordan siempre al Koldo de jornada, en un ciclo pernicioso y voraz del que surgen otros Koldos como la roña en una casa abandonada. La rueda de la miseria humana tiene el radio muy grande, y nunca deja de girar.

Los Koldos a la sombra de los Ábalos tienden a ser tan vulgares como sus mangancias, aunque se lleven millones en mordidas

La política es una noble dedicación en la que se ponen las capacidades individuales al servicio de procurar el bienestar colectivo, usando el dinero de todos para conseguirlo, que para eso se aporta. Pero también es el caldo de cultivo ideal para que de repente aparezca un Koldo cualquiera y levante hasta los centros de mesa. Sobre todo los centros de mesa, que son el robo más cochambroso y vulgar en las bodas. Los Koldos a la sombra de los Ábalos tienden a ser tan vulgares como sus mangancias, aunque se lleven millones en mordidas. Claro está, por demás, que ser cutres no les justifica el saqueo. Ni tampoco al que les puso donde les puso les alivia la responsabilidad por haberles puesto. Porque cada cual tiene su culpa, y debe asumir las consecuencias. Los unos por el expolio y los otros por no estar pendientes. Koldos y Ábalos también son un pack en el delito, aunque solamente se lleven los bolígrafos. No valen excusas. Para no tener que pagar la tropelía, ni hay que cometerla ni hay que consentirla estando en Babia.

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