martes. 19.03.2024

Nochevieja, olor a pólvora

La pólvora se quemaba esperando el momento mágico de las campanadas, incluso algún vecino no tiraba petardos, sino que disparaba los doce cartuchos de su escopeta de caza subido al tejado.

Me trae la Nochevieja, como cada año, recuerdos y olor a pólvora de petardos; aquellos que seguro compraba en compañía de los chavales del barrio en el bar tienda de “Cholo”.

Frío de invierno en la cara y fósforos de los Pirineos para encender los petardos multicolores de una peseta y, de vez en cuando, los de cinco pesetas de mecha corta y muchísimo más ruidosos, claro.

Varios aromas se mezclan en la cocina: langostinos, cordero o las famosas “tostadas” con un chorrito de Cointreau. Ya que hablo de las bebidas, mención especial para las botellas de sidra El Gaitero, Valle Vallina y Fdez, que comprábamos en el economato de Standard. Éstas estaban ya preparadas y en la mesa me imagino también Anís, Benedictine y otros licores, ¡La noche lo merece!.

No estaba Ramón García ni la Pedroche en las campanadas de aquellos años, cosa rara, pero me imagino a Laura Valenzuela y Joaquín Prat, él con la capa y su natural desparpajo, saludando a los españoles desde la televisión en blanco y negro, por supuesto.

No dejo de recordar cada Nochevieja, esta también, el soniquete de fondo al aproximarse las furgonetas de las cuadrillas que se repartían por toda Cantabria para pedir “…a favor del Asilo de los ancianitos de Santa Lucia…”. Era cuando con todo entusiasmo y algo de vergüenza les dábamos una botelluca de vino y un “duro” y escuchábamos al locutor que acompañaba al chófer diciendo: ”Muchas gracias por el donativo, los ancianitos lo recibirán esta noche... ¡Que Dios te lo pague!”.

Dos ediciones estuve colaborando en la cuestación en los años 1981 y 1982. El desayuno en el Bar Habana de Maliaño y la comida (unas alubias rojas riquísimas) en Casa Inés de Igollo de Camargo. Allí se repasaban todas las incidencias… "la cuadrilla de Manolo Mora ha pinchado en Mortera y la de Landa necesita una nueva furgoneta porque la que tenían está llena...”

Estas noticias eran comentadas por Arturo Moreno en Radio Santander dentro del programa “Venga Usted por el regalo”, un espacio radiofónico que daba cobertura a los donativos de los oyentes personados en la calle del Martillo. En él se alternaban las entrevistas desde el estudio con las noticias que enviaban las cuadrillas desde los teléfonos de los bares o desde alguna casa particular. Por supuesto, la radio en la cocina, bien alta, para escuchar qué pasaba.

En los barrios, como en el mío, el ir y venir de vecinos y familiares; algunos llegaban en sus coches y otros cruzaban a las casas para desear lo mejor en el ya cercano Año Nuevo, ¡Que paséis buena noche!, ¡Feliz Año! Se oía sin cesar…

Y mientras tanto la pólvora se quemaba esperando el momento mágico de las campanadas, incluso algún vecino no tiraba petardos, sino que disparaba los doce cartuchos de su escopeta de caza subido al tejado.

Nochevieja, olor a pólvora... Feliz año a todos. Un abrazo.

Nochevieja, olor a pólvora
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