miércoles. 24.04.2024

Lo mejor de España, el deporte femenino

Pasó primero en la larga crisis y ha vuelto a ocurrir en los últimos años. Me refiero al hecho de que las mejores noticias que ha tenido España, a falta de concordia política, trabajo, dinero y perspectivas, ha venido de la mano del éxito del deporte denominado como femenino. ¿Se reconoce el hecho? No, y en este artículo voy a contarles por qué.

Así como el fútbol es el abusón del deporte a la hora de hacer de menos a todas las demás especialidades, utilizar el masculino y el femenino para diferenciar lo que practican hombres y mujeres crea unas diferencias que, como ocurre con los sueldos, beneficia más a los primeros que a las segundas. España vive una época gloriosa con respecto a los éxitos internacionales de la mujer en el deporte, y albergo todas las dudas respecto a que seamos conscientes de ello y estemos dispuestos a reconocerlo y, sobre todo, ponderarlo como el hecho merece. La Transición de la dictadura a la democracia cambió muchos de nuestros tradicionales defectos en casposidades varias, siendo el principal inocular socialmente la práctica deportiva para pasar del fracaso a subir al podium de los ganadores.

Tanto cambio de cargos en la radiotelevisión pública debe impulsar la emisión de torneos en los que participan las mujeres

Dicho y hecho: la reiterada recogida de trofeos, medallas y diplomas por parte de nuestras deportistas supone a mi juicio la mayor contribución para el afianzamiento de una igualdad que ha de ser visible en todos los aspectos de la vida. Es cierto que los medios de comunicación, en especial los deportivos, son cada vez más afines al seguimiento que hay que hacer al deporte femenino. Cabría esperar en este sentido que tanto cambio de cargos en la radiotelevisión pública española sirva para impulsar la emisión de torneos en los que participan las mujeres. Kierkegaard, considerado el padre del existencialismo, dijo que tenemos que encarar lo que somos, ya que eso es lo que cambia lo que somos. Y aquí entra la mentalidad con la que afrontamos todo aquello que nos pasa a lo largo de nuestra existencia.

Las deportistas en general no se cansan de demandar visibilidad hacia todo lo que hacen. La imagen, la foto y la información siempre son necesarias. Pero su mayor anhelo es que la normalidad impere en lo que hacen y de esa naturalidad surja una igualdad que haga desaparecer diferencias, discriminaciones, omisiones y olvidos. Aquí los gestos son esenciales. Este mismo verano saltaba la noticia de que en un viaje en avión de los equipos masculino y femenino de fútbol del Barça, los hombres viajaban delante, en clase business, y las mujeres detrás, en clase turista. El caso tuvo, como debe ser, gran trascendencia, y muchos fueron, yo el primero, los que buscaron un equilibrio entre lo ocurrido y las muchas ocasiones en las que un club como el Barcelona ha sido total ejemplo en el cumplimiento de los valores esenciales, y la igualdad es uno de ellos. Pero estas son las cosas que ocurren aún en España, y que ponen de manifiesto que a las mujeres les cuesta ser reconocidas con respecto a lo mismo que pueda hacer un hombre, como por ejemplo jugar al fútbol.

Los primeros que han de acostumbrarse a tuitear la pasada que son nuestras deportistas son los jóvenes de ambos sexos

Aún se recuerda la gran pifiada de la Selección de fútbol de España en el último Mundial de Rusia, pero muy poco o nada se hace hincapié, hasta la saturación si fuera necesario, en que la selección femenina de fútbol ha ganado el Europeo Sub 17, también el Sub 19 y perdió la final de Sub 20 ante Japón. En Holanda, Dinamarca, Suecia o Noruega, esto sería de recibimiento con todos los honores, pero aquí semejantes bienvenidas solo se organizan cuando los campeones son hombres. El desconocimiento de lo que hacen y son nuestras campeonas abarca muchos deportes donde lo ganan todo: fútbol, baloncesto, balonmano, rugby, hockey patines, hockey sobre hielo, golf, windsurf, waterpolo, vela, halterofilia o pelotaris. Las ayudas, preferentemente las económicas, tampoco son iguales. Los sponsors crecen, pero la soledad vivida durante mucho tiempo en este terreno deja mella. Con inconvenientes o no, ellas no dejaban de ganarlo todo y, como suele ocurrir también en este país, gozar de un mayor reconocimiento fuera que dentro. Queda mucho trabajo aún por hacer, y para que sea eficaz de verdad hay que iniciarlo desde la base. Los primeros que han de acostumbrarse a tuitear la pasada que son nuestras deportistas en todos los terrenos son los jóvenes de ambos sexos. Y los medios de comunicación hacerlo también mejor y a diario, con total naturalidad, para no dejar una sensación (al menos yo la percibo) de que lo dan porque es políticamente correcto, aunque el convencimiento del logro y la trascendencia de la noticia no llega todo lo que debiera, quizás por mostrar escasa pasión ante una nueva gesta de nuestras deportistas.

Lo mejor de España, el deporte femenino
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