viernes. 19.04.2024

La decencia tiene un precio

No existe una legislación sobre protección de denunciantes. Los que han dado el paso adelante han sufrido ‘mobbing’, denuncias, pérdida del trabajo o continuos traslados.

Los Emiratos Árabes, Bután, Uruguay o Bahamas reciben mejores calificaciones. España ocupa el puesto 41 en una lista de 176 países analizados en el índice de Percepción de la Corrupción 2016 que elabora la ONG Transparencia Internacional. Hay que señalar que, desde que empezó la crisis, en 2008, se ha descendido 13 posiciones. España ocupa el puesto 17 entre los 28 países de la Unión Europea. Luz roja. Esta ONG señala que los países menos corruptos comparten características de democracia, libertad de prensa, respeto a las libertades civiles y sistemas judiciales independientes. España es singular en todo. Todavía existe un situación de vacío legal que condiciona que funcionarios honestos denuncien tramas de corrupción en las administraciones públicas. No existe una legislación sobre protección de denunciantes. Los que han dado el paso adelante han sufrido ‘mobbing’, denuncias, pérdida del trabajo o continuos traslados. Hace unos días se presentó en el Congreso la Ley de protección a los denunciantes de corrupción. “Hay puntos q pulir, pero lloro de alegría”, dijo la funcionaria pionera que ha vivido un auténtico suplicio, Ana Garrido Ramos.

https://www.facebook.com/hashtag/apoyoaurrutico?source=feed_text&story_id=1354509461277578

Mientras estos escuderos de lo público viven esta insoportable presión pero sin dar un paso atrás, los políticos y empresarios delincuentes campan a sus anchas porque la justicia no es igual para todos

Pero todavía, hasta que sea aprobada la futura Ley, siguen siendo sometidos al escarnio de los corruptos. #ApoyoAUrrutico es el hashtag que se ha puesto a circular en Twitter en apoyo del interventor municipal Fernando Urruticoechea que ha denunciado la corrupción en el Ayuntamiento de Orihuela (Alicante), gobernado por el PP y que ha sufrido un calvario, un acoso laboral que le ha llevado a presentar una querella judicial. Pero ante la fuerte presión decidió solicitar traslado al Consistorio de Torre Pacheco (Murcia). Urrutico es un viejo conocido en Cantabria. Fue interventor en el Ayuntamiento de Castro Urdiales. Pregunten por el alcalde regionalista de entonces Fernando Muguruza, y sus socios a la griega del PP e IU que le arrebataron el pastel del ladrillo al socialista Rufino Díaz Helguera. Tiempos del tripartito, del pelotazo urbanístico. A Castro se la denominó 'la Marbella del Norte'. Sí, este hombre sufrió represalias en soledad de deleznables personajes como 'Kaika', Salvador Hierro y el propio alcalde Muguruza. Nunca hubo interés mediático en Cantabria, salvo el de una honesta corresponsal sola ante el peligro Nati Falagán. Bueno, yo la apoyé del acoso psicológico al que fue sometida. Una cuestión de conciencia. Afortunadamente ya no vive allí. El oro municipal es ahora el agua, la basura, el alcantarillado, la limpieza y los transportes. Fernando Urruticoechea ha puesto en serios aprietos a seis alcaldes de la geografía española,

Soy seguidor de la denunciante más mediática de la corrupción, la exfuncionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte (Madrid), Ana Garrido Ramos, que destapó la trama Gürtel. Siete años fuera de su profesión, intimidada hasta el extremo de guarecerse sola durante dos años en Costa Rica. Ella ha sido un firme baluarte en que la ley de protección a denunciantes de corrupción vaya a ser una realidad. Su caso ha tenido mucha repercusión en Francia. Cada dos o tres semanas la envío un mensaje privado de apoyo. Mientras estos escuderos de lo público, de lo de todos, viven esta insoportable presión pero sin dar un paso atrás, los políticos y empresarios delincuentes campan a sus anchas porque la justicia no es igual para todos. Que se lo digan al exteniente Segura que denunció corrupción en el Ejército. Cada vez son más y han creado la Plataforma por la Honestidad. Los ciudadanos de bien debemos arroparles porque son sinónimo de decencia.

La decencia tiene un precio
Comentarios