viernes. 26.04.2024

La victoria de Ayuso y la ilusión de una nueva izquierda. Lectura desde Cantabria

Ayuso llevó a cabo una campaña en la que dibujó a los madrileños como héroes de la lucha por la libertad frente a la opresión del Gobierno socialcomunista. Como un sujeto activo protagonista de un hito histórico.

En la noche de ayer se confirmaron los pronósticos más favorables para Isabel Díaz Ayuso. El PP arrasó en las urnas, incluso en la jornada con mayor participación histórica en las elecciones autonómicas madrileñas. Ni una movilización electoral masiva bastó para que la suma de las diferentes izquierdas ni tan siquiera se acercara al resultado de Ayuso, que sumó más escaños que las tres candidaturas progresistas juntas.

Creo que hay una razón principal para que Ayuso concentrara prácticamente todo el voto de la derecha en su persona e incluso atrajera voto progresista proveniente de las filas socialistas. La razón principal es que ella fue quien mejor entendió el papel de las pasiones en política. Y propuso una pasión alegre, la libertad, frente a lo que mayoritariamente encontró otra pasión triste y defensiva que no fue sentida como suya por la mayoría de madrileños: el antifascismo.

Ayuso construyó un mito movilizador y lo concretó en lo cotidiano: las cañas como símbolo de libertad

Y es que Ayuso llevó a cabo una campaña en la que dibujó a los madrileños como héroes de la lucha por la libertad frente a la opresión del Gobierno socialcomunista. Como un sujeto activo protagonista de un hito histórico. Mientras que casi toda la izquierda (con la excepción de Más Madrid, de quienes después hablaré) les dibujó como un sujeto pasivo necesitado de ser salvado de una amenaza fascista no percibida como tal fuera de las burbujas militantes.

Ayuso construyó un mito movilizador y lo concretó en lo cotidiano: las cañas como símbolo de libertad. La libertad entendida como deseo aspiracional capaz de unir a los ricos, a las autopercibidas como clases medias y a la gente humilde. Los otros pretendieron tumbar ese mito con una mezcla de razón (datos de muertos por la mala gestión de la pandemia, de infrafinanciación de lo público, de ineficiencia...) y emociones tan solo reactivas que no conectaron con el sentir general y olvidaron toda la dimensión aspiracional de la política.

Todo posible, eso sí, sobre los veinticinco años de construcción ideológica neoliberal de una sociedad distópica en Madrid. Y, además, sobre las condiciones materiales del Madrid “paraíso fiscal” dentro de España que el sistema centralista y radial español genera.

Este arrase del PP fue posible también gracias al bajo perfil del PSOE durante toda su campaña, empezando por el candidato elegido. Un PSOE que creo que afrontó la campaña sin demasiado interés porque, en parte, no le preocupaba demasiado que Ayuso siguiera al frente de Madrid. Pensaban, me parece, que esto les permitiría seguir confrontando con su modelo desde Moncloa y poder competir mejor en España contra un PP ayusizado que no valdría para vencer en el conjunto del Estado. Sin embargo, creo que el perfil tan bajo y el haber pasado en pocos días de orientar su campaña hacia el electorado de Cs a hacerla pivotar sobre la resistencia contra el fascismo provocó que la victoria de Ayuso fuera mucho más contundente de lo que imaginaron. Y que Más Madrid les “sorpassara”, cuestión que creo nunca llegaron a pensar que podía suceder, sobre todo tras la irrupción en escena de Iglesias.

Nunca tanto capital político se construyó tan rápido ni se quemó en tan poco tiempo como el de Iglesias

Hablando de Iglesias. UP salva los muebles. El ex vicepresidente de España dejó su puesto en el Gobierno para impedir que UP quedara fuera de la Asamblea de Madrid y lo consiguió. Incluso mejorando levemente sus resultados. Pero su efecto inicial quedó muy diluido. El marco del antifascismo permite movilizar solo a los ya muy convencidos. Y la figura de Iglesias estaba ya tan desgastada que anoche mismo, en la rueda de prensa de valoración de los resultados, anunció su retirada de la política.

Sobre su retirada, alguien como yo que compartió espacio político con él y que en un momento fue ilusionado por su figura, tan solo tiene que decir que nunca tanto capital político se construyó tan rápido ni se quemó en tan poco tiempo como el suyo. Y que creo que pronto le veremos en algún espacio mediático, en donde, estoy convencido, será más útil para la batalla cultural e ideológica de lo que ha sido como Secretario General de Podemos en los últimos tres años.

El resultado de PSOE y UP puede leerse también como un cierto castigo al Gobierno de coalición progresista. Y es que su gestión de la pandemia está siendo insuficiente en cuanto a medidas sociales se refiere. Han puesto buenos parches, pero no han aplicado ninguna medida que cambie sustancialmente la vida de las mayorías. La derogación de la reforma laboral o de la ley mordaza sigue pendiente. Y las desilusiones pasan factura. Lo peor es que el PSOE pueda sacar la lectura de que este resultado les obliga a separarse de UP y de las fuerzas soberanistas de izquierda para “moderarse” y evitar futuras fugas hacia el PP. Porque entonces sí que sufriremos las condiciones que la UE impuso a sus fondos europeos en forma de recortes.

Más Madrid ha sembrado una ilusión hacia el futuro que hacía tiempo que no se veía en la izquierda

LA ILUSIÓN DE MÁS MADRID Y LA NECESIDAD DE UNA IZQUIERDA QUE ILUSIONE EN CANTABRIA

Comentaba más arriba que hablaría de Más Madrid y a ello procedo. En los albores de la precampaña lo veía difícil para ellos. La irrupción de Iglesias y el marco de campaña dicotómico impuesto por Ayuso parecía complicarles al dejarles sin espacio, y creo que comenzaron un tanto erráticos. Pero ha sido la única fuerza que ha entendido que era necesario disputarle el relato de Madrid a Ayuso construyendo una idea de ser madrileño en positivo insertando en ella propuestas concretas de futuro. Todo ello capaz de generar un horizonte de ilusión, que siempre es lo que más moviliza, más allá de las (a veces necesarias) reacciones defensivas.

Además, su candidata era la candidata ideal. La ciudadana normal en un contexto de desafección política que desde su puesto de trabajo como sanitaria hizo frente en su cotidianidad a la distopía ayusista. Imposible de ser presentada como una política profesional.

Y, por eso, y como pienso que a una pasión alegre y un horizonte en positivo solo se le puede optar a vencer con otra pasión alegre y un horizonte positivo diferente, considero que Más Madrid ha sembrado una ilusión hacia el futuro que hacía tiempo que no se veía en la izquierda, más allá de Cataluña, País Vasco y Galicia. Su campaña me ha generado la misma sensación que aquella "remontada" de Podemos en 2015.

Y para acabar, aterrizando esta ilusión aquí, considero que en la izquierda cántabra deberíamos empezar a ser conscientes de que una parte de lo que Más Madrid representa allí (regionalismo progresista, afán de transversalidad, una izquierda pragmática y amable...), aquí está ya en buena parte dentro del PRC. Tanto a nivel de base electoral como de militancia (quizás no de dirección). Potenciar esa parte para el postrevillismo es nuestra tarea. Cómo hacerlo, nuestro reto.

No podemos situarnos en frente de una máquina política como el PRC, percibida por decenas de miles de cántabros como una organización cantabrista y progresista, como si fuera un bloque monolítico caciquil y derechista

Hay otra parte de lo que representa Más Madrid que no está dentro del PRC. Sobre todo la más verde, la que representa el Fridays for Future y otros movimientos similares o más históricos en defensa del territorio. Y tenemos que trabajar para articular ambas partes. Pero pienso que lo que no podemos hacer es situarnos en frente de una máquina política como el PRC, percibida por decenas de miles de cántabros como una organización cantabrista y progresista, como si fuera un bloque monolítico caciquil y derechista. Eso tan solo demuestra la ceguera de quien así lo piensa y suele llevarle a la derrota constante.

Haciendo un ejercicio de realismo político, parece claro que, a corto y medio plazo, el soberanismo no tiene espacio en Cantabria más allá de como núcleo duro muy minoritario. Por eso creo que urge una izquierda cántabra, pensada y construida en Cantabria, pero que no hable solo de Cantabria. Que plantee también un proyecto para el conjunto de España y cómo Cantabria se imbricaría en él. Una izquierda realista, pragmática y que trate a los cántabros como lo que estos son, no como lo que a esa izquierda le gustaría que fueran. Una izquierda que rompa amarras con ciertos dogmas ideológicos que limitan su crecimiento.

En diciembre de 2015 era Secretario Político de Podemos Cantabria y dirigí la campaña de las generales en nuestra tierra. Y, entonces, junto a un grupo no muy grande de compañeras y compañeros, entendimos todo esto que acabo de comentar. Y en buena parte por ello conseguimos los mejores resultados de la izquierda en Cantabria. Siendo herejes respecto a las ortodoxias del buen izquierdista. Espero que aún estemos a tiempo de que haya el número suficiente de personas que lo comprendan y entre todos y todas podamos pensar cómo intervenir en esta realidad de la forma más eficiente posible.

La victoria de Ayuso y la ilusión de una nueva izquierda. Lectura desde Cantabria
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