jueves. 25.04.2024

Somos la mitad del mundo

Hoy 8 de marzo es el día Internacional de la Mujer Trabajadora, un día de movilización internacional por la mejora de las condiciones de vida de la mujer en general y de la mujer obrera, en particular. Somos la mitad de la población y este es un día más en el que reivindicar y visibilizar nuestra lucha por la participación y reconocimiento, en pie de igualdad con la otra mitad, en la sociedad y en nuestro desarrollo íntegro como personas.

El año 2023 viene marcado en crisis ya que los últimos años han sido “complicados”, por decirlo suavemente, han estado atravesados por la pandemia COVID-19 y la invasión de Ucrania, todo ello afectando principalmente a las de siempre, a las más vulnerables, las más precarias, agudizando la situación de desigualdad de género y social.

Actuamos en multitud de frentes, porque la desigualdad es estructural, asentada y sostenida por un sistema capitalista y patriarcal

Desde el feminismo actuamos en multitud de frentes, porque la desigualdad es estructural, asentada y sostenida por un sistema capitalista y patriarcal cuyo objetivo es obtener beneficios para unos pocos a costa de las personas más vulnerables y oprimidas. Algo que nos afecta en todos los ámbitos de la vida y de forma multiplicada cuando se conjugan diferentes factores como cuando somos mujeres migrantes, trans, disidentes, mayores, con diversidad funcional, con problemas de salud mental, víctimas de trata, prostitutas o vivimos en el mundo rural.

El feminismo defiende propuestas que no dejen a nadie atrás y por eso defendemos una reorganización social de los cuidados que nos implique a todos y todas y su incorporación en la economía porque son dos caras de la misma moneda: no hay trabajo productivo sin el reproductivo.

La sostenibilidad de la vida es responsabilidad de la sociedad en su conjunto, sin embargo, la resolución de los cuidados sigue cayendo sobre los hombros y manos, de manera principal, de las mujeres, de manera gratuita y “por amor”, por lo que el resultado obviamente es un reparto del trabajo de cuidados basado en la desigualdad de género, etnia y clase social.

Ante la violencia sexual, denunciamos la cultura de la violación y la justicia patriarcal. Salimos a las calles gritando ¡NO es NO! frente a las violencias sexuales exigiendo una justicia que nos crea, un estado que nos proteja y una educación para ser libres y diversas. Sin embargo para el capitalismo y el patriarcado hay cuerpos y vidas que valen menos, normalizando la violencia contra las mujeres.

Desde lo cercano, desde los ayuntamientos, como administración más cercana a la ciudadanía, se deben redoblar esfuerzos dado que las políticas en favor de la igualdad producen efectos positivos en términos de bienestar social, contribuyen a generar un sistema económico más favorable.

Somos las herederas de las mujeres que lucharon por una España que nos quiera libres e iguales. Hoy seguimos llevando esa antorcha de resistencia y sueños, de realidad y futuro, de dignidad y justicia. Mucho ha pasado desde entonces y los procesos feministas siguen avanzando a través del trabajo colectivo. Los progresos de unas han permitido avanzar, aprender y construir a las siguientes, a lo largo de la historia y en los diferentes lugares del mundo.

Porque la lucha es el único camino, porque el feminismo abrió una transformación de la sociedad y avanza, pese a quien le pese, hacia una alternativa al sistema patriarcal, capitalista y racista que hace que la mitad de la población mundial esté oprimida y explotada en todos los lugares del mundo.

Somos la mitad del mundo
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