viernes. 29.03.2024

De mi memoria ya evanescente: XII. La filmoteca regional que no lo fue

¿Y qué dicen a este respecto los estatutos que regulan el funcionamiento de la Filmoteca Regional de Cantabria? Pues no dicen nada porque no hay tales estatutos, y no hay tales estatutos porque no existe una ley aprobada que diera lugar en su día a la creación de la misma como organismo regional autónomo. O sea que oficialmente no existe.

La Filmoteca de Cantabria ha abierto de nuevo las puertas de su sede santanderina, reiniciando sus actividades con una programación de actos consistente en proyecciones y homenajes cinematográficos. Aficionados y aficionadas al séptimo arte agradecerán esta decisión adoptada después de más de un trimestre de sequía, sobre todo porque la cartelera de la capital (y, por ende, de la región) se encuentra bajo mínimos.

Algún viejo, que no antiguo, espectador añorará tiempos peores, cuando el cine era el panem et circenses de la sociedad franquista. La taquilla de nuestros salas de exhibición era de la más baratas, si no la que más, de Europa; las películas duraban en cartel una semana como media; la prolongación de estreno era habitual como método para llevarlos hasta los sectores menos afortunados económicamente; los reestrenos servían para rellenar los veranos; el programa doble y la sesión continua podían solventar una tarde desocupada; las matinés infantiles y las sesiones parroquiales hacían las delicias de la gente menuda…

La censura se ensañaba ferozmente mediante la proliferación de cortes y adulteraciones 

Cierto que la censura se ensañaba ferozmente mediante la proliferación de cortes y adulteraciones que oscilaban entre la supresión de besos hasta la eliminación de rollos completos o el cambio del sentido de las relaciones entre los personajes; cierto también que España era el único país europeo en el cual no existía la versión original subtitulada; y que los párrocos de pueblos y barrios preferían seleccionar la violencia de los westerns antes que las falditas cortas de las de romanos…

Pero en sus años más prolíficos, en Santander, por poner un ejemplo, llegaron a coexistir la presencia de una veintena de salas de cine, tres de ellas con un aforo que rondaba las dos mil localidades. ¡Tiempos de esplendor!, que diría un clásico. Ahora, solamente la sala de la Filmoteca cubre cotidianamente las exigencias de quienes gustan de ver las películas en la versión en que fueron concebidas, y con unos precios realmente asumible para la mayoría de cinéfilos.

¿Y qué más? Porque no se trata solo de cumplir con la función de una sala de proyecciones que cubre la penuria generalizada. Se trata, señoras y señores, del funcionamiento de la Filmoteca Regional de Cantabria. ¡Ahí es nada!

Sala de la Filmoteca RegionalSala de la Filmoteca Regional

Pero, ¿conoce el público que acude con asiduidad a sus sesiones cuál es la función de una Filmoteca, regional en este caso? ¿Conoce la clase política que en su día la puso en funcionamiento cuál es el auténtico objetivo que justifica la existencia de una filmoteca? A juzgar por la limitación de sus atribuciones, me temo que en ambos casos lo desconocen o, cuando menos, prefieren ignorarlo. Lo que se ignora, no existe; lo que no existe, se ignora.

Pues la Filmoteca de cualquier Comunidad Autónoma debe cumplir primordialmente un cometido consistente en convertirse en un organismo dedicado al estudio, recuperación, catalogación y divulgación de las películas rodadas en la región o nacionalidad histórica en la cual actúa. ¡Ah!, y además programar proyecciones de sus fondos y de cualesquiera otros, procedentes de las existencias en el mercado de producción y distribución.       

No hay tales estatutos porque no existe una ley aprobada que diera lugar en su día a la creación de la misma

¿Y qué dicen a este respecto los estatutos que regulan el funcionamiento de la Filmoteca Regional de Cantabria? Pues no dicen nada porque no hay tales estatutos, y no hay tales estatutos porque no existe una ley aprobada que diera lugar en su día a la creación de la misma como organismo regional autónomo. O sea que oficialmente no existe.

La idea de contar con una Filmoteca en Santander es bastante antigua. Ya el 4 de enero de 1967 el profesor y periodista Juan Antonio Sandoval Rodríguez Ulises (1928-1993) lanzaba desde las páginas del diario Alerta, en el cual entonces se encargaba de los comentarios cinematográficos, la idea de ir conservando en una cinemateca todos aquellos films rodados en nuestra región pero, pese a los diversos esfuerzos realizados en los años 80 y 90, nunca se consiguió contar con un organismo dedicado a la recuperación y conservación del cine realizado en Cantabria.

Las primeras sesiones que la entonces denominada Filmoteca Nacional organizó en Santander tuvieron lugar durante el mes de abril de 1976

Sin embargo, las primeras sesiones que la entonces denominada Filmoteca Nacional organizó en Santander tuvieron lugar durante el mes de abril de 1976, coordinadas hasta el año 1978 por los cineclubistas Leandro Mateo Mateo, Luis Saiz González y José Ramón Saiz Viadero, con un ciclo dedicado a revisar en su versión original la obra del realizador italiano Luchino Visconti. Fue en el Cine Kostka, y el desmesurado éxito obtenido da fe de los deseos reprimidos de buena parte del público de ver películas tal y como sus creadores las trajeron a las pantallas internacionales. El impulsor institucional de esta idea era el delegado de Información y Turismo y director del Festival Internacional de Santander Jaime García de Enterría Martínez-Carande (1929-2010). 

En el año 1984, siendo todavía presidente de Cantabria José Antonio Rodríguez Martínez, el diputado regional socialista Jesús Cabezón Alonso me pidió que redactara una moción para ser debatida en el pleno de la entonces Asamblea Regional de Cantabria proponiendo la creación de un organismo denominado Filmoteca Regional de Cantabria, pero las divergencias políticas surgidas a última hora entre los partidos que entonces apoyaban al Gobierno regional impidieron que el punto en el orden del día llegara a ser debatido por suspenderse la continuidad del pleno. Recuerdo que estuve presente en el edificio ahora demolido de la calle Casimiro Sainz y al interrumpirse la sesión de modo abrupto, en medio de unas consecuencias políticas impensables, se lo recriminé al patrocinador de la crisis, Ambrosio Calzada Hernández (+1992), el cual me respondió con su afabilidad acostumbrada e impertérrita:

-¿Pero la habías redactado tú? Habérmelo dicho y la hubiéramos colocado entre los primeros puntos del orden del día.

Jesús Cabezón AlonsoJesús Cabezón Alonso

Nadie parecía tener nada en contra de la creación de la Filmoteca Regional, quizás porque tampoco les interesaba gran cosa. José Antonio Rodríguez se vio defenestrado por sus propios socios de Gobierno, mientras que Jesús Cabezón fue enviado a Europa por el PSOE-PSC: con uno y otro, además de ser grandes aficionados al cine, había compartido bancada en el Ayuntamiento santanderino (1979-1983).   

Pero ya la marca Filmoteca había dejado su huella entre el público aficionado al cine, cada vez más huérfano de sesiones especializadas, y éstas fueron promovidas de nuevo por el Ayuntamiento de Santander a partir del mes de octubre de 1988, incluyendo también algunas sesiones dominicales dedicadas al público infantil.

Desde la segunda legislatura municipal democrática (1983-1987), obtenida por aplastante mayoría y sin una oposición operativa, Hormaechea había tenido entre sus manos la patata caliente sobre el destino final de las naves que la Marga había dejado libres en el solar que, a la entrada de la ciudad, había utilizado durante muchos años y, que al cesar su actividad industrial, habían sido adquiridas por el Ayuntamiento para un nuevo destino o ser demolidas. Una idea para conservar aquellas instalaciones o, al menos, una parte de las mismas, surgió a partir de una conversación entre el director cinematográfico Mario Camus y el alcalde Hormaechea, antiguos conocidos por haber participado el matrimonio Hormaechea-Alonso en una secuencia de la película Volver a vivir (Camus, 1967), filmada en el Tenis. 

Últimas naves de la MARGAÚltimas naves de la Marga

Camus tenía en su cabeza la idea de crear una Escuela de Cine en Cantabria; a Hormaechea le venía como anillo al dedo

Camus tenía en su cabeza la idea de crear una Escuela de Cine en Cantabria; a Hormaechea le venía como anillo al dedo para las instalaciones de la Marga; pero Camus manifestaba ya desde hacía mucho tiempo su enamoramiento con la villa de Comillas y, más concretamente, con utilizar las instalaciones de la Universidad Pontificia de Comillas y el Palacio de Sobrellano. Contaba para ello con un proyecto bastante elaborado, cuya pormenorización, así como algunas otras anécdotas posteriores, nos llevaría a continuar con una digresión lejana al objeto de este trabajo, aunque en muchos aspectos discurriera paralela. Por razones que ahora serían largas de explicar, pero que forman parte del proyecto quizás perdido en alguno de los cajones de la Consejería de Cultura de Cantabria, la idea no pudo llevarse a cabo.

A lo largo de este tiempo, Juan Hormaechea ya había accedido al cargo de presidente de la Diputación de Cantabria. A él nunca le gustó lo de Gobierno de Cantabria y, quizás por llevar la contraria a los demás políticos, prefería seguir denominándola Diputación, anclándose en la norma franquista abolida con la aprobación de la Autonomía. Si bien el proyecto de la Escuela de Cine no llegó a buen puerto, lo que son las cosas: volvió a salir a la luz el tema de la creación de la Filmoteca de Cantabria. No podría precisar en este momento, sin revolver en los papeles de mi archivo que se encuentran en manos de la empresa encargada de su digitalización, no podría precisar, digo, si fue durante el tiempo coincidente con el rocambolesco paso del catedrático Rogelio Pérez-Bustamante por la consejería de Cultura (1987-1988) o si coincidió con la sucesión a cargo de Dionisio García Cortázar, derivada de las presiones que el presidente recibía por parte del Grupo Popular y que le llevaron a decir en público:

-No voy a cambiar todo un catedrático de Universidad por un maestro de secundaria.

Pero le cambió. Así que regresemos al tema de la Filmoteca Regional que, si no recuerdo mal, era con y para lo que iniciamos este trabajo.

Juan Hormaechea con Luis Pérez Alday, Saiz Viadero y Javier Hinojal hacia 1980Juan Hormaechea con Luis Pérez Alday, Saiz Viadero y Javier Hinojal hacia 1980 | Foto: Archivo Saiz Viadero

Fue necesaria una conjunción de intereses y, más allá de la vía política, la colaboración administrativa de dos altos funcionarios para retomar el frustrado proyecto de la creación de la Filmoteca Regional de Cantabria. Jesús Rodríguez Saiz y Fernando Garrido-Allepuz, secretario general de la Consejería de Educación y Cultura y Jefe del Servicio de Acción Cultural, respectivamente, tomaron en sus manos la iniciativa de buscar una sede para su instalación en Santander. Y con ese motivo nos dirigimos a comprobar el estado en que se encontraban las instalaciones del Colegio Menor Bien Aparecida, regido a la sazón por la Sección Femenina en Santander desde que su edificio le fue enajenado al finalizar la Guerra Civil al Ateneo Popular y que, finalmente, conocería una permuta a tres voces mixtas entre Gobierno de Cantabria-Ateneo de Santander-CajaCantabria, operación para la cual Hormaechea era un maestro consumado.

Aunque la planta baja, dedicada provisionalmente a la Sala de Exposiciones María Blanchard, se encontraba bastante deteriorada y sujeta a la aparición de humedades y otras filtraciones, llegamos a la conclusión de que podía ser un buen lugar para comenzar los trabajos, una vez hechas las reparaciones necesarias. Desarrollé un proyecto de funcionamiento de la Filmoteca de Cantabria, cuyos contenidos entregué para su aprobación en la Consejería de Cultura y, supongo, que en algunas de sus dependencias se encontrará archivado, puesto que después de muchos trámites y diversas vicisitudes se ordenó el pago de los emolumentos fijados en el mismo.

Por segunda vez la política se encargaría de frustrar el proyecto de creación de la Filmoteca de Cantabria

Pero por segunda vez la política se encargaría de frustrar el proyecto de creación de la Filmoteca de Cantabria: todos los partidos políticos representados en el Parlamento de Cantabria se pusieron de acuerdo para presentar una moción de censura destinada a desalojar a Juan Hormaechea Cazón de la presidencia de Cantabria en diciembre de 1990, antes de finalizar la legislatura, siendo sustituido fugazmente por un gobierno cuatripartito presidido por el socialista Jaime Blanco García.

El proyecto quedó estancado, el expediente siguió su curso pero mi participación no hubiera sido retribuida de no ser por la intervención de los funcionarios antes mencionados, quienes pusieron a la firma del nuevo consejero de Cultura Rafael de la Sierra González (1948-2019) el libramiento correspondiente. Así me lo confirmó él mismo en el transcurso de la fiesta de despedida que el Gobierno saliente y provisional organizó en la Finca Labat, en medio de un ambiente de desolación del personal afín ante la para ellos sorprendente recuperación de la presidencia por parte de Juan Hormaechea con su nuevo partido: la Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA).

Ramón Viadero, Rafael de la Sierra y Manuel Arce en el palacete del Embarcadero hacia 1990Ramón Viadero, Rafael de la Sierra y Manuel Arce en el palacete del Embarcadero hacia 1990 | Foto: Archivo Saiz Viadero

Quedaba por conocer si, finalmente, la creación y funcionamiento de la Filmoteca Regional de Cantabria reanudaría su andadura. Los momentos inmediatos a la investidura fueron muy confusos y en mi memoria aparecen ya sumidos en una cierta bruma, sobre todo debido a la intervención de la autoridad judicial y los continuos procedimientos abiertos, a consecuencia de los cuales gran parte del equipo gobernante anterior, con Hormaechea a la cabeza, fue enjuiciado y hasta condenado. Pero, en cambio, en mis archivos sí figura un informe mío, fechado en diciembre de 1991 (o sea, a los pocos meses de la entrada en funciones del nuevo/viejo equipo regional), en el cual se detallan los pasos a seguir para la consecución de la Filmoteca Regional de Cantabria. La condena judicial de Juan Hormaechea y su equipo y la sustitución por otro nuevo del Partido Popular, encabezado por Jesús Martínez Sieso, paralizó nuevamente el proyecto. Era la tercera vez que la controversia política le cerraba el paso.

Se introdujo un nuevo elemento que sirvió para reavivar las cenizas del proyecto: el antiguo Cine Bonifaz

En medio de todas las luchas cainitas dentro del Grupo Popular se introdujo un nuevo elemento que sirvió para reavivar las cenizas del proyecto: el antiguo Cine Bonifaz podría ser un buen lugar para albergar la sede de la Filmoteca, aunque sin proyecto de creación para la misma. Recuerdo ahora, al llegarme la noticia del fallecimiento de Isaac Fuente Alonso (1926-2020), gerente que fue  de este cine público en representación de la Obra Sindical Educación y Descanso, cuando en el año 1978 nos convocó a una cena en la Residencia Marcano para celebrar la firma de un convenio por parte de la ya extinta Organización Sindical (aquella que tenía como lema principal el de “Por Dios, por España y su Revolución Nacionalsindicalista”) la empresaria Mª Pilar Saguar Delgado, delegada para el Norte de España de la marca V.O. Films., especializada en la explotación de películas en versión original subtitulada conocida como de Arte y Ensayo, poniendo así un brillante colofón a medio siglo de andadura de una sala que la señorita Dolores Araluce López había inaugurado en 1925 bajo el nombre de Cinema Infantil como de lugar de esparcimiento para la grey de la zona de Puertochico. La académica santanderina Elena Quiroga Abarca (1921-1995) ha narrado muy bien en su novela Tristura (1960) la función popular y catequista cumplida por aquel lugar, cuyo nuevo destino se mantuvo vigente durante cinco años hasta que el negocio no dio para más y cerró definitivamente sus puertas, dejando esta vez a la Administración Regional la patata caliente de qué hacer con estas instalaciones a su cargo. Porque una de las características de la política consiste en ir siempre detrás de los acontecimientos por no planificar para el futuro. Recuerdo haber ido a ver el solar demolido en 1986 y encontrarme entre los escombros y las ratas que por allí pululaban una serie de rollos de película de 35mm, restos del naufragio de la distribuidora que allí almacenaba su stock y que, por falta de medios propios, no pude rescatar de la destrucción y el abandono.

Fachada del Cine BonifazFachada del Cine Bonifaz

Aunque no estaba muy claro el valor artístico de aquel inmueble, en un principio se había pensado en rehabilitarlo, llegándose finalmente a la conclusión de que la instalación de una Filmoteca que no estaba creada podría ser un buen destino para lo que ahora ya demandaba una entera reconstrucción. El Proyecto del nuevo edificio le fue encargado al arquitecto lebaniego José María Pérez González (Peridis), especializado en rehabilitación patrimonial, quien, aunque yo ya no tenía nada que ver con el tema de la Filmoteca me llamó por teléfono para que le informara acerca de las instalaciones que su funcionamiento podría requerir a la hora de diseñar el interior. Me puse en contacto con varias filmotecas entre las que funcionan en nuestro país y le trasladé las necesidades mínimas, puesto que la nuestra no tenía por qué contar con muchos de los servicios que otras entidades autónomas ofrecían. Creo que ahora que se están revisando mis archivos aparecerán por alguna parte los planos que para una mejor información amablemente me hizo llegar su autor. Hace unos pocos años, con motivo de hacerle entrega de una distinción por parte de la Sociedad Prehistórica de Cantabria, me correspondió redactar la laudatio de Peridis, y con tal motivo recordé levemente aquellos días de una ilusión que luego no se concretó en los hechos sucesivos porque, al final, si la función crea el órgano aquí no había intención alguna por parte de la Administración de tocar dicho instrumento.  

File source: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Peridis_en_la_Feria_del_Libro_(5_de_junio_de_2016,_Madrid).jpgPeridis

La sede de la Filmoteca Regional de Cantabria, adscrita a la Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria, se inauguró el 31 de octubre de 2001, proyectándose la película prohibidísima durante el franquismo Viridiana (Buñuel, 1960), iniciándose de esta manera la programación de proyecciones en 35mm y versión original.

Nunca se redactó la ley que ordenara la creación de la Filmoteca Regional

Fue José Antonio Cagigas Rodríguez el consejero de Cultura del gobierno del PP al que correspondió inaugurar la nueva sede, pero con él comenzó el baile de políticos, siendo seguido por Francisco Javier López Marcano en nombre del PRC (2003-2011), Miguel Ángel Serna Oliveira nuevamente en nombre del PP (2015-2019) y Pablo Zuloaga Martínez en nombre del PSOE (2019-), todo según los sucesivos vaivenes de alianzas y desencuentros en los que desde antaño se mueve la política regional. Nunca se redactó la ley que ordenara la creación de la Filmoteca Regional, ni tampoco se formalizó el organigrama correspondiente que facultara para nombrar los puestos de dirección así como los subalternos, aunque a efectos publicitarios funcionó como director Enrique Bolado Oceja, técnico jurídico de la Consejería de Obras Públicas, siendo en la práctica el programador de películas. Solamente con la llegada de Eva Ranea Sierra a la Dirección General de Cultura comenzaron a producirse algunos cambios organizativos, procediéndose a la convocatoria de la plaza de director de la Filmoteca, cuyo nombramiento recayó en el profesor andaluz Antonio Navarro Cruz, especialista en Teoría y Estética Cinematográfica, coincidiendo con el descubrimiento del desfalco ocasionado por un empleado, un procedimiento judicial que aún continua su curso.

Filmoteca de Cantabria.La directora general de Cultura, Eva Ranea, clausura la IV edición de Cinestudio.21 JUNIO 2019Filmoteca de Cantabria. La directora general de Cultura, Eva Ranea, clausura la IV edición de Cinestudio. 21 junio 2019

Cuenta la Filmoteca de Cantabria con una veintena de subsedes repartidas por Cantabria: Bezana, Cabezón de la Sal, Cartes, Castro Urdiales, Comillas, El Astillero, Galizano, Laredo, Los Corrales de Buelna, Maliaño, Potes, Puente San Miguel, Ramales, Reinosa, Santillana del Mar, Santoña, San Vicente de la Barquera, Solares, Torrelavega y Vioño de Piélagos.

En la actualidad han comenzado los trabajos de recopilación de algunos materiales cinematográficos de la región en los diferentes formatos con el fin de constituir un archivo de todos los fondos profesionales o amateurs que pueda interesar su conservación y puesta a disposición de las personas estudiosas en la materia. También se prevé la creación de una biblioteca y un archivo de documentación relacionada con la historia del cine.

Pero de momento, no existe ningún planteamiento institucional dirigido a dar un carácter oficial y una cobertura administrativo-legal para la creación y futuro funcionamiento de un ente autónomo que lleve la denominación oficializada de Filmoteca Regional de Cantabria, con autonomía y  un presupuesto propio, solventando así aquel dicho que bien podría aplicarse a este organismo por mores de la política: entre todos la mataron y ella sola se murió.   

Por mi parte, tengo decidido que si la Filmoteca Regional de Cantabria funciona como tal, la colección cinematográfica de mi biblioteca, consistente en varios centenares de libros y publicaciones, pase como donación a esta entidad, prestando así este último servicio a los estudiosos del cine. Amén.

De mi memoria ya evanescente: XII. La filmoteca regional que no lo fue
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