jueves. 28.03.2024

Pedro de Padilla, el poeta jiennense del siglo XVI desconocido y recuperado (y II)

Pedro de Padilla ya es carmelita a los treinta y cinco años y, como podemos percibir, no deja por eso de escribir poemas. Ahora, evidentemente religiosos. En su nueva vida le sigue su fama de escritor.

Hablábamos al principio -en (I)- de cómo su obra fue apreciada y admirada por Lope de Vega, pero también lo fue por Cervantes, que no solo apuntaba su respeto y amistad por Padilla en aquellos versos en donde alababa alguna obra del poeta andaluz, impresos al comienzo de ellas; varios años más tarde, en el examen de la biblioteca de D. Quijote y acerca del Thesoro de varias poesías, se explica así:

    "Como ellas no fueran tantas... fueran mas estimadas: menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene: guárdese, porque su autor es mi amigo, y por respeto de otras mas heróicas y levantadas obras que ha escrito"

Don Quijote de la Mancha, Parte I, cap. 6., Miguel de Cervantes Saavedra

Al principio de su Romancero (1583), se encuentran tres sonetos dedicados al autor. El último es de Cervantes:

Ya que del ciego dios habeis cantado
    El bien y el mal, la dulce fuerza y arte
    En la primera y la segunda parte
    Do está de amor el todo señalado,
Ahora con aliento descansado
    Y con nueva virtud que en vos reparte
    El cielo, nos cantais del duro Marte
    Las fieras armas y el valor sobrado.
Nuevos ricos mineros se descubren    
    De vuestro ingenio en la famosa mina
    Que á mas alto deseo satisfacen,
Y con dar menos de lo mas que encubren
    A este menos lo que es mas se inclina
Del bien que Apolo y que Minerva hacen.

Y en el Jardín espiritual (1584), descubrimos unos poemas del mismo Cervantes en este orden: 

REDONDILLAS DE MIGUEL DE CERVANTES 
AL HABITO DE FR. PEDRO DE PADILLA
        

Hoy el famoso Padilla
    Con las muestras de su zelo
Causa contento en el cielo
Y en la tierra maravilla.
    Porque llevado del cebo
De amor, temor y consejo,
Se despoja el hombre viejo
Para vestirse de nuevo.
    Cual prudente sierpe ha sido,
Pues con nuevo corazon
En la piedra de Simon
Se deja el viejo vestido.
    Y esta mudanza que hace
Lleva tan cierto compas,
Que en ella asiste lo mas
    De cuanto á Dios satisface.
        Con las obras y la fe
Hoy para el cielo se embarca
En mejor jarciada barca
Que la que libró á Noe.
    Y para hacer tal pasage
Ha muchos años que ha hecho
Con sano y cristiano pecho
Cristiano matalotage.
    Y no teme el mal tempero,
Ni anegarse en el profundo;
Porque en el mar de este mundo
Es plático marinero.
    Y ansi mirando el aguja
Divina cual se requiere,
Si el demonio á orza diere,
Él dará al instante á puja.
    Y llevando este concierto
Con las ondas deste mar, 
A la fin vendrá á parar
A seguro y dulce puerto:
    Donde sin áncoras ya
Estará la nave en calma
Con la eternidad del alma
Que nunca se acabará.
    En una verdad me fundo,
Y mi ingenio aqui no yerra,
Que en siendo sal de la tierra,
Habeis de ser luz del mundo
    Luz, de gracia rodeada,
Que alumbre nuestro horizonte,
Y sobre el carmelo monte
Fuerte ciudad levantada.
    Para alcanzar el trofeo
Destas santas profecías
Tendreis el carro de Elías
Con el manto de Eliseo.
    Y ardiendo en amor divino,
Donde nuestro bien se fragua,
Apartando el manto al agua
Por el fuego hareis camino.
    Porque el voto de humildad
Promete segura alteza;
Y castidad y pobreza
Bienes de divinidad.
    Y ansi los cielos serenos
Verán, cuando acabarás,
Un cortesano allá mas,
Y en la tierra un sabio menos.

MIGUEL DE CERVANTES A FR. PEDRO DE PADILLA

Cual vemos que renueva
El águila real la vieja y parda
Pluma, y con otra nueva
La detenida y tarda
Pereza arroja, y con subido vuelo
Rompe las nubes, y se llega al cielo;
    Tal, famoso Padilla, 
Has sacudido tus humanas plumas,
Porque con maravilla
Intentes y presumas
Llegar con nuevo vuelo al alto asiento
Donde aspiran las alas de tu intento.
    Del sol el rayo ardiente
Alza del duro rostro de la tierra
(Con virtud excelente)
La humildad que en sí encierra,
La cual despues en lluvia convertida
Alegra al suelo, y da á los hombres vida.
    Y desta mesma suerte
El sol divino te regala y toca:
Y en tal humor convierte,
Que con tu pluma apoca
La sequedad de la ignorancia nuestra,
Y á sciencia santa y santa vida adiestra.
    ¡Qué sancto trueco y cambio,
Por las humanas las divinas musas!
¡Qué interes y recambio!
¡Qué nuevos modos usas
De adquirir en el suelo una memoria
Que dé fama á tu nombre, al alma gloria!
    Que pues es tu Parnaso
El monte del Calvario, y son tus fuentes
De Aganipe y Pegaso 
Las sagradas corrientes
De las benditas llagas del Cordero,
Eterno nombre de tu nombre espero.

Pedro de Padilla ya es carmelita a los treinta y cinco años y, como podemos percibir, no deja por eso de escribir poemas. Ahora, evidentemente religiosos. En su nueva vida le sigue su fama de escritor. Así, pueden hallarse, en el libro del que estamos hablando, una canción suya a san Francisco y varias composiciones elogiando a este santo que, conseguido por Padilla, escribieron algunos de los famosos poetas de Castilla, entre otros Lope de Vega, Pedro Laínez, el toledano Gabriel López Maldonado y de nuevo Miguel de Cervantes. El soneto de este dice así: 

Muestra su ingenio el que es pintor curioso
Cuando pinta al desnudo una figura,
    Donde la traza, el arte y compostura
    Ningún velo la cubra artificioso.
Vos, seráfico Padre, y vos hermoso
    Retrato de Jesús, sois la pintura
    Al desnudo pintada, en tal hechura
    Que Dios nos muestra ser pintor famoso.
Las sombras, de ser mártir descubristes;
    Los lejos, en que estais allá en el cielo
    En soberana silla colocado:
Las colores, las llagas que tuvistes
    Tanto las suben que se admira el suelo,
    Y el pintor en la obra se ha pagado.

Finalmente, este artículo da para más, pero deseo que el que esté más interesado en la figura de este renacentista oculto o tapiado vaya a las fuentes. 

Labrador Herraiz, J. J. y DiFranco, R. A. (Eds.)(2007). Cancionero autógrafo de Pedro de Padilla. México: Frente de Afirmación Hispanista, A. C.

Alves, H. J. S., Swislocki, M. y Vilà L. (2011). Estudios. En J. J. Labrador Herraiz y R. A. DiFranco (Eds.), Pedro de Padilla: "La verdadera historia y admirable suceso del Segundo Cerco de Diu" (Traducción del portugués al castellano de 'O segundo cerco de Diu' (1574) de Jerónimo Corte-Real). México: Frente de Afirmación Hispanista, A. C.

Valladares Reguero, A. (1995). El poeta linarense Pedro de Padilla. Estudio bio-bibliográfico y crítico. Jaén: Centro Asociado de la UNED.
 

Pedro de Padilla, el poeta jiennense del siglo XVI desconocido y recuperado (y II)
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