jueves. 28.03.2024

Ley y moral

La Justicia para quien se la pueda pagar; y la Justicia como recurso comercial: quién se atreve a llevar la contraria a China en el proceso contra cinco antiguos jefes suyos, uno de ellos el que fuera presidente -Jiang Zemin-, por su presunta responsabilidad en los delitos de lesa humanidad y genocidio en Tíbet, cuando ese país es dueño del 20% de nuestra deuda…

Veo amanecer, lluvia de cristal

"¿Qué era la justicia? ¿Lo que

decían los libros o lo que se

imponía y aplicaba en la vida

real? ¿O más bien lo que,

independientemente de los libros,

obligaba a cumplir el

ordenamiento de la época?”

‘El lector’, de Bernhard Schlink

Muchas veces hemos podido darnos cuenta de la división entre la ley o la norma y la moral. El concejal de turno ha diseñado unos preciosos paseos ajardinados y poco a poco vamos viendo una línea recta y fija que atraviesa el césped, facilitando el camino al viandante. Y lo que anteriormente pudiera haber sido una sanción, ahora se resuelve con un nuevo trazado hecho ley, sobre todo si el nuevo camino ya estaba muy hecho, muy pisado.

Otros casos siguen la misma pauta: el uso y desuso de vocablos hace que muchos dejen de tener validez y otros tantos se incorporen a su uso en el habla y en la escritura porque la sociedad progresa y avanza. Finalmente, hoy la población en general es más sensible a casos de violencia que antaño en donde el silencio colectivo era más patente. Por ejemplo, hoy, los menores de edad pueden sentirse más protegidos legalmente que siglos atrás. Que no vayan los procesos con la celeridad que deseamos no significa que no se esté avanzando en este derecho y deber.

Pero a corto plazo, y en España, hemos asistido a un retroceso y pérdida de las libertades y los derechos de los ciudadanos, debilitando y desmantelando así el Estado de Derecho. En una dictadura, las acciones del Gobierno no tienen por qué obedecer a norma jurídica alguna. Y, sin embargo, parecidos resultados se obtienen cuando una mayoría absoluta democrática impone los deseos de un ministro, con el silencio a veces del Presidente, sin consenso que valga, en otras épocas no lejanas.

En España hemos asistido a un retroceso y pérdida de las libertades y los derechos de los ciudadanos, debilitando y desmantelando así el Estado de Derecho

Serán por ley las costosas tasas judiciales, la eliminación de unos 1.200 jueces en régimen de sustitución hace casi una década, la seguridad ciudadana según la entienden ellos -no la ciudadanía-, la reforma de la justicia universal, un corcusido que ya liberó de inmediato a 43 narcotraficantes y dejó abandonadas a los dos centenares de niñas secuestradas por Boko Haram en Nigeria, por ejemplo. Las personas, los individuos, están por encima del Estado a quien pertenecen, porque ellos son el Estado.

¿Y son morales las decisiones de aquellos ministros -Ana María Pastor, María Fátima Báñez o José Ignacio Wert-a quienes les gustaba, hace tres lustros, ser centro, dar la nota? Fueron, entre otros, por desgracia, un recordado lastre. No, porque se me antoja pensar que un amoral, no tiene sentido moral. Sus normas jurídicas, sus leyes, las dicta disléxicamente, torticeramente, con enorme menoscabo de la mayoría de la población: ¿Quién va a pleitear cuando las costas, aun ganando el juicio, pueden no devolverse?

La Justicia para quien se la pueda pagar; y la Justicia como recurso comercial: quién se atreve a llevar la contraria a China en el proceso contra cinco antiguos jefes suyos, uno de ellos el que fuera presidente -Jiang Zemin-, por su presunta responsabilidad en los delitos de lesa humanidad y genocidio en Tíbet, cuando ese país es dueño del 20% de nuestra deuda…

Ley y moral
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