Dietrich Bonhoeffer, el teólogo protestante comprometido con su tiempo

De tal manera comprometido que de ello dan cuenta sus viajes y entrevistas para acompañar y compartir con diferentes colegas y educandos que tenía en su iglesia Protestante, por Europa y, concretamente en Alemania

Dietrich Bonhoeffer (Wroclaw, Polonia, 1906 - Campo de concentración de Flossenbürg, Alemania, 1945) fue un pastor protestante y un pensador auténtico, resistente e inflexible que llevó, hasta las últimas consecuencias, a la práctica sus teorías y su pensamiento. Ignorado prácticamente durante un cuarto de siglo, la revolución del Concilio Vaticano II volvió a tener con él la devolución de todo su acervo, implantando el nuevo equilibrio que va transformando la teoría del conocimiento tradicional; al final de la década de los sesenta se le consideró el profeta -crítico con el sistema- de los nuevos tiempos. Más allá de su personalidad y carácter, sus hagiógrafos han podido tener, a través de los escritos de Dietrich en el campo de exterminio, acaso solo un somero análisis.

Dicen mucho sus escritos, como el de Resistencia y Sumisión, pero se debe capturar de una manera perfecta su genuino significado, revelando su importancia y la fidelización de sus principios. Si hablábamos al principio de su autenticidad es porque, para él, siempre fueron inherentes su teoría del conocimiento y su vida.

La lucha que libra Dietrich por la más prístina nobleza se funde y confunde con la lucha por la libertad

UN PATRICIO

Dietrich nace en el clima propio de la media y alta burguesía en Alemania. Su familia se traslada a Berlín en 1912, ciudad que era la crema y la culminación de su crédito y reconocimiento intelectual, conciertos, coloquios... Su carácter era el de un aristócrata. Así, Paul Lehmann, coetáneo y amigo suyo, y versado en la ética política, lo recordaba como el comisionado de

"una aristocracia del espíritu, en el mejor sentido de la palabra". 'Encuentro con Bonhoeffer (Un Almanaque).

Y su hermana Sabina, gemela suya, lo describió a la manera de

"un joven al estilo de los antiguos caballeros". 'Encuentro con Bonhoeffer (Ibidem).

Y cómo se expresaba el mismo Dietrich. Así mostraba un rasgo suyo del ánimo y la sensibilidad de este hombre siempre joven:

Si no tenemos la valentía de desarrollar un auténtico sentido de las distancias humanas y de hacer de esto objeto de un combate personal, sucumbiremos en las anarquía de los valores humanos... Si ya no se sabe lo que uno se debe a sí mismo y lo que debe a los demás, si el sentido de la calidad humana y la fuerza de guardar las distancias desaparecen, el caos está llamando a la puerta (Resistencia y Sumisión).

Bonhoeffer habla, como siempre, y es consciente de lo que dice, en un contexto determinado. Observa y es observado por la infernal amargura del nacionalsocialismo de Hitler, un sistema en que lo ramplón y vulgar no logra desfigurarse detrás de los abalorios de falsas moralidades y manifiestas hipocresías.

La "distancia" que repite mucho este pastor no se parece en nada a una posición de desprecio. Esto lo que inculcan totalmente las ideas y creencias nazis contra las que se rebelaron Bonhoeffer, sus amigos y toda la Resistencia. El desprecio es la peor de las peores maldades, no deja de ser también una atracción de las más graves:

El peligro de dejarnos arrastrar al desprecio del hombre es muy grande... Al despreciar al hombre caemos en el pecado capital de nuestros contrarios... La única actitud fecunda con respecto a loshombres -en especial con respecto a los débiles- es el amor, es decir, la voluntad de formar comunidad con ellos (Ib.).

Ya en la cárcel, se enerva por las consideraciones que algunos carceleros consideran tener con él cuando descubren quién era y de dónde provenía. Porque Bonhoeffer no está apegado a las concesiones de clase. Él es defensor de la nobleza, una cualidad natural de la sensibilidad y el sentimiento, que no tienen cabida el nombre ni la raza. Ve dibujarse la nueva nobleza, con independencia de los límites de clase, y en medio del pueblo que la administración nacionalsocialista ha deshumanizado y laminado.

Estamos metidos dentro de un proceso que tiende a fabricar un populacho, y esto dentro de todas las capas de la sociedad. Pero al mismo tiempo es este el día del nacimiento de una nueva nobleza, que reúne en un mismo círculo hombres que hasta ahora pertenecían a todas las capas sociales, La nobleza se constituye y subsiste gracias al sacrificio, al valor, y a un saber claramente qué es lo que uno se debe a sí mismo y qué es lo que uno debe a los demás; gracias a la exigencia natural del debido respeto y a la guarda, también natural, del respeto tanto a lo que está por encima, como a lo que está por debajo... (Ib.).

Algo que le causa a Bonhoeffer más horror no deja de ser la estupidez -en La Teoría de la Estupidez, ib-. En este manuscrito -Cartas y apuntes desde el cautiverio-, afirma que la necedad, además de atribuírsele una debilidad que sufre la inteligencia, sobre todo y propiamente es un "defecto humano".

Hay hombres extraordinariamente sutiles desde el punto de vista intelectual, y que son necios, y los hay que intelectualmente son muy torpes, y que son algo muy distinto de tontos (Ib.).

Y prosigue: "No es un acto de educación lo que podría conseguir la victoria sobre la necedad, sino un acto de liberación" (Ib.). Porque la lucha que libra Dietrich por la más prístina nobleza se funde y confunde con la lucha por la libertad. Su educación -no conoce posiblemente otra- es la de aquella aristocracia que se encarama sobre los valores personales más necesarios y fundamentales. Y por eso lo mataron, lo ahorcaron junto a otros jóvenes de la Resistencia que no se pusieron de perfil. Fue un hombre auténtico que fundía la teoría con la práctica, un transitivo nada inocente. En el mismo sentido, Paulo Freire, unos años más tarde, acuñaría la expresión ?pedagogía liberadora' frente a la intransitividad ingenua y acrítica.

Dietrich Bonhoeffer es ahorcado junto con otros, a sabiendas que ya estaban cerca los aliados para liberarlos

UNA NATURALEZA RICA Y SANA

E. Bethge -amigo, marido de la sobrina de Bonhoeffer y compañero en la Resistencia del teólogo y educador mártir- le menciona:

Sabía [el pensador] que solo puede gozar de la belleza de este mundo quien está presto a sacrificarla: [se trate] de los frutos de la tierra o del calor del sol, o de las amistades, o del humor y de las distracciones del ánimo. Tenía debilidad por aquellas personas que eran capaces de hacer agradable una comida (...) (El mundo responsable -colección de cinco volúmenes de diferentes trabajos dedicados a Bonhoeffer-).

Y un alumno suyo lo identificó de esta guisa:

En todas las notas que he tomado con respecto a él, se encuentran fórmulas tales como cercano y lejano a la vez, superiormente distante, a la vez que abierto y disponible. Una sólida base unida a una vitalidad dominada. Los conflictos los atravesaba y los llevaba de un modo casi "sagrado" (Resistencia y Sumisión).

SABIO Y UN INTELECTUAL COMPROMETIDO

Conoció los escritos primeros del afamado y prestigioso Karl Barth, y también a este profesor en persona. Y de este conocimiento, Dietrich, con 25 años, le diría a un amigo suyo: Es importante y completamente maravilloso comprobar que Barth está aún por encima de sus libros... Hasta ahora nunca me he encontrado ni he creído que fuese posible algo parecido" (Escritos recopilados, 4 vol.).

De tal manera comprometido que de ello dan cuenta sus viajes y entrevistas para acompañar y compartir con diferentes colegas y educandos que tenía en su iglesia Protestante, por Europa y, concretamente en Alemania, conferencias, discusiones, comisiones, trabajos, charlas... Poco más tarde, cuando otro detenido le pregunta cómo un cristiano, cómo él, que según parecía tenía que ver con el derrocamiento violento de aquel estado de delirio y tormento, y pudiera haber participado en una conjura, le respondió:

Si un loco, en la Kurfürstendamm [enorme avenida berlinesa, semejante al Paseo de Gracia catalán], lanza su coche a la acera, no puedo, como pastor, contentarme con enterrar a los muertos y consolar a los familiares. Debo, si me encuentro en ese sitio, dar un salto y quitar al chófer del volante (El mundo responsable,  5 vol.).

Y en un clima de terror, en un abril alemán de Flossenbürg, Dietrich Bonhoeffer es ahorcado junto con otros, a sabiendas que ya estaban cerca los aliados para liberarlos. Y fue así dos semanas exactas después. Aquellos presos, como los demás prisioneros de otros campos dejaron la semilla para que ningún otro muriese así.

Comentarios