Cuando se van apagando las luces

Si el bello sol del atardecer nos sigue sonriendo, no debemos estar quietos nunca. Siempre nos queda la belleza, la tranquilidad, el mundo que amamos. Saber mirar, por los ojos entra toda la belleza del mundo

Veo amanecer, lluvia de cristal
Manolo Díaz

Puede que se vaya apagando la luminosidad y que el otoño se mueva veloz a uña de caballo, pero también es verdad que la simplicidad y discreción con encanto son verdaderamente convincentes y seductoras -porque son muy expresivas- tanto en la propia vida como en la vejera, como dicen en América.

En España, la proporción de casos del Alzheimer viene a ser del 0,05% de los 40 a 65 años; sucesivamente, del 1,07% en la horquilla de las edades de 65 a 69 años; un 3,4%, entre los 70 y 74; un 6,9%, entre los 75 y 79; un 12,1%, entre los  80 y 84; un 20,1 entre los 85 y 89; y un 39,2% en los años que siguen. Nos dijeron que nuestro Índice de Desarrollo Humano iba a ser el de una vida más larga, pero se omitía -porque entonces se ignoraba- que también más saludable.

Y hemos dejado de ser guerreros por imperativo categórico. No es lo mismo llegar a término que llegar en retroceso, disminuidos, seniles y decadentes, cuyo ocaso y acabamiento no dejan de ser el desafecto y la ingratitud, la absoluta distracción y el total extravío, cuyas consecuencias son el correctivo, el rechazo y la crítica frente a la rebelión y el pronunciamiento, frente a la incomunicación y el desamparo. Correlativamente y en última instancia siempre queda el mal menor de la internación en un alojamiento fuera de la familia, al habernos dado una sociedad así. No hay otra... Aunque sabemos hace mucho, gracias a Franz Kafka, que mientras los seres humanos estimemos y queramos la belleza y el encanto, no nos marchitaremos ni deterioraremos, sino que rejuveneceremos, alzados con una vejez insubordinada y exenta.

"Si encuentras a alguien que te hace sonreír, que te mira a menudo para ver si estás bien. Que cuida de ti y quiere lo mejor para ti. Que te ama y respeta. No lo dejes ir. Gente así es difícil de encontrar".
La Metamorfosis, Franz Kafka.

A lo peor ya sea tarde para alargar un poco más el donaire, la capacidad y esa lucidez que daba el genio y el entusiasmo por vivir, a pesar de los posibles vacíos. Quizás ya sea tarde para que los globos emocionables y animosos recomiencen a estallar, ante la caída sin perdón del otoño de la vida que a todo el mundo emociona por demás, inquietante e impresionantemente, recordándonos nuestra parquedad y debilidad en el último sendero de nuestra vida.

SIGNIFICADO DE SER VIEJO EN NUESTRA SOCIEDAD

Hoy, en 2023, después de haber transitado el ser humano por nuestro satélite, y de haber logrado trabajar la ciencia con nanómetros y nanosegundos, equivalentes a la milmillonésima parte de su correspondiente unidad de medida, no tenemos para nuestros mayores otro descubrimiento que las residencias. Así están los bolos pinados. Y no digo que haya otra alternativa, pero parece un sarcasmo que hayan de retirarse por ser improductivos y no ser nuestro referente, nuestros recuerdos más profundos, nuestro diccionario y caudal de destreza, cultura y pericia. Ahora solo son, para nuestra memoria colectiva, un cuerpo estéril e infecundo, una carga y un obstáculo para el fisco. Con ellos, topa la ciencia.

En El viejo en la historia, Carlos Tejo Maturana nos trae el texto quizás más antiguo que se conoce de un anciano autoanalizándose. Está datado en el siglo XXV a. C. y es citado por Regis Debray. Así dice Ptah-Hotep, el escriba egipcio, visir del faraón llamado Tzezi:

"¡Qué penoso es el fin de un viejo! Se va debilitando cada día; su vista disminuye, sus oídos se vuelven sordos; su fuerza declina, su corazón ya no descansa; su boca se vuelve silenciosa y no habla. Sus facultades intelectuales disminuyen y le resulta imposible acordarse hoy de lo que sucedió ayer. Todos los huesos están doloridos. Las ocupaciones a las que se abandonaba no hace mucho con placer, sólo las realiza con dificultad, y el sentido del gusto desaparece. La vejez es la peor de las desgracias que puede afligir a un hombre".
Regis Debray: 'El Estado seductor'. Manantial, Buenos Aires, 1995.

Hay muchas cosas que se co-funden y fusionan para que el final sea lo más parecido a toda una vida que hemos llevado. Pero lo que no perdona es el deterioro cognitivo. Los padres son nuestros cimientos. Es de Perogrullo. Recordar los buenos momentos es hacer mejor el final, los amores se van marchando y el ideal es cuidarlos. Como un eterno retorno, sí se pueden tener experiencias nuevas.

En algún lugar leí que la vejez debería ser bella como un glaciar que se ha quedado quieto para siempre

Si el bello sol del atardecer nos sigue sonriendo, no debemos estar quietos nunca. Siempre nos queda la belleza, la tranquilidad, el mundo que amamos. Saber mirar, por los ojos entra toda la belleza del mundo. Estar atado a la belleza, al recuerdo, al confort de la risa. En algún lugar leí que la vejez debería ser bella como un glaciar que se ha quedado quieto para siempre.

En esta etapa de la vida, el desarrollo y la evolución deberían ser diferentes a como han sido hasta ahora. El tiempo, en contradicción, parece que va más lento.

Si escuchamos las canciones de la tierra, no hay nada que pueda llenarte luego de igual manera. Es la hermosura. Oír la voz de los que nos antecedieron. Andar despacio, dejarnos llevar por la inmensidad del tiempo, y de la naturaleza que nos rodea. Ser amables, es el pilar, y ver la alegría en los ojos de los demás. Cuántas veces hemos visto y contemplado el brote de vida vegetal entre las rocas o entre, inusitadamente, cualquier orificio del asfalto por pequeño que sea. También las flores han luchado para sobrevivir. Nosotros, alimentar los recuerdos que nunca se olvidan, disfrutar de la belleza de la naturaleza, imaginar, vivir este día, escribir mediante la reflexión, que tiempo hay, porque cada minuto es un mundo. Las hordas de la vida olvidan...
 

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