viernes. 29.03.2024

Cuál es el origen verdadero del machismo

A veces parece que el paternalismo, la mala educación y el machismo nos avasallan y, si no andamos con algo de cuidado, el patriarcado nos seguirá dominando.

Cecilia Vicuña (Santiago de Chile, 1948-) 

El centro de la mandala

Besarte no es la solución

que me penetres y langüetees

¡no es una solución!

Mirarte ha llegado a ser más íntegro

que besarte

un beso es poco para mí

un coito es demasiado poco

un coito no sabe contener ni expresar

ni satisfacer mi sentimiento de ti

La vida y la muerte se anudan

y desarman en ti

(...)

Cecilia Vicuña (Santiago de Chile, 1948-)

Escribo y pienso desde la convicción de que algo y mucho hemos hecho mal, muy mal. Porque tantos siglos de historia no pueden soportar que la rebeldía y las transformaciones sociales no hayan reparado, y si lo han hecho haya sido solo tangencialmente, en la causa de este desdichado y simple patriarcado cuyo poder omnímodo desciende desde hace no un siglo o dos, sino de muchos más, desde la Edad Antigua en que pueden escribirse las emociones y las reivindicaciones de los trabajadores y de las trabajadoras, cuando a estas se les triplicaban los trabajos de la maternidad, de la choza y de la tribu. En la Prehistoria, evidentemente no habían sido mejores las cosas. Las mujeres que podían, por su valentía, pericia y arte, podían ser alguien en el clan, pero sin predicamento. Muchas mujeres habrían sido adelantadas, muchas mujeres adelantadas a su tiempo, pero la prepotencia del hombre en relación a la mujer ha aguantado muchos milenios. Y hoy, únicamente apenas un siglo ha surgido su cuestionamiento, como reacción al posicionamiento de la mujer. Y sigue, porque la bola de nieve aumenta su volumen y es imparable. Evidentemente la realidad es más de lo que podemos ver. Y si no, paren y lean lo que hace ser uno mismo cuya consecuencia ha sido siempre terminar separados por los demás, con el avance de que, si concluimos con la voluntad de los demás, nos desarraigaremos propiamente de nosotros.

Las mujeres que podían, por su valentía, pericia y arte, podían ser alguien en el clan, pero sin predicamento

Entre tanto atolladero, no debemos jugar al despiste. La vida no es sino vivir como lo hacen los mamíferos al respirar: coger y dejar. Según el filólogo, jurista, antropólogo y sociólogo suizo Johann Jakob Bachofen (Basilea, 1815-1887), la abertura al estado de la monogamia y el movimiento de los derechos maternos a los paternos resulta en el mundo de la antigua Grecia por efecto de las ideas religiosas como de la implantación de nuevos dioses, agentes de las nuevas ideas en una etapa de rápidos cambios en el conjunto de las divinidades de siempre que no eran sino la materialización de la antigua imaginería. Así, por mera naturaleza, despacio, con lentitud, los dioses caducos fueron siendo degradados a un segundo lado por los más recientes. Esto viene a cuento para poder decir que lo que definió las revoluciones históricas en cuanto a la condición comunitaria y omnímoda de las mujeres y de los hombres no fue precisamente el perfeccionamiento de lo que caracterizaba realmente la existencia del ser humano, sino el resplandor místico de aquellas categorías en sus mentes e inteligencia.

Qué hemos aprendido de la historia.

Pequeña historia o larga, de más de cincuenta y cinco siglos que efectivamente no han sido suficientes. Hay cosas de las que no se puede hacer broma alguna. Y se redondea con algo parecido a una chanza. Nos referimos a la mujer, a otras razas que no son la nuestra o a enfermedades varias, ya sean físicas o mentales. Y la enorme contradicción de un mentecato -mente captus: falto de juicio, necio- es confundir una tradición con el respeto debido. Cuando es así, estamos ante un escarnio y una humillación, como ocurrió el 6 de octubre en el Colegio Mayor Elías Ahuja, de Madrid. Y peor es cuando los estudiantes y algunas matriculadas apelan, defendiéndose, a que todo lo ocurrido se trata de una 'tradición'. En definitiva, cosas de estudiantes que pierden el tiempo en no estudiar.

Pero aún hay más. Aquí más cerca. En Cantabria. Una ocasión más de burdo machismo. Un diputado entrado en años, portavoz de Ganadería del PP y presidente del sindicato Asaja, en sede parlamentaria arremete contra una diputada de diferente partido al suyo con estas palabras y con nervio muy sublime, casi dos semanas más tarde que el caso de los universitarios voceras:

“las ferias son para hombres; y para las mujeres, los mercadillos”.

"Lo que no es normal es que vaya la señora X, porque evidentemente no sabe de lo que está hablando, hay que mamarlo y tú no lo has mamado nunca, habrás mamado otras cosas, pero esto no, la verdad".

La diputada, inteligente, ha respondido:

“[Es] lamentable que personas con actitudes tan impresentables representen a nadie” (sic).

Evidentemente, lo que no se enmienda se refuerza. Así, un correligionario del muchachote insulta y ataca en esta lid al vicepresidente del Gobierno tildándole de "miserable" por hacer público el desmán del ganadero. Sabemos que en nuestra tierra ha hecho esos días un calor inusual y un Sur que nos engancha a ciertas patologías como los cambios de humor y el cansancio.

Todo tiene que ver. Por ejemplo, a veces parece que el paternalismo, la mala educación y el machismo nos avasallan y, si no andamos con algo de cuidado, el patriarcado nos seguirá dominando.

Cuál es el origen verdadero del machismo
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