sábado. 20.04.2024

Sin vacuna contra la implementitis

Implementar es el verbo de moda. Desfila por las pasarelas del país sobre un ficticio tacón de aguja, luciendo una discutible costura sintáctica y un horrísono caminar.

Cuando dicen implementar quieren decir realizar, hacer, ejecutar, conseguir, crear, programar, armar, desarrollar o estructurar algo nuevo. Pero el virus invencible de la implementitis les impide elegir entre el rico y acomodaticio castellano de Cervantes  cualesquiera otro verbo.

La implementitis no responde favorablemente a ningún fármaco ni tratamiento lingüístico

Implementar produce implementitis cuando su uso se convierte en abuso. Esta inflamación lingüística necesita una vacuna que inmunice al 100% de los afectados. Atañe principalmente a los políticos sin discurso o con discurso mal escrito, a los empresarios de última hornada y a ciertos líderes de opinión sin opinión propia.

Implementar es el verbo de moda. Desfila por las pasarelas del país sobre un ficticio tacón de aguja, luciendo una discutible costura sintáctica y un horrísono caminar. Antes que la implementitis, los españoles soportamos estoicamente la empatitis (inflamación de la empatía), la proactivitis (hinchazón desmesurada de lo proactivo) y la inconfundible resilentitis (abultamiento de la resiliencia).

La implementitis no responde favorablemente a ningún fármaco ni tratamiento lingüístico. Se extiende como la hiedra y deja en planta o en la unidad de críticos de la Lengua a quienes lo pronuncian. Cursa levemente al inicio, se acentúa en pocas semanas y se convierte al final en un estupefaciente. Quien recurre al verbo transitivo implementar ya no vuelve a conjugar, en su sano juicio, los arrinconados realizar, hacer, ejecutar, conseguir, crear, programar, armar, desarrollar o estructurar.

Implementar no es complementar ni suplementar. Tan solo es fardar y suplantar. Sustituir injustificadamente, a mitad de partido, al verbo goleador por un verbo casi imberbe. Dar juego a un cuatrisílabo feúcho e inmaduro y sentar en el banquillo al cerebro del equipo.

La vacuna que anuncia Pfizer -pronúnciese “faiser”- presume de inmunizar al 90% de la población. Pero España necesita proteger al 100% del censo de esta maldita implementitis.

Creo.

Sin vacuna contra la implementitis
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