jueves. 25.04.2024

Siente un afgano a su mesa

Los fieles colaboradores de Estados Unidos o España se han convertido en infieles colaboracionistas para ese grosero sultanato de los talibanes.

El tardofranquismo se sacó de su casposa chistera una inquietante campaña solidaria titulada 'Siente un pobre a su mesa'. Berlanga, dueño de una chistera tan prodigiosa como la del inmortal Tip, edificó sobre ella en 1961 un monumento cinematográfico llamado “Plácido”.

Sentaremos a nuestra mesa al 0,004% de los 39 millones de habitantes del volcánico Afganistán

Todo aquello sucedía en Navidad. Y todo lo de Afganistán sucede en pleno agosto. Antes del próximo día 31, España invitará a su mesa a cerca de 1.500 afganos. También les proporcionará papeles, casa y sentido a sus trashumantes vidas. Después del glorioso fracaso de la ocupación aliada durante 20 años, ahora se persigue el flaco triunfo de la salvación “in artículo mortis”. Los fieles colaboradores de Estados Unidos o España se han convertido en infieles colaboracionistas para ese grosero sultanato de los talibanes.

Sentaremos a nuestra mesa al 0,004% de los 39 millones de habitantes del volcánico Afganistán. Kabul ya solo respira a través de su aeropuerto, que bien podría llamarse Kabulandia por el torbellino de fantasías que inspira a sus miles de sitiadores. Pero no hay sitio para todos. La caridad internacional también depende de la calidad del pasaje. Niños y mujeres los primeros, o los últimos, según se mire.

Ese 0,004% de pobres se unirá solidariamente a los nuestros y cenarán juntos todo el año. Con la conciencia tranquila y el estómago lleno. España es tan grande que apenas nos cabe un 0,004% de afganos. De paso, hemos sentado las bases de un gigantesco puente aéreo Kabul-Torrejón y hemos vigorizado las Bases de Morón y Rota. ¿Qué más se puede pedir?. Por ejemplo, que la ministra de Defensa, Margarita Robles, pronuncie correctamente “aeropuerto”.

Ángel María Villar presidió durante 28 años la Federación Española de Fútbol y nunca logró pasar de “fúlbol”. Quien sabe si, consciente de su incapacidad, jamás se le oyó decir Afganistán.

Siente un afgano a su mesa
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