jueves. 28.03.2024

Inés arrima demasiado

Pero tiende últimamente a los enredos como el mar tiende a la orilla. Irreprimiblemente. No hay charco que no pise ni jardín que no holle. 

Inés Arrimadas arrima demasiado. Sabe que la cámara la quiere, las televisiones la adoran y una parte de las redes la venera. No es una política al uso, sino una delicada filigrana, una criatura de diseño, un experimento talla 36. Explota estajanovistamente su condición femenina. Maneja con pericia de aviador su glamour a prueba de amonal. Agita con la discreción de las alquimistas discretas  la pócima mágica de su ambición. 

Pero tiende últimamente a los enredos como el mar tiende a la orilla. Irreprimiblemente. No hay charco que no pise ni jardín que no holle. Se mete en todos los berenjenales con impropia facilidad. Y sale de ellos dando los tumbos inconfundibles de la borrachera de portavocía.

Hasta su aparición en la escena catalana apenas conocíamos un ciclón de Jerez, el torero Juan José Padilla. Inés es jerezana de pro y sin contras. Allí se casó con un independentista, Xavier Cima, e hizo cumbre del salsaroseo patrio. Camina muy deprisa y se viste muy despacio. Cometió la originalidad de ganar las elecciones de diciembre de 2017 a la Generalitat y no presentarse al debate de investidura. Retiró miles de lazos amarillos sin ponerse roja. 

Cometió la originalidad de ganar las elecciones de diciembre de 2017 a la Generalitat y no presentarse al debate de investidura

Esta doña Inés va de la mano de un don Juan con gastroenteritis aguda llamado Albert. Encarnan el duopolio del partido cuyo semáforo solo luce un color, el ámbar. Y así no hay quien cruce de acera ni se percate de si se ha pasado de frenada. Es todo lo contrario de una “portavoza”. Tiende acusadamente a ser la portavoz/portavez de un partido nervioso como un flan.

La estrella recién nacida crece precozmente. Está muy grande para su edad: cumplió 38 el pasado 3 de julio. Sin estar muy delgada, flaquea. El Día del Orgullo salió lastimada seriamente en el suyo. Quizás le hirió leer la pancarta “Ciudadavox” delante de sus narices. Chulapa entre la multitud de Madrid. Pide que la Fiscalía intervenga, que el ministro gay Marlaska dimita y que se la pida perdón. Del tirón. 

El Día del Orgullo salió lastimada seriamente en el suyo. Quizás le hirió leer la pancarta “Ciudadavox” delante de sus narices

“Esta semana he ido tres veces al gimnasio, creo que me estoy emocionando”. Se lo dejó escrito Inés Arrimadas a los 140.000 seguidores de su Instagram. El riesgo que corre actualmente es errar tres veces cada semana y no sentir emoción. Por estar acostumbrada.

Inés arrima demasiado