martes. 23.04.2024

Sin besos y con azafatos: la bobería nacional

Mientras en el Tour de la Francia de Macron nunca se perdió el amarillo como maillot del líder ni los besos como cortesía, la Vuelta trata de reinventarse cada año.

El listón de la bobería nacional siempre puede elevarse unos centímetros y ser holgadamente superado. La Vuelta Ciclista a España es el penúltimo ejemplo. Su organización ha anunciado, con la naturalidad de quien anuncia una cronoescalada, que no habrá azafatas que besen a los ganadores. Sino azafatos. Porque a esta carrera de auténticos machos nadie debe tildarla de machista. Sin palabras. Y sin besos.

No conozco una sola de las cientos de azafatas que han estado besando durante sus 71 años de historia que se haya sentido mujer florero. Aunque haya acompañado sus ósculos a los ganadores con la entrega de un ramo de flores. Pero este país de naciones que juega a ser el más progre y el más feminista no conoce límite. Ni siquiera a su estulticia.

Podrían haber sustituido los dos besos por una palmadita en la espalda o un recio choque de manos. Demasiada sencillez para tanto carmín

Podrían haber sustituido los dos besos por una palmadita en la espalda o un recio choque de manos. Demasiada sencillez para tanto carmín. Mientras en el Tour de la Francia de Macron nunca se perdió el amarillo como maillot del líder ni los besos como cortesía, la Vuelta trata de reinventarse cada año. Recuerden que pasó del amarillo al jersey oro y ahora premia con un maillot rojo al ganador. La deriva en colores. Como antes lo fue en fechas, pasando de mayo a agosto.

El ciclismo es un deporte tan bello que no necesitaría la belleza añadida de las azafatas. Pero estábamos tan acostumbrados a su inocua sonrisa perfecta que nunca entenderemos en nombre de qué progresismo de salón se suprimen ahora. Todo para el ciclista, pero sin el ciclista. 

Nadie le ha preguntado a Froome, Contador o a Nairo qué le parece la idea. Ni lo harán. La organización se dedica a organizar. Y, ocasionalmente, alumbra ideas de parto tan prematuro como la que nos ocupa. El mayor atentando machista que yo he visto en las últimas décadas en nuestra Vuelta lo pudo leer toda España en una rampa de un puerto asturiano que no viene a cuento.

Alguien pintó lo siguiente: “Aznar, tu hija es muy fea”. Eso sí que es machismo de brocha gorda, insulto intolerable y “graffiti” descerebrado. Aún espero el comunicado de condena de tan machista gramática de la organización de la Vuelta.

Qué se puede esperar de una Vuelta Ciclista a España que comienza en Nimes (Francia) el 19 de agosto. Definitivamente han perdido la brújula. Cuando deberían estar de vuelta de todo.

Sin besos y con azafatos: la bobería nacional
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