sábado. 27.04.2024

Los perdedores, los vencedores y Luis Suñén

Alguien puede sentirse vencedor en su vida personal y afectiva y sentimental, pero no es su vida profesional o laboral, o, en su existencia vocacional

En toda actividad, se dice que existen perdedores y existen vencedores, personas que tienen éxito y personas que tienen fracaso. Se habla de la sociopolítica, pero también en cultura.

Me he encontrado con un artículo de Luis Suñén, titulado Los perdedores, en la revista Leviatán, publicado el ocho de junio 1982, -si mis datos nos son erróneos-, en que habla de este concepto aplicado a determinadas realidades. Pero yo quisiera que nos fijásemos, no a los perdedores o vencedores, en cuestiones sociopolíticas, sino empecemos por los que se sienten que han perdido o han ganado en la vida.

Compliquemos más la cuestión, porque la vida y la existencia es así, podríamos indicar que cuando una persona está en la tercera edad, ya se examina y se evalúa, sin querer toda la vida y toda la existencia. ¿Ha triunfado en la vida, ha fracasado en la existencia? ¿O, ésta es una cuestión tan grande y tan grave que no se puede contestar de momento, quizás, en el futuro con los Big Data, la IA y los superordenadores binarios y los ordenadores cuánticos...?

Fijémonos un poco en los miles de literatos y escritores y escribientes, en todos los géneros, que cada generación apenas tienen éxitos, solo algunas migajas

Alguien puede sentirse vencedor en su vida personal y afectiva y sentimental, pero no es su vida profesional o laboral, o, en su existencia vocacional, que no es lo mismo que la laboral en muchos casos. Quizás, quiso viajar por el extranjero y no lo pudo, quizás, deseó tener cinco hijos y solo ha tenido uno. Quizás, quiso alcanzar un nivel cultural o educativo o laboral más alto, pero no pudo ser. Quizás, deseo tener una vida afectiva y sentimental más racional. Quizás, ha lamentado el trauma que aquella situación le ha producido durante toda la vida. Quizás, ha deseado en el fondo haber nacido en otra ciudad, en otra cultura, en otro país, en otra familia. Quizás...

¿Pero qué ocurre en los terrenos culturales, de búsqueda o creación o de investigación, sea en Física Teórica, sea en Matemáticas, sea en Filosofía, sea en Literatura, sea en algunas de las Artes...? ¿Cuántos miles, decenas de miles, cientos de miles, que alcanzan algunos éxitos, pueden sentir que han fracasado en esa su potencial o posible vocación, quizás dedicando a ella toda su existencia, quizás solo el tiempo libre, quizás aspiraban al Nobel, quizás al Cervantes, o similar cada uno en su faceta, quizás, a cinco estrellas Michelin en diez años, quizás...?

Entre los cinco o seis o diez fines o finalidades o metas que deseo alcanzar o mostrar, al citar artículos periodísticos o literarios del pasado, es mostrar mi modesto homenaje a otros, que han estado en este campo antes que nosotros en este redil o en esta pesca, o que están al lado de nosotros, en este momento, tengan treinta años más que nosotros o treinta menos. Segundo, dar a conocer que las temáticas actuales, ya, se han tomado en el pasado. Pero que ahora, puede haber diversas concreciones o cristalizaciones o amalgaciones debido a los momentos de ahora. Por supuesto que los artículos originales, pueden ir por otros derroteros, y, el que se materializa aquí, por otros viaductos o lagos. Es la necesidad del momento de cada uno, de su época.

Todo el mundo siente que ha perdido en algo, que ha ganado en algo

Suñén nos comenta la novela de Marsé, Un día volveré. Nadie puede negar el mérito de Marsé. Nadie puede negar que ha sido durante décadas uno de los faros de la cultura novelística y literaria, de nuestro país y sociedad, yo, yo diría también de nuestra cultura de entrevistas. Porque éstas eran por lo general, con enjundia, palabra que ahora tanto se utiliza en las telenovelas. Marsé, no lo olvidemos, es de los pocos escritores que fueron antes y al mismo tiempo, hasta una época, trabajador manual en la Barcelona profunda, hasta que lo descubrió la gran descubridora de descubrimientos literarios, Carmen Balcells, cuándo todavía no era todavía Agencia.

Pero hablemos un poco, fijémonos un poco, en los miles de literatos y escritores y escribientes, en todos los géneros, que cada generación, tomemos este concepto, como un cuarto de siglos, que en todo el territorio geográfico y de la lengua, se quedan mirando, que apenas tienen éxitos, solo algunas migajas, que saben, a cierta edad, que han fracasado, que son los perdedores de la cultura y de la literatura. Que posiblemente, su trabajo se perderá con el paso de las generaciones de descendientes y de décadas. Que pueden admitir que no son notables, ni excelentes, ni geniales sus producciones, pero que en su corazón piensan, que la sociedad tampoco les ha tratado bien...

¿Es tan costoso, en tiempos virtuales, crear una Red Virtual con todos los Poetas de un territorio o de todos los escritores de ese territorio? ¿Curriculum, y, enlaces a sus páginas, y a partir de ahí, quizás otras metas...? ¿Sin examen previo, sino solo seres, que han dedicado uno o diez o cincuenta años a esa actividad...? ¿Es tan costoso...? ¿No es cuestión de justicia y de equidad y de respeto y de reciclaje cultural, asimilando el concepto de reciclaje de materias y plásticos...?

Todo el mundo siente que ha perdido en algo, que ha ganado en algo, todo el mundo siente, que en algunas materias es vencedor y en otras es perdedor. Es, posiblemente la ley de la vida. Recuerdo siempre, que Abderrahman I, primer califa del califato cordobés, si mi memoria no me falla, indicó, o se dice que expresó, "que solo había sido feliz diecisiete días en su vida...". No sé si exageraba, si juzgaba su existencia, con demasiada acritud. Pero esta es la realidad humana, nos sentimos perdedores en cosas, vencedores en otras –cosas y personas y proyectos y vocaciones y...-. Esperemos que sean y hayan sido las pérdidas y las ganancias, con suficiente moralidad y racionalidad y prudencia...

Los perdedores, los vencedores y Luis Suñén
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