Examen de conciencia y los intelectuales y F. Ayala

De las cuestiones morales, todos sabemos de todo y en todos. Por un lado es bueno, cada uno tiene que seguir su conciencia moral. Por otro lado, también, tenemos que saber que quizás no sepamos lo suficiente de moralidad

¿Deben los intelectuales, todos los humanos que se dedican a la búsqueda y exposición y expresión de temas culturales analizar sus conciencias, publicaciones y conceptos?

Quizás, con una realidad que casi se ha terminado o ha quedado muy minusvalorada o muy reducida ha sido el examen de conciencia, de conciencia y de conciencia moral. Durante siglos, se fuese analfabeto o se fuese catedrático en la Universidad de Salamanca, cualquier persona sabía eso del examen de conciencia. Porque dentro de la confesión y de la penitencia, estaba un requisito "el examen de conciencia".

Raramente se examinará su conciencia moral y su conciencia psicológico-moral a la luz de su conciencia profunda

Concepto que a la luz de los Mandatos de Moisés y de los de la Iglesia, las personas se analizaban sus actos, sus pensamientos, sus deseos, sus palabras, sus acciones y sus omisiones. Pero al ir menguando la influencia del cristianismo en Europa, y, especialmente, del catolicismo en la Piel de Toro, cada vez más seres humanos, más generaciones de seres humanos van entrando a y en la edad adulta, sin saber lo del examen de conciencia, o, al menos el examen de conciencia moral y religioso-espiritual.

Por tanto y por consecuencia cada persona y cada uno entra en el mercado laboral y profesional y en la edad adulta con sus conocimientos de su saber, de la cultura de su ambiente o familia o centro escolar, y, con unas normas morales amplias o mínimas, y, con el sistema jurídico legal de su sociedad y Estado. Por lo cual, una persona equis, se le ha abierto multitud de posibilidades de hacer lo que piensa y pensar lo que hace. Es decir, raramente se examinará su conciencia moral y su conciencia psicológico-moral a la luz de su conciencia profunda.

Y, aquí, entre todos los oficios y profesiones y actividades humanas, nos encontramos con la realidad, de que salvo una norma moral mínima, y, unas costumbres sociales mínimas, y, el marco jurídico, existen tantas posibilidades, que todo el mundo tiene la sensación de que si uno, no te engaña o te miente, el de al lado, intentará hacerlo, en lo pequeño o mediano o grande. Porque la norma moral de cada uno, es ya solo cada uno, y, nunca existe o pocas veces, una normativa moral mínima de tipo natural, o heredada de siglos.

Y esta forma de ser y de hacer y de actuar y de hablar y de desear y de no-hacer o no-hablar o no-desear se ha pasado también a los intelectuales. Ahora, ha aumentado el número de personas que atados a una filosofía u otra, a una ética-moral a otra, que de alguna manera, no habla de la conciencia moral, y, si lo hace, es tan amplia, tan laxa, predicando tanta libertad, que al final, se ha convertido en un supermercado de que cada uno se hace la moral a su medida. Cosa que en sí, no tendría que ser negativa, porque la propia conciencia moral es la regla del funcionamiento, pero la cuestión es si esa conciencia moral está bien formada, igual que si sus conocimientos matemáticos son suficientes o de medicina o de derecho o de arte...

La autoconciencia moral es necesaria, pero ésta tiene que intentar estar bien formada y conformada

Todos sabemos que sabemos de lo que sabemos, pero de los demás solo somos unos laicos y analfabetos casi. Pero de las cuestiones morales, todos sabemos de todo y en todos. Por un lado es bueno, cada uno tiene que seguir su conciencia moral, porque si no, unos y otros, te engañarían y te mentirían y te manipularían más y más. Por otro lado, también, tenemos que saber que quizás, no sepamos lo suficiente de moralidad.

En todo este vaivén, se han insertado todas las filosofías posibles, surgidas y nacidas especialmente en estos dos siglos últimos. Podríamos poner nombres, porque al menos existen una decena o docena que en el fondo predican que "cada uno haga lo que quiera" según su conciencia, según su identidad, según su libertad, según autoidentidad, según su proyecto antropológicos, según sus deseos, según sus intereses...

Y, así nos encontramos, en todos los lugares, sitios, actividades, edades, géneros a todo tipo de personas, que llevan su conciencia a su gusto, a y, en todos los sentidos... Cosa que hemos dicho, la autoconciencia moral es necesaria, pero que ésta tiene que intentar estar bien formada y conformada, igual que hay que saber suficiente de la normativa de Seguridad Vial.

- ¿Y, en política que ha sucedido?

- Pues lo mismo, que el mundo de la política teórica y política práctica sobre todo, se han unido los relativismos morales políticos, los escepticismos morales políticos, los materialismos morales políticos... Y, sobre todo los neomaquevialismos...

La pregunta es, existen muchos Maquiavelos ahora en la sociedad europea, en los Estados europeos, en la sociedad española, en el Estado español... ha triunfado una mezcla y combinación entre Maquiavelo, Marx, Freud, Sartre, Nietzsche, y, otros autores de la filosofía de la sospecha...

- Y, por eso, se puede decir y predicar y hablar una cosa hoy, y, dentro de una semana la contraria... ha triunfado El Príncipe de Maquiavelo...

Todo esto me lo ha recordado al acercarme, en parte, a un artículo de Francisco de Ayala, publicado en La Nación, el 07 de septiembre de 1941, titulado: Examen de conciencia.

Comentarios