viernes. 26.04.2024

La banalidad del mal y Arendt, I

El enorme error, o, mejor dicho, dos errores, que se cometen al estudiar el problema del mal, y este tipo de mal industrial. Es que se centra, en demasía, solo sobre una ideología y una zona geográfica, si amplificásemos el foco, y, analizásemos otros genocidios y otros campos de concentración, bajo otras ideologías, y otras zonas del mundo, pienso que entenderíamos mejor este fenómeno. 

Desde que el ser humano es humano, posiblemente, el problema del bien y del mal moral y ético y espiritual está presente en todo ser humano, en toda entidad humana. 

El concepto o categoría que Arendt planteó, es una forma nueva y vieja, de intentar entender el mal y la maldad, especialmente, el organizado industrialmente, la muerte como industria, en definitiva es el eterno problema del bien y del mal, que en los arquetipos occidentales, se pueden presentar bajo la forma de Adán y Eva, de Abel y Caín... 

En una treintena de artículos que he ido redactando durante estos años, he ido planteando esta cuestión, desde distintas ópticas, razones, posibilidades, potencialidades, dimensiones, razones, causas, motivos. Partiendo desde distintos puntos de vista, sean desde Diarios de personas que estuvieron en campos de concentración, desde la problemática del mal y la maldad como concepto filosófico y metafísico, desde el análisis de conceptos o ideas, que están flotando sobre estas cuestiones... Por lo cual, se han ido añadiendo distintas razones y motivos, que entre todss, razones tomadas desde multitud de personas y personalidades, y, que entre todos, pueden ofrecer una explicación no completa, pero más explicativa, que si solo se toma un punto de vista... 

No se podrá entender, el mal y la maldad, diríamos esta que se concentró en multitud de campos de concentración en el siglo veinte, por toda Eurasia, bajo distintas banderas, si no se tiene en cuenta, este dato. No solo analizar una sola geografía, sino distintas, no solo una ideología, sino diversas, no solo como base una cultura sino varias... Lo cual, nos lleva a pensar, que esta problemática del mal, mal en grados industriales y desproporcionados, sin encontrar adjetivos hacia este fenómeno, de tanta violencia y de tanta crueldad, si no se tiene en cuenta, que con diferencias y matices, los campos de concentración, de diverso grado y genocidios, se extendieron en el siglo veinte por una gran parte de Eurasia... 

No me es de mi agrado, criticar posturas de pensadores y filósofos, actuales o del pasado, porque siempre el juicio es limitado. Sin entrar en distintas matizaciones y descripciones del concepto o categoría de la banalidad del mal. Debemos pensar, que quizás, Arendt, no tuvo en cuenta, que al personaje que analiza en el famoso Juicio de Jerusalén. No recuerdo que cite en el libro, que leí hace unos años, no tiene en cuenta, que "estuvo presente en la Conferencia de Wansee", celebrada el 20 de enero de 1942, de los 15 asistentes a esa reunión, que organizó la Decisión/Solución Final, ocho tenían doctorados –no olvidemos, que en aquella época, posiblemente media Europa, no sabía leer o escribir-. Y, uno de los conferenciantes fue el personaje sobre el que Arendt escribió su libro, y que fue el fundamento de su teoría... 

Pienso que si yo pertenezco a un hipotético Comité sobre el Futbol Mundial, y solo están en esa Conferencia, que tomarán decisiones de organización, etc. Supongo que si yo pertenezco a ese Grupo, algo sabré de futbol, alguna voluntad tendré de que dichos fines se cumplan, algo me habrá llevado hasta esa situación, hasta pertenecer a y en ese grupo de decisión, organización o planificación –cuestión que habría que analizar más despacio...-. 

Por consecuencia estimo que Arendt se equivoca al juzgar a la persona/personaje del juicio. No era solo un organizador de transporte o de trenes con personas como corderos llevados al matadero. Era una persona, que había participado en esa Conferencia, con todo lo que en ella, se plantease –que personalmente, desconozco, y, con todo lo que cada conferenciante explicase y explicitase...-. 

Por tanto, el concepto de Arendt, habría que matizarlo, puede que en el fondo sea verdadero, personas sin "enorme poder o sin enorme inteligencia o sin enorme conciencia moral o sin voluntad o sin...", personas que parezcan o parecen normales, pueden hacer crímenes, que llevamos décadas preguntándonos el porqué y el por qué. Pero no es cierto que ese personaje, no era alguien sin importancia, porque alguien que participa en una Conferencia de ese nivel y de ese grado de importancia y de responsabilidad y de consecuencias, no es alguien baladí. 

De pasada habría que juzgar, psicólogos y otros especialistas, deberían analizar el concepto, que me ronda durante lustros por la cabeza, a semejanza que existen test de inteligencia y de valorar otras ponderaciones o facultades o potencialidades o características humanas. Puede, me pregunto que existan diferencias entre las personas, no solo en su nivel económico o intelectual o creativo, sino en su nivel de su control de sus pasiones, y, en el tema, que nos importa, en el nivel moral y ético de las personas –quizás, existan niveles diferentes o escalas en esta cuestión..., y, de ser esto así, en personas normales se pueden dar distintas escalas de nivel de moralidad, que pueden mejorar, si se cuida y educa, pero si no se hace, se agrava en mezquindad-. Si esto fuese así, podría explicar mucho del mal y la maldad humana y del bien y de la bondad humana... 

El enorme error, o, mejor dicho, dos errores, que se cometen al estudiar el problema del mal, y este tipo de mal industrial. Es que se centra, en demasía, solo sobre una ideología y una zona geográfica, si amplificásemos el foco, y, analizásemos otros genocidios y otros campos de concentración, bajo otras ideologías, y otras zonas del mundo, pienso que entenderíamos mejor este fenómeno. 

Segundo, cometemos el error, que no se estudia y analiza profunda y esencialmente, la cúpula del poder que toman estas decisiones, la cúpula del poder que pone en marcha teóricamente, estas realidades, y, las cúpulas que las dirigen o gestionan, que quizás, nunca se manchan las manos de sangre, que eso lo hacen otros, más bajos en la escalera del poder. Pero si han puesto en marcha todo el carrusel de la muerte –a nivel teórico o intelectual, a nivel de poner en funcionamiento la orden para que se cumpla-. Si no se analiza, las biografías profundas y esenciales, de sus infancias, y de sus familias de origen, pienso, que jamás entenderemos y comprendemos. Y, cuánto más tiempo pase, menos posibilidad de comprender existirán, porque más documentación y datos se habrán perdido... 

Modestamente, pienso que Arendt, pone sobre el tablero mundial, de la realidad histórica y filosófica, y metafísica, el problema del bien y del mal, cosa que se había olvidado en cierto grado. Pero se equivoca, en juzgar a un personaje que estaba siendo juzgado como alguien banal, sin personalidad, de alguna forma mediocre en inteligencia, voluntad, conocimiento de la realidad y de sus actos, etc. 

Antes de la Conferencia de Wansee, ya se habían producido varios millones de muertes, en toda Europa, el llamado holocausto de las balas, y otras medidas, como guetos, campos de concentración, de trabajo, etc. Pero diríamos que esta conferencia, inventó un sistema sistemático para exterminar a un pueblo. -O, aplicó, ya antes la cámara de gas, a personas con graves enfermedades mentales, parece ser...-. 

¿Se podría aplicar a todos y a cada uno de esos quince individuos que participaron en esa conferencia, el concepto de banalidad del mal...? ¡Pienso que no, no conozco la trayectoria de todos, ni siquiera, sus finales de existencia, pero pienso que a ninguno es aplicable, en sentido estricto el concepto –incluso admitiendo que alguno tuviese que asistir, a dicha conferencia sin querer, porque lo convocaron-, que Arendt, intentó descubrir, que puede ser aplicado a personas de grado inferior, atrapados por órdenes, pero no a los que organizaron y gestionaron todo el sistema...! 

La banalidad del mal y Arendt, I
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