Sin pánico, autoridades E.E.U.U. ante posible recesión

Si el gigante americano, entrara en una auténtica recesión, sería para el resto del mundo, como aquello de: ¡APAGA y VÁMONOS!

En Economía, la mayoría de sus indicadores contemplados individualmente dentro de sus especialidades, gozan de alta infalibilidad, pero si asistimos como podría ser el caso, a una ralentización inferior a lo habitual de una economía poderosa, no podría afirmarse categóricamente que se encontrara en recesión.

Más bien, y por no eludir de la situación real, se trataría de una ralentización de su habitual expansión económica aplicable a un crecimiento

Técnicamente, y tiene razón la doctrina, la acumulación de caídas en dos trimestres consecutivos del PIB significaría de forma ortodoxa y según los expertos, cruzar al umbral de la recesión.

Efectivamente, una caída del 1.6% en el primer T, y del 0.9 en el 2º T, así se atestigua, repetimos, bajo una estricta ortodoxia.

Pero existen otros factores/indicadores como la solidez del mercado laboral, aún con ciertas grietas, a pesar de la creación de 2.7 millones de puestos de trabajo, aumento de salarios, gastos aún estimables de consumo, etc. que coadyuvan a pensar en un periodo más extenso de resistencia, antes que un supuesto real de recesión.

El único dato alarmante lo constituye realmente el 9.1% de inflación, cifra no conocida dese hace más de 40 años, causante de esta especie de erosión económica, pero puede deducirse que las últimas medidas d la F.E.D. de subir los tipos, lo corregirán.

Existen otros factores/indicadores como la solidez del mercado laboral, aún con ciertas grietas, a pesar de la creación de 2.7 millones de puestos de trabajo

Hay que remontarse a 2001, para encontrar una situación similar a la actual mediante una desaceleración tripartita en USA; JAPÓN y EUROPA, incidiendo especialmente sobre Argentina y México, y la creación de “corralitos” financieros.

Como resumen final, la falta de atención mediática especializada a este asunto augura, por el momento tranquilidad y confianza en la economía estadounidense.

Las mismas condiciones que se dan en estos momentos en EE. UU., diferirían ampliamente en resultados si se produjeran en Europa.