jueves. 25.04.2024

Partidos políticos

La voluntad de las bases no debería estar obstaculizada por estructuras jerárquicas que impidan que aquella se vea limitada por el poder de unos pocos. En consecuencia, la democracia interna es un valor intrínseco a la propia democracia que quiere servir.

Hace poco escuché en una tertulia que el problema de la política son los partidos políticos. Es un planteamiento simple, fácil de entender y que nos permite solventar este complejo problema sin mucha reflexión. Pero vayamos un poco más allá. ¿Qué es exactamente un partido político? ¿Cuál es o debe ser su naturaleza, principios y objetivos? ¿Deben las instituciones u organizaciones introducir un componente ético en el ejercicio de sus funciones?.

Un partido es una organización humana, la materialización de un conjunto de voluntades e intereses que se estructura en una formación que necesariamente contará con las virtudes y defectos de sus componentes.

En sus inicios habrá que dotarle de unas normas de funcionamiento, una organización y unos protocolos de actuación y desarrollo. Si alguien nos preguntara si una empresa, un colegio o un hospital pueden funcionar de forma horizontal y/o asamblearia la mayoría pensaríamos que no es funcional ni práctico. En el caso de un partido político, la voluntad de las bases no debería estar obstaculizada por estructuras jerárquicas que impidan que aquella se vea limitada por el poder de unos pocos. En consecuencia, la democracia interna es un valor intrínseco a la propia democracia que quiere servir.

¿Quién participa en un partido político? ¿Los mejores? ¿Los más preparados? ¿Los más altruistas y comprometidos? ¿Existe una edad a partir de la cual tenemos el bagaje vital e intelectual para poder aportar a la sociedad?.

Las motivaciones pueden ser tantas como preguntas nos planteemos. Sin embargo, pocos de los que participan considerarán que esta organización (y la sociedad) no adquiere una deuda con ellos. Pocos pensarán que su participación es voluntaria y que nadie les debe nada. He aquí el primer conflicto que se plantea individual y colectivamente.

Por lo tanto, cuanto mayor sea el ego de sus integrantes más grande la percepción de la deuda adquirida. Estos tomarán las primeras posiciones para saldar la misma. Empieza el juego de intereses. Es muy difícil para los electores conocer las motivaciones e intereses de los candidatos. La imagen proyectada, cuando no la promesa de recompensa tangible o en forma de influencia, será un factor fundamental de decisión en elecciones primarias.

¿Deben los partidos ser referentes ideológicos de la sociedad o son éstos los que deben seguir la sensibilidad de cada momento? ¿Es más importante la imagen o el contenido? ¿En política es el fin el que justifica los medios o son los medios los que están al servicio del fin?.

En política es fundamental la comunicación, aunque cada vez toma más fuerza la imagen. La satisfacción del votante no depende exclusivamente de circunstancias objetivas, la percepción subjetiva puede ser tan importante como la labor realizada. Cada vez más, el marketing juega un papel fundamental en la satisfacción del cliente (en este caso el votante).

Mensaje e imagen pasarán necesariamente por los filtros de los medios de comunicación. Será responsabilidad ética de cada partido aceptar el grado de influencia que estos tengan sobre la organización. Cuanta más dependencia menos libertad.

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