sábado. 20.04.2024

¡Qué asco de “blanqueo”!

Los que pensamos que esto necesita de un auténtico arrepentimiento seremos crucificados en la cruz de la intolerancia por vengativos, ya que los malintencionados confunden esta la venganza con la reparación del agravio, tan humana y básica para la justicia

Bueno, ya vemos cómo los que miserablemente apoyaron el terror mostraron -¡de qué forma!- su pesar a todas las víctimas por todas las violencias. O sea, éstas pudieron ser por la teja que le cayó al señor mientras paseaba en un día aciago de intenso viento; por el tiro dado en la nuca, también, ¡qué casualidad! mientras paseaba, a un “chivato represor de nuestro –es decir, suyo- pueblo”; por lo que sufrió el asesino al ser sacado de su casa por las fuerzas del orden constitucional. Etc., etc. Da igual, parece que para ellos es todo lo mismo.

Quieren “blanquear” parte de la historia, la que hace referencia a su historia asesina, con el apoyo del nacionalismo

El problema es que la gente está harta (¿Porque la información no se da con la pedagogía necesaria? ¿Cómo es posible que la gente se conforme con que los asesinos, como ya no matan, pues hay que hacer borrón y cuenta nueva? ¿Y si hiciéramos lo mismo con el violador del ascensor, por ejemplo?) y va a aceptar esta pamema, sin leer el fondo del inmenso problema desde la humildad, desde la más sana virtud, desde la empatía hacia las auténticas víctimas (las más cercanas –familiares-, y las más lejanas -compañeros, amigos-); echará mano de la amnesia, porque quiere olvidar y que se olvide; la gente que se consumió en el silencio y en el cobarde anonimato (entendible ante tanta barbarie, e incluso humano, aunque paupérrimo y triste), quiere que no se remueva más toda la inmundicia; hay que echar tierra encima, y cuanto antes, mejor.

Porque está la carroña detrás aún, está vigilante, no quiere ningún tipo de desliz; como mucho, está dispuesta a estas manidas palabras que recorren la calle en boca de sus sectarios, otrora creadores de las voluntades de los simplones -por mor al miedo-: …“el dolor que se causó fue porque no quedó más remedio y hay que pasar página, pero todos, unos y otros. En nuestro pueblo (estas dos palabras pronunciadas de forma especial) todos tenemos dolor que poner encima de la mesa”. Ese decir, el “bla, bla” sempiterno de esta parroquia uniforme y férrea.

Sí compañeros, y si no, al tiempo. Los que pensamos que esto necesita de un auténtico arrepentimiento (para que esto sea fiable, es necesario un arrepentimiento diáfano), seremos crucificados en la cruz de la intolerancia por vengativos ya que los malintencionados confunden esta la venganza con la reparación del agravio, tan humana y básica para la justicia. ¡Qué sarcasmo, ser acusados de intolerancia por los mismos que laurearon la insania más abyecta!

Estamos llenos de complejos y equívocos con respeto a estos asuntos (y otros muchos en política)…, pero sobre esto se ha escrito ya mucho desde diversos ámbitos (ético –Savater-; político - Maite Pagazaurtundúa-, etc.). Quieren “blanquear” parte de la historia, la que hace referencia a su historia asesina, con el apoyo del nacionalismo (siempre “recogiendo las nueces”). Les da miedo salir a la calle, sin armas y que el espejo de la ciudadanía les saque el color de sus manos, el rojo de sus asesinatos…. Todavía quedan más de 350 crímenes de ETA sin esclarecer; que hablen, que digan y que se haga justicia, porque ésta es la virtud esencial para que la ciudadanía viva digna.

¡Qué asco de “blanqueo”!
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