Todo comenzó el 6 de octubre de 2018. Colaboraba con una asociación de deporte adaptado-inclusivo (Haszten). Con motivo del Día internacional de la Parálisis Cerebral, se sacó un vídeo. En él narraba algunas de mis vivencias personales con esa diversidad funcional. Ese vídeo llegó lejos, o al menos para lo que yo esperaba, y la tutora de clase de una persona muy cercana a mí le dijo que me planteara a ver si me animaba a dar una charla.
Para mí, por aquel entonces, resultaba impensable. ¿Dar yo una charla? ¿A quién le iba a interesar mi vida?
Al terminar aquella primera charla se me acercaron varias personas para contarme sus propias vivencias
Y así fue como en diciembre de ese año 2018 di mi primera charla. Nunca la olvidaré. Entré en un salón de actos en el que habría unos 100 jóvenes, eran las ocho y veinte de la mañana. ¡Y la impartí sin ningún problema! Aluciné, ya que el feedback que recibí fue espectacular y totalmente inesperado para mí. Al terminar aquella primera charla se me acercaron varias personas para contarme sus propias vivencias.
Un mes más tarde me propusieron otra charla y a partir de ahí me sugirieron la posibilidad de que poco a poco me fuese “profesionalizando”, ya que al parecer “tenía madera” para ello.
Después, poco a poco fueron surgiendo más proyectos, como por ejemplo el de reportero para la misma asociación “Haszten”.
Por otro lado, a raíz del confinamiento y de la necesidad de mantenernos en contacto con el mundo, con la gente, todos hemos evolucionado y nos hemos ido sumergiendo más y más en el mundo de Internet, las redes sociales, etc. Y yo, por supuesto, no voy a ser una excepción…
Y fue así, durante el confinamiento, como un buen día empecé a contar anécdotas delante del móvil y poco a poco también he ido obteniendo una respuesta cada vez mayor, lo que me permite hoy en día seguir creando nuevos contenidos.
¡El que no escucha a los demás y a la sociedad, ni gana ni aprende!
Así fueron mis inicios como divulgador social y así os lo he contado. Gracias a todos por escucharme…