martes. 23.04.2024

La inclusión es más que marketing

Hemos avanzado mucho, hay que reconocerlo. Pero eso no quita para que todavía nos quede una barbaridad por delante. Deberíamos ser conscientes y también nuestras administraciones encargadas de la educación de lo que es realmente la inclusión y no utilizar el término como una especie de marketing

Podemos felicitarnos de que afortunadamente haga ya tiempo que se superó aquello del “pabellón de los subnormales” en los centros educativos: la exclusión, la segregación de las personas con discapacidad en las aulas. 

En el ámbito académico la integración no fue un modelo que funcionara adecuadamente

En los años 80 del siglo XX se propuso la integración, que proponía que en una misma aula pudieran convivir personas con y sin diversidad funcional. Pero en el ámbito académico la integración no fue un modelo que funcionara adecuadamente, ya que las personas con diversidad funcional se iban quedando atrás. Para no frenar el avance de unos, dando tiempo a coger el paso a los rezagados, se “invitaba” a salir de la enseñanza regular a los distintos o se les dejaba de lado categorizándolos como “fracaso escolar”.

Fue así cómo años más tarde se empezó a hablar de la educación inclusiva, que proponía dotar a cada alumno de las herramientas que permitieran atender a cada alumno en función de sus capacidades y, sobre todo, de sus necesidades.

¿Pero las escuelas son realmente inclusivas?, ¿se priorizan los valores?, ¿o sigue prevaleciendo una orientación competitiva hacia las competencias profesionales?, ¿se dota a cada persona de aquello que necesita para desarrollar su potencial?

Realmente estamos muy lejos de la inclusión real en nuestras aulas y en nuestro sistema educativo

El que no se combata con todo lo que se pueda el acoso escolar hacia este colectivo, el que no se dote ni al alumnado ni al profesorado de la formación y las competencias que permitan entender y atender las particularidades de las personas con diversidad funcional, el que a mí -si se me permite la licencia de particularizar mi vivencia concreta- ciertas personas me tratasen como si fuese un ser de otro planeta,… realmente estamos muy lejos de la inclusión real en nuestras aulas y en nuestro sistema educativo. 

Hemos avanzado mucho, hay que reconocerlo. Pero eso no quita para que todavía nos quede una barbaridad por delante. Deberíamos ser conscientes y también nuestras administraciones encargadas de la educación de lo que es realmente la inclusión y no utilizar el término como una especie de marketing, vendernos la inclusión como algo real y actual, porque queda mucho para llegar a ese punto. 

Debemos avanzar con hechos, con políticas y con recursos, con una actitud mucha más decidida en todos nosotros, y no conformarnos con mera terminología. 

¡Practicar más que predicar!
 

La inclusión es más que marketing
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