jueves. 25.04.2024

La vida pasa. ¿Qué pasa?

Revilla danza en la tele cual gorila y presenta otro best seller; Zuloaga baila otra jota en la parranda y diseña propaganda.

La vida es eso que pasa mientras Sánchez echa una petanca con jubilados del PSOE haciéndose el encontradizo. Mientras Belarra ataca a Mercadona sin que el de la petanca haga una declaración afeando tal comportamiento y el ministro de Comercios y Bebercios no haya dicho esta boca es mía. Mientras el titular de Universidades convalida como democrático el acoso a Ayuso en la Complutense y el presidente vuelve al Falcon para hacerse otra pasarela y estrenar gafas de sol último modelo, en tanto hace ver que consulta sesudamente unos documentos contra los que en realidad se ha tropezado.

No recuerdo la última gran obra que hizo Cantabria por sí misma o en comandita. Y todo, ante miles de persianas que echan el cierre

La vida es lo que transcurre mientras la cesta de la compra sigue con un boquete como el de la capa de ozono, el gasoil compite con los percebes y los impuestos continúan igual de puestos, prestos y dispuestos para financiar el supuesto bienestar, al tiempo que miles de millones de euros desaparecen en políticas esfumantes y chiringuitos al mando de analfabetos que alumbran serias dificultades para relacionar la o con el canuto.

La vida transcurre, que no es poco, entretanto los indultos son a la carta, desaparece la sedición, se endulza la malversación y un nuevo referéndum ("lo volveremos a hacer") pende sobre el estado constitucional, al tiempo que la portavoz del Gobierno, en lugar de responder preguntas acerca de algunas decisiones del Ejecutivo, ataca a la oposición y Sánchez se recuesta en el escaño, se estira sobre él, hasta tal punto que en breve necesitará dos o tres sillones y un reposacabezas para aliviar las jaquecas plenarias.

Discurre la vida, también en Cantabria: Revilla danza en la tele cual gorila y presenta otro best seller; Zuloaga baila otra jota en la parranda y diseña propaganda. Durante el discurrir de la vida (tan rica y suculenta para cada kilo de prócer que produce la administración a granel, sin cuartel), no recuerdo la última gran obra que hizo Cantabria por sí misma o en comandita. Y todo, ante miles de persianas que echan el cierre. Ellos pliegan la pestaña en Politicandia y a dormir a pata suelta. O a pezuña.

La vida pasa. ¿Qué pasa?
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