sábado. 20.04.2024

‘Tortillianos’ de TV

Un buen ‘tortilliano’ de TV responde a todo: entiende de política española, americana, china y de Narnia; pía como malvís acerca de Carlos Alcaraz (es común que no distinga una volea de un paralelo); es experto en casas reales y, sobre todo, domina estos días la británica.

‘Tortillianos’ de TV: opinadores sobre todo lo que se mueve, pero siempre con el pincho de tortilla cerca de sus intereses ideológicos (no diré intelectuales) y económicos. Las productoras creen que, poniendo en una hilera a los de un signo y enfrente a los del contrario, consiguen el orgasmo de la imparcialidad. Y lo peor: toman al ciudadano por gilipollas (el sector lanar existe y de ello se prevalen) en ese camino ‘Sálvame’ que recorren sin sonrojarse algunos de los informativos más afamados. 

Un buen ‘tortilliano’ de TV responde a todo: entiende de política española, americana, china y de Narnia; pía como malvís acerca de Carlos Alcaraz (es común que no distinga una volea de un paralelo); es experto en casas reales y, sobre todo, domina estos días la británica; tiene una amplia panorámica sobre la cesta de la compra, conoce los productos, indica qué han de hacer los supermercados y los tenderos; se ha informado muy bien de Vinicius, aunque anteayer lo confundía con Sid Vicious; y sobre todo, siempre tiene a su vera un buen zoquete y un trozo de tortilla a la medida. Como todo el mundo: primero su panza y luego, quizá nunca, la de los demás.

Los comentaristas de toda actualidad tratan de ‘topar’ siempre la opinión del contrario

Los comentaristas de toda actualidad tratan de ‘topar’ siempre la opinión del contrario (el verbo como tal no existe, pero está de moda; usen poner tope o techo) y es raro que alguna vez lleguen a un consenso sobre algo por muy fácil que parezca. Son, en definitiva, un reflejo de la política: si fueran cada cual con la camiseta de un partido los entenderíamos mucho mejor.

El trágico, patético y asqueroso asunto es que, mientras la gente malvive sin dinero y con los precios por las nubes, una élite de ‘tortillianos’ con el bolsillo sonante, siempre en representación del ventrílocuo de turno, se permite decir lo que debe hacer el vecino de la cazuela seca. ¿Es general? No. Pero la telerrealidad comienza a hacerse fuerte en el seno de presuntos espacios informativos. Y lo peor: todo el mundo sabe quiénes mueven las marionetas.
 

‘Tortillianos’ de TV
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