viernes. 26.04.2024

La rebelión de los cerdos

Ya se impone a borbotones en paráfrasis una de las máximas de toda la vida: cuanto más conozco a los políticos de la actual gobernanza española, más me gusta mi perro.

(El supervisor del CSI y uno de sus científicos visitan una granja en las afueras de Las Vegas, donde hay unos cuantos cerdos muertos, desparramados por el suelo.

- Warrick: “Hay comida de la que es mejor no saber la procedencia”.

- Grissom: “¿Sabías que los cerdos son animales muy inteligentes, tras los chimpancés, delfines y elefantes?”

- Warrick: “¿Más que los perros?”

- Grissom: “Y que algunos políticos”).

Los cerdos son cuadrúpedos de fiar. Lo cual no se puede decir de algunos presuntos sapiens que se impulsan sobre las garras con las que luego escriben el boletín oficial

La honestidad -y capacidad- de la clase dirigente del momento es tan baja, tan volcada en la traición, campan tanto en la mentira a base de cabalgar el jumento de la demagogia y el tigre del enfrentamiento, que ya se impone a borbotones en paráfrasis una de las máximas de toda la vida: cuanto más conozco a los políticos de la actual gobernanza española, más me gusta mi perro. O mi cerdo, tanto monta. Los cerdos, hocen los campos de la vieja piel de toro en busca de la bellota robada, las praderas verdes de la Nevada norteña, las cochineras de ‘Snatch, cerdos y diamantes’, o vuelen y giren en el universo de la portada de un vinilo de Pink Floyd, son cuadrúpedos de fiar. Lo cual no se puede decir de algunos presuntos sapiens que se impulsan sobre las garras con las que luego escriben el boletín oficial. Debe ser difícil promulgar en el papel depende qué barrabasadas con ese pedazo de pezuñas. ¿Han probado a darle a un buitre un juego de pinturas de colores para que diseñe el amanecer?

En cierta ocasión una avanzadilla de córvidos pugnaban en un tejado por los restos de una paloma moribunda. Cada uno ansiaba cobrarse su parte, aunque fuera desmembrando a la presa. Con tal fruición se emplearon que cedió el tejado, las brasas de la chimenea quemaron la parte baja de la vivienda y ésta estalló en llamas en apenas minutos…

Por la acera deambulaban unos cerdos, incapaces de defender a la paloma y rebelarse,  silbando camino del matadero ‘Honesty’ de Billy Joel, y a los que de nada sirvió su inteligencia en un escenario de voracidad y falta de todo escrúpulo.

La rebelión de los cerdos
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