viernes. 26.04.2024

Insultando a la inteligencia

Veamos cuánto aguanta la presión de los enemigos de la Constitución, a la sazón sus amiguetes de investidura y que ahora amenazan con dejarle caer

Rufián se detuvo en un paso de cebra cercano al Congreso para marcar paquete independentista; la pose le ha dado pingües beneficios políticos en los últimos meses. Subió las escaleras de la Cámara Baja, entró en la comisión de secretos y, tras una sesuda reflexión, se contó a sí mismo el chiste de moda entre los socios del Gobierno: ahora vas y lo cascas.

La cosa no estaba para chistes, pero los brazos derechos (o torcidos) de Sánchez le contaron uno sobre dimisión a la directora del CNI, a lo que ésta, lejos de carcajearse, respondió con una negativa, que, a priori, tenía el aval de la ministra de Defensa. Pero Robles decidió hacerse astillas y fulminó a Paz Esteban, lo que ha abierto una guerra fría entre los que piensan cosas de Estado en el Centro Nacional de Inteligencia y los que sólo piensan en su supervivencia dentro del Ejecutivo.

El del paquete, y los que le nutren de calcetines, han visto colmada a medias su ansia de destituciones, porque la que ansían en realidad es la de la ministra.  Sánchez, cuya mano socialista desconoce siempre lo que hace y piensa su mano personalista, ha puesto de momento un cortafuegos  en torno a Robles para no arrostrar una crisis de Gobierno. Veamos cuánto aguanta la presión de los enemigos de la Constitución, a la sazón sus amiguetes de investidura y que ahora amenazan con dejarle caer.

El caso es que a Paz le hicieron la guerra una cuadrilla de enemigos del 78, y la ministra, acometida desde fuera, pero también desde dentro, aceptó que la partiera un roble. En el acto de “sustitución” (destitución, en realidad), hubo aplausos a la cesada. Si lo hizo todo bien y aplaudes, ¿por qué la cesas? Encuentros en la tercera fase: la voracidad no se calma con un chuletón, después pedirán el solomillo y, finalmente, toda la res, cornamenta incluida. Pero Sánchez sólo ve “mangantes” en la derecha: los ‘indepes’ son tiernas ovejitas que contar en cualquier sueño republicano.

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