sábado. 20.04.2024

Errejoneo en Podemos; rejonazos en el PP

Esta política y estos políticos no dan para más. España, al borde de múltiples incendios, y Sánchez, en el Falcon, con gafas de sol para no ver, supongo. Este puede ser el paradigma de tanto dislate, mientras el ciudadano, al borde de perder el cuello, solo aguarda ya a que le den jaque mate.

Errejoneo en Podemos, rejoneo en el PP, picadores en el PSOE, chicuelinas en Ciudadanos y caza mayor en VOX. Esta política y estos políticos no dan para más. España, al borde de múltiples incendios, y Sánchez, en el Falcon, con gafas de sol para no ver, supongo. Este puede ser el paradigma de tanto dislate, mientras el ciudadano, al borde de perder el cuello, solo aguarda ya a que le den jaque mate.

Lo de Errejón en Podemos, por ejemplo, es ahora la historia de un errejoneo en el albero de la incomprensión. Para coleta morada está claro: nada de personaje incomprendido, sino traición. Y entretanto, la abuelita Carmena aumenta el boquete en las filas de quienes venían a limpiar y se lanzaron por la ventana buscando la botella de lejía. El PSOE ya ha sacado a sus picadores para tomar en la izquierda el espacio que pueden desalojar los podemitas y en C’s andan listos para ocupar, a su vez, la franja que los socialistas dejarían libre por el centro. ¿Y el PP? En la grada, temeroso de que el toro de VOX se lo lleve por delante y le provoque una cogida de tres trayectorias.

El escenario es tan cambiante, y al tiempo tan patético, que puede liquidar a una candidata en un par de telediarios

El escenario es tan cambiante, y al tiempo tan patético, que puede liquidar a una candidata en un par de telediarios. Es lo que le ha sucedido a Ruth Beitia. Recuerdo cómo finalicé en estas mismas páginas uno de mis últimos artículos: Beitia jamás debió aceptar el ofrecimiento para liderar la lista del PP en las autonómicas. El tiempo ha sido ley: en quince días la mugre más negra de la política se la ha llevado por delante. Eso que gana: Ruth, gran campeona, gran persona, jamás debió ponerse a saltar listones torcidos. Su salud y su prestigio se lo agradecerán, por mucho que ahora haya quedado en entredicho.

Luego ya está la hipocresía: los y las caraduras que estos días trasladan a Ruth mensajes de comprensión y cariño a través de las redes cuando hace un puñado de horas reían divertidos y divertidas afeando -y cosas peores- sus declaraciones  sobre la violencia de género. Renace una atleta, fenece una candidata que quizá pensó que hay alguna similitud entre deporte y política. Entre nobleza y  ausencia de ella.

Errejoneo en Podemos; rejonazos en el PP
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