viernes. 19.04.2024

Dentelladas a la ganadería

Desde Liébana, donde los Picos de Europa también lloran sangre:

Me escriben desde Liébana, donde los Picos de Europa también lloran sangre:

“La cosa pinta mal. Cada mañana hacemos el recuento de las cabañas con miedo de que haya desaparecido un ternero a manos del lobo, del oso, de los buitres o del monstruo del lago Ness (el Estado asilvestrado). En esta semana que llamamos santa, y en menos de un kilómetro a la redonda, el lobo nos ha matado un ternero por debajo del pueblo (suponemos que se había quedado dormido lejos de la cabaña), y los buitres se zamparon una vaca viva y enterita mientras paría al aire libre: parir con dolor, la maldición bíblica, también alcanza a las hembras irracionales, así que los buitres ven la sangre de un parto a kilómetros de distancia, en minutos llegan cientos, empiezan por el ternerillo mientras nace y, ya puestos, siguen con la vaca, que, por los dolores del alumbramiento, se entera cuando ya no tiene remedio. Esta mañana todavía seguían con el banquete, algunos sin poder levantar vuelo de la panzada”.

Continúa con una tristeza y preocupación infinitas:

“Como no es la primera vez que esto ocurre, hemos decidido recoger en la cuadra a las vacas que van a parir, lo que es un gran problema: se resisten a bajar, para traerlas se necesitan al menos tres personas y un perro, hay que alimentarlas durante días (libres comen gratis lo que quieren) y es completamente antinatural porque las tenemos programadas para que, la mayoría, se pongan de parto entre febrero y abril, y lo hacen mejor al aire libre que encerradas”.

Le contesto:

“La nueva política y sus políticos ineptos. Quizá se detengan cuando las bestias comiencen a devorarlos también a ellos. Pero, mientras tengan la manta caliente y el bolsillo sonante, leyes injustas seguirán al servicio de próceres que no distinguen al oso del raposo, a la vaca de una jaca. Y os queda lo peor: dentro de poco tendréis que darle cama al buitre”…

Dentelladas a la ganadería
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