jueves. 25.04.2024

¿El debate de qué nación?

En la Cámara Baja (llamada así, supongo, porque más bajo no puede caer), además de médicos intrépidos y con una infinita disparidad de criterios sobre el tuétano de la nación, hay una juerga de curanderos que le han aplicado a Sánchez una pócima incisa, precisa y contusa.

El Debate del Estado de la Nación bien pudiera resumirse en un enunciado breve: cuesta abajo y sin frenos. El resto sobra. Esas palabrerías soporíferas de unos y otros dándose importancia (sí, todavía más). Esas estupideces de destacados tragaldabas que legislan sobre la economía, la seguridad, la privacidad, la educación, la sanidad, la vida de los demás sin haber aprobado un máster en sentido común. Durante años han usado el enjuague para hacer ver que hacían algo, que se estrujaban los sesos, pero, una vez más, debemos colegir que lo mejor para el estado de la nación es que ningún indocumentado debata sobre su estado.

Ha venido a librarnos de los tentáculos de las energéticas y la banca con un gravamen extra sobre sus beneficios para así dar de comer al hambriento

Ha vuelto a reunirse una pandilla de galenos de la política, cada cual con un diagnóstico muy propio sobre la salud de la enferma España. Para empezar hay médicos que niegan esa enfermedad porque, en realidad, la enferma no existe. Existe la suma de sus extremos o extremidades, todas con muy buena salud al parecer, y que por su cuenta harían faena: bajaría el paro, también la inflación, los ciudadanos y ciudadanas vivirían en un morreo continuo, la delincuencia ni por coincidencia, sueldos alemanes, los pajaritos cantan y las nubes se levantan.

Coincidamos con el presidente: en la Cámara Baja (llamada así, supongo, porque más bajo no puede caer), además de médicos intrépidos y con una infinita disparidad de criterios sobre el tuétano de la nación, hay una juerga de curanderos -esos que le auscultan para comprobar qué tal va la salud del pacto, pero también otros con intereses espúreos- que le han aplicado a Sánchez una pócima incisa, precisa y contusa para que se mire en el espejo de Moncloa y vea a Dios.

Ha venido a librarnos de los tentáculos de las energéticas y la banca con un gravamen extra sobre sus beneficios para así dar de comer al hambriento. Usted encenderá la luz y verá un haz de euros hacia su cartera. El poder económico se plegará al político para que mande el social. ¡La inflación, el déficit! Paparruchas trasnochadas. Sube al tren gratis y ponte las gafas de sol. Te creerás en el Falcon.

¿El debate de qué nación?
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