viernes. 26.04.2024

Tres cebollas, cuatro pavos

Aceptemos pulpo como animal de compañía: el empleo va de lujo, por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas de Patxi

El paro baja y los fijos discontinuos piden otra de rabas. Sería bueno y decente que alguien con responsabilidad y criterio arrostre una alcachofa, no para hacer un salteado de despistes con una pulgarada de demagogia, sino para explicar cuántos son los que trabajan pero en realidad no lo hacen. El asunto debe ser difícil de desgranar, porque cada vez que un periodista lo intenta, la ministra, la portavoz o el propio presidente despejan a córner. Si le preguntas a Patxi López dirá aquello de qué más da. A él desde luego, le va de puta madre. Si cuestionas al secretario de Estado lo fía largo: hacia el verano o así. Nos han tomado por tontos, me dice un chorbo en la calle. Craso error: tienen la certeza de que lo somos, y lo que es peor, llevan razón.

López asombra porque es capaz de defender una cosa y su contraria sin pizca de bisturí, con el hacha

López, el Patxi, gran leñador de la palabra, pega las ciabogas que exija el guión. Tantas que fue rival de Sánchez en primarias ("Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?") y ahora es la defensa numantina del jefe de la patraña. Susana prefirió la sombrilla del Senado y comentar las noticias en alguna televisión. No sé qué es peor, pero a su casa, tras palmar, nadie se va. No vaya a ser que los coloquen como fijos discontinuos, lo cual disgusta en carne propia, pero está muy bien cuando es en la de los demás, porque lo pueden vender como rabadilla de primera.

Pero aceptemos pulpo como animal de compañía: el empleo va de lujo, por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas de Patxi, que por mor de la gran acción del Gobierno acaban en una parrilla de Portugalete o Santoña para que llegue Sánchez en el Falcon y se las zampe. Allí encontrarán a López comentando a favor de viento, con la servilleta prendida del brazo izquierdo y el txakoli a la diestra (de Dios padre). López asombra porque es capaz de defender una cosa y su contraria sin pizca de bisturí, con el hacha. Así que bien podrá explicar por qué tres cebollas cuestan casi cuatro pavos.

Tres cebollas, cuatro pavos
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