viernes. 19.04.2024

¿Y Cantabria qué?

Nuestros gobernantes regionales han aprovechado un contexto político nacional incierto para dar lecciones de moralidad y así evitar hablar en clave regional

La actitud de los dirigentes del gobierno regional en este primer año de legislatura  se define de manera sencilla: Consejos vendo y para mí no tengo. Nuestros gobernantes regionales han aprovechado un contexto político nacional incierto para dar lecciones de moralidad y así evitar hablar en clave regional. Se han empachado de intervenir en los medios de comunicación regalando consejos a diestro y siniestro como si su gestión política fuese digna de ejemplo.

Es muy fácil ir a la televisión, decir lo que todo el mundo quiere escuchar y buscar el aplauso fácil. Pero claro, no es lo mismo predicar que dar trigo. Miren, la situación de Cantabria es dramática. El sector ganadero agonizando, la industria cada vez peor, una tasa de PARO por las nubes, los pescadores bajo mínimos…¿Y mientras tanto que hace nuestro presidente? Hablar una y otra vez de política nacional. Y sí, soy consciente de que es esencial para nuestro futuro que tengamos Gobierno, y puedo llegar a entender que es de lo que toca hablar hoy en día. Ahora bien, coincidirán conmigo en que ese discurso se sostendría si a nivel regional se hizo todo lo que estaba a nuestro alcance para sacar Cantabria adelante, lo cual, todos sabemos que no está siendo  así.

La situación de Cantabria es dramática

Se nos fue el primer año de legislatura. Un año que no será recordado por la elaboración de un plan integral en el que se coordinen todos los sectores sociales con la industria, un año que tampoco será recordado por poner en marcha medidas de empleo efectivas que mitiguen la terrible situación de la comarca del Besaya, un año en el que tampoco se cumplieron promesas como solucionar todo lo relativo a la prevención y extinción de incendios. No, hablamos de un año que empezó como empezó. Con un Gobierno bicéfalo, apoyado por un socio externo que vive del “postureo”. Un año que se recordará por el mercadeo cultural. Primero con la posibilidad de subastar las entradas a la Cueva de Altamira y luego con la ubicación del MUPAC. No solo eso, también recordaremos este año por la nefasta gestión pública que se lleva a cabo en empresas como SOGIESE o SODERCAN y la pasividad con que nuestro presidente, el mismo que regala lecciones de moralidad en todas las televisiones, afronta este tipo de situaciones.

¿Y mientras tanto qué hace nuestro presidente?

Hasta ahora no se hizo nada, se puso en práctica la estrategia política más antigua, culpar de todo al anterior y esperar a que otros, los de “arriba”, me saquen las castañas del fuego. Yo no defiendo que sea fácil, no planteo que existan soluciones mágicas. Pero cuando uno ostenta ese cargo tiene el deber de, por lo menos, intentarlo.

¿Y Cantabria qué?
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