sábado. 20.04.2024

El dilema regionalista

Ante las malas perspectivas electorales mostradas por la macroencuesta del CIS, pero también por la encuesta de marzo de GAD3, el "war room" regionalista deba tomar una importante decisión: involucrar plenamente a M. A. Revilla en la campaña de las generales u otorgarle un rol más secundario.

La macroencuesta preelectoral del CIS, publicada este martes, arroja a priori un panorama desolador para el regionalismo. No obtendrían ningún escaño y la suma de intención directa de voto más simpatía es solo del 4,7%. Si la evolución de las tendencias electorales mantuvieran el resultado de esta foto fija, sería un duro golpe anímico para el PRC, y para el propio Revilla, de cara a las próximas elecciones autonómicas de mayo.

Sin embargo, una vez "desbrozadas" las variables más llamativas para los titulares, encontramos algunos indicadores que podrían arrojar un poco de esperanza a las huestes regionalistas para revertir la tendencia apuntada por el CIS.

La movilización del electorado regionalista suele ser más tardía, como se ha podido observar en otras citas electorales

En primer lugar, por las fechas en las que se desarrolló el trabajo de campo, entre el 1 y 18 de marzo, muy alejadas del 28A. Un momento en el que las candidaturas no se habían presentado oficialmente ante la Junta Electoral, aunque sí se había anunciado la concurrencia del PRC a las generales (en torno al 15 de febrero) y quién iba a ser el candidato (sobre el 18-19 de febrero).

Las fechas son relevantes por dos motivos. Por la gran cantidad de indecisos (40%) que no saben por qué opción política se decantarán aún –cada vez decidimos el voto más tarde- e, incluso, algunos puede que ni acudan a la cita con las urnas. Pero sobre todo, porque la movilización del electorado regionalista suele ser más tardía, como se ha podido observar en otras citas electorales, por ejemplo en las últimas autonómicas.

En segundo lugar, entre aquellas personas que aún no tienen claro el sentido de su voto, la macroencuesta refleja que hay un 30,5% de electores que duda entre dos opciones, no especificadas, fuera de las dicotomías entre PP, Cs, VOX, PSOE y Podemos. Porcentaje en el que, hipotéticamente, se han de haber refugiado algunos de los potenciales votantes regionalistas.

Y en tercer lugar, por la probabilidad declarada de votar o no por un partido. Atendiendo a esta variable, el PRC (el 34% afirma que con toda seguridad, no le votaría nunca) es junto con el PSOE (33%), uno de los partidos que menos rechazo genera entre el electorado cántabro. Lo cual le convierte en una opción posible para una parte de los indecisos.

No se puede obviar que la situación de partida no es nada favorable para los intereses regionalistas

A pesar de estos indicadores, no se puede obviar que la situación de partida no es nada favorable para los intereses regionalistas; siendo la posibilidad de no obtener ningún representante, un riesgo real.

Echando la vista atrás, en las elecciones generales de 2011, si bien ante un panorama completamente distinto, el PRC obtuvo sus mejores resultados en sus feudos tradicionales (municipios del interior, sobre todo), unos resultados ligeramente por encima de la media regional en localidades como Torrelavega, Suances y Los Corrales  y unos malos resultados en Santander y Castro-Urdiales. La candidatura, que estaba encabezada por Revilla, con mayor carisma y tirón mediático que el actual candidato; se quedó a unos pocos miles de votos de obtener un diputado.

De ahí, que ante las malas perspectivas electorales mostradas por la macroencuesta del CIS, pero también por la encuesta de marzo de GAD3, el "war room" regionalista deba tomar una importante decisión: involucrar plenamente a M. A. Revilla en la campaña de las generales, a riesgo de sufrir una dolorosa derrota que desgaste sus opciones de cara a las autonómicas, para impulsar la movilización regionalista u otorgarle un rol más secundario, dosificando su protagonismo, para evitar perjudicar las expectativas de victoria el 26M.

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