miércoles. 24.04.2024

La violencia de género no puede convertirse en un problema que deba quedar en casa

En un año marcado por el distanciamiento social, es vital que las víctimas sean conscientes de que las Administraciones Públicas están para ayudarles.

Si algo nos ha enseñado el 2020 es la importancia de mantener la adecuada distancia social y la seguridad de nuestros hogares frente a cualquier otro lugar. Sin embargo, toda regla conoce su excepción y para algunas mujeres llegar a casa puede ser un infierno y salir de ella todo un reto. Enclaustradas en una jaula de miedo, las víctimas de la violencia de género a menudo se atrincheran en la oscura realidad de sus domicilios sabedoras de que, quien las agrede, vela porque “todo quede en casa”. Este año, quienes aún no han reunido el valor para denunciar a su agresor han visto agravada su complicada situación al tener que compartir gran parte de su tiempo con aquellos que un día juraron amarlas y respetarlas, pero que se han convertido en sus verdugos. 

Si en cualquier momento resulta complejo liberarse del maltrato, los últimos meses el temor de algunas víctimas seguramente habrá aumentado al pensar que tienen que convivir más horas con su agresor. También hay quienes creen que con la crisis sanitaria será más difícil encontrar un empleo que les permita ser independientes y escapar de su circunstancia. En momentos de incertidumbre económica el mercado laboral se resiente. Desgraciadamente, las mujeres padecen en mayor medida la contratación precaria. Esta forma de desigualdad en las retribuciones o en las condiciones de trabajo también lastra a las féminas, quitándoles independencia respecto a sus homólogos varones.

Si aspiramos realmente a acabar con la lacra de la violencia de género no podemos obviar los factores que dificultan la salida a las víctimas. Es absolutamente necesario que las instituciones tengamos en cuenta todos estos aspectos a la hora de impulsar iniciativas en la lucha contra el maltrato.

Las mujeres queremos un futuro libre de agresiones y vamos a lograrlo con constancia y determinación

Este año ha sido especial por la pandemia, pero los españoles no nos hemos rendido, seguimos luchando por dejar atrás el COVID-19. Hemos puesto todos los recursos a nuestro alcance para preservar nuestro bienestar. Con la violencia de género llevamos en torno a veinte años batallando y cada vez damos más pasos para erradicar este otro virus que nos avergüenza como sociedad. No hay más que ver algunas imágenes e informaciones de los años 90 para darse cuenta de todo el camino que hemos recorrido. Las mujeres queremos un futuro libre de agresiones y vamos a lograrlo con constancia y determinación.

Nadie dijo que fuera fácil, pero es posible y lo vamos a conseguir juntas. Por encima de los escollos económicos o las desigualdades, hay una sociedad que avanza en contra de estos lamentables actos y unas Administraciones concienciadas contra la lacra de la violencia de género. Si vencéis el miedo inicial encontraréis una red de instituciones, asociaciones y entidades dispuestas a ayudaros. Las Administraciones Públicas están tomando muchas medidas para garantizar que las mujeres dejen de sufrir violencia de género, pero necesitan que las afectadas o su entorno den el primer paso.

La violencia de género no puede convertirse en un problema que deba quedar en casa
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