viernes. 26.04.2024

La igualdad, asignatura pendiente en el medio rural

Necesitamos generar espacios de igualdad en casa, con corresponsabilidad, para que ellas, nosotras, podamos trabajar, estudiar o lo que necesitemos, igual que ellos.

El 15 de octubre es el “Día Internacional de las Mujeres Rurales”, establecido por Naciones Unidas y conmemorado desde 2008, el cual tiene como objetivo el reconocimiento de la decisiva contribución de la mujer rural al desarrollo, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural, favoreciendo de esta forma la economía.

La mujer rural, por lo general recia, gran trabajadora, con una labor invisible que en muchas ocasiones no está remunerada, es una mujer que ejerce el rol productivo, sin abandonar el rol doméstico y familiar. Estos roles de género y su influencia en las desigualdades entre mujeres y hombres, repercuten en el campo de forma más acusada de lo que sucede en el medio urbano, y muestran que el sistema patriarcal sigue siendo una gran realidad en la población rural.

Con la despoblación de nuestros pueblos y la poca población que queda, envejecida, se incrementan las situaciones de convivencia con personas en situación de dependencia en el medio rural, lo que repercute en la carga de trabajo de las personas cuidadoras, por norma general mujeres, disminuyendo sus posibilidades de participación laboral, política o social.

Las mujeres rurales se enfrentan cada día a un sinfín de violencias machistas no necesariamente físicas

Las mujeres rurales se enfrentan cada día a un sinfín de violencias machistas no necesariamente físicas, que son consecuencia de la desigualdad que sigue imperando en nuestros pueblos. La asignatura pendiente en el medio rural es la «igualdad» en el más amplio sentido de la palabra, igualdad en todos los ámbitos.

Necesitamos generar espacios de igualdad en casa, con corresponsabilidad, para que ellas, nosotras, podamos trabajar, estudiar o lo que necesitemos, igual que ellos. Hay que asegurar la igualdad real en el acceso a los servicios públicos, como el acceso a la educación, servicios sociales, sanitarios, transporte o comunicaciones. Pero sobre todo, necesitamos una igualdad en oportunidades, en políticas públicas que influyan del mismo modo en el medio rural que en el urbano.

Si conseguimos solventar estos problemas, estaremos ayudando en la lucha contra la despoblación. Porque la despoblación, la Cantabria vaciada, no se combate construyendo urbanizaciones para turistas, se combate, como dice la ministra de Igualdad, Irene Montero, adoptando decisiones «valientes, transformadoras y estructurales» para el mundo rural.

En el campo, las mujeres son un motor de sostenimiento, con una gran capacidad de resiliencia desempeñando una función clave de apoyo a sus hogares y comunidades para alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional, generar ingresos y mejorar los medios de subsistencia y el bienestar general.

La igualdad, asignatura pendiente en el medio rural
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