sábado. 20.04.2024

No debemos desligarnos de nuestra responsabilidad en la situación que atraviesa el pueblo afgano

Es necesario garantizar los derechos de miles de personas, particularmente de mujeres, niños y niñas, que son quienes van a sufrir en mayor medida la represión de los talibanes, sin olvidarnos de las activistas por los derechos humanos que ya están amenazadas de muerte.

Esta semana nos levantamos con la noticia de la entrada de los talibanes en Kabul, de nuevo, 20 años después. Ante estos sucesos políticos ocurridos en estos últimos días en Afganistán, muchas personas están huyendo aterrorizadas de un país donde hay un especial peligro para la población femenina.

Los talibanes, que se caracterizan por hacer interpretaciones ultraconservadoras del islam, eliminaron todos los derechos de mujeres y niñas la última vez que tuvieron el poder, e instauraron las ejecuciones públicas.

No olvidemos que estos talibanes que hoy siembran el terror en Kabul, no son más que la evolución de aquellos muyahidines que fueron ayudados, armados, instruidos y dotados de armas por Estados Unidos, tras la decisión de este país de intervenir en Afganistán para hacer frente a la antigua URSS. 

Lo que está ocurriendo en Afganistán es un reflejo del fracaso de las políticas de la OTAN. El abandono por parte de EEUU y de una Europa seguidista sin criterio propio, deja al pueblo afgano a merced de los talibanes.

Según las noticias que llegan desde el país, la preocupación por la vulneración de los Derechos Humanos en Afganistán va in crescendo.

Desde niñas serán forzadas a matrimonios, serán violadas y culpabilizadas por ello

Con la reinstauración de la Ley Islámica, la mujer afgana volverá a una situación de sumisión absoluta. La pérdida de su condición de personas las relegará socialmente hasta volverse invisibles. Las valientes serán asesinadas por pensar o por tratar de vivir. Serán simples cuerpos cubiertos con telas, con una rejilla mínima que les permite ver lo justo para no chocar con objetos y muros, nada más. No podrán trabajar y, por descontado, no podrán estudiar ni llevar una vida fuera de sus casas. Vivirán encarceladas entre sus ropajes y sus domicilios. Desde niñas serán forzadas a matrimonios, serán violadas y culpabilizadas por ello. Para los talibanes, las mujeres no valen nada.

En estos últimos 20 años, la mujer afgana ha sido estandarte de la evolución de sus derechos, y a las mujeres de todo el mundo nos toca defender esta realidad ahora, reconocer la responsabilidad europea y pedir rendición de cuentas e implicación frente al abandono y la barbarie. Es necesario garantizar los derechos de miles de personas, particularmente de mujeres, niños y niñas, que son quienes van a sufrir en mayor medida la represión de los talibanes, sin olvidarnos de las activistas por los derechos humanos que ya están amenazadas de muerte.

Se necesita una política exterior europea autónoma y feminista, que ponga la vida y los Derechos Humanos en el centro.

Debemos ser solidarios ante una situación de emergencia humanitaria como la que vive Afganistán. No podemos desligarnos de nuestra responsabilidad en la situación que atraviesa este pueblo, con personas que se están viendo forzadas a migrar. Necesitamos apoyar medidas urgentes para su protección y asilo. 

Por este motivo, desde Podemos nos estamos dejando la piel en hacer que los diversos ejecutivos locales de los diferentes municipios de esta nuestra tierruca se ofrezcan al Gobierno de España para acoger solidariamente a mujeres y niñas procedentes de Afganistán.

Ahora mismo, la gran emergencia está en garantizar la vida a estas mujeres y niñas; es obligación de todos y todas arrimar el hombro para luchar por los Derechos Humanos.
 

No debemos desligarnos de nuestra responsabilidad en la situación que atraviesa el...
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